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Sugar Vendil

Sugar Vendil: música y moda, la belleza que se une

NUEVA YORK: Si pudiéramos describirla con una palabra, esa palabra sería “armonía”. Sugar Vendil, diminuta, casi etérea en cada uno de sus movimientos transmite elegancia y belleza.

Tras sus primeras palabras descubrimos la voluntad firme de una mujer que logró conjugar dos grandes pasiones, el piano y la moda.

Sus padres, filipinos, emigraron a Estados Unidos hace muchos años y Sugar nació en California. Tenía pocos años cuando comenzó a seguir sus primeras clases de piano. “No me gustaba” confiesa con una sonrisa. “Pero un día escuché tocar a otro alumno y quedé enamorada de las posibilidades del instrumento. Creo que desde ese momento lo amé y no he dejado de amarlo nunca más”.

Continúa estudios en la Universidad especializándose en piano clásico.

Pronto descubre que la belleza y el arte en todas sus acepciones no tienen fronteras y que pueden y deben dialogar entre ellos. Su pasión por la moda la lleva a descubrir en ese mundo aparentemente frívolo y mundano, la seriedad de una creatividad que busca la belleza en una tela tanto como ella la busca en las notas.

Funda el Nouveau Classical Project (NCP) junto con Laura Cocks, Flauta, Isabel Kim, y Mara Mayer, Clarinete, Marina Kifferstein, Violín y Kivie Cahn-Lipman, Cello y lleva adelante con mucho éxito el proyecto de mezclar distintas disciplinas, desde la moda hasta la danza, el arte, y naturalmente la música.

Con una creatividad que se renueva en cada presentación, Vendil y su grupo, han creado espectáculos que han dejado una marca dentro del mundo cultural neoyorquino.

Sugar Vendil

Recordamos por ejemplo Potential Energies, creado con la colaboración del coreógrafo Barbie Diewald y el compositor Trevor Gureckis, espectáculo en el cual bailarines y músicos rompen las barreras entre música y movimiento. Y también In & Around C, en el cual, bajo la dirección de Sugar y la música de los compositores Jeremiah Bornfield, Patrick Grant, Trevor Gureckis, Michael Harrison, Eric Lemmon y Alex Wenston, la instalación de arte de Mad Mohre se transforma en una experiencia sensorial y emotiva.

Su acercamiento con la moda lleva Vendil, desde 2008, a trabajar con algunos de los más importantes diseñadores de moda, como por ejemplo Pamela Love, Ecco Domani, Tanya Taylor, Nike, Kaelen, Gretchen Jones, Agatha de la Prada, entre otros, y a crear un puente entre sus creaciones y la música clásica creada por compositores contemporáneos.

“Los músicos generalmente visten de negro o de blanco para hacerse casi invisibles frente a la música, nosotros rompimos esa tradición y lucimos trajes de los estilistas con los cuales organizamos un determinado espectáculo. Para cada proyecto hablo con un estilista, le explico el concepto sobre el cual se desarrollará la música y ellos preparan unos trajes pensando en ella. La belleza de los colores, del diseño se unen con las notas que también son fruto de la creatividad de los compositores”. Y el concierto se transforma en un performance que involucra muchas y distintas emociones.

En junio presentará Mysterium Novum inspirado en un proyecto que ideó hace más de un siglo el compositor sinestético Alexander Scriabin. En un espacio creado por la artista sinestética Anne Patterson, el público tendrá la posibilidad de vivir una experiencia multisensorial, de sumergirse en ella con todos sus sentidos gracias a la música, las luces, la tecnología interactiva.

Si bien Sugar se sienta norteamericana por nacimiento nunca olvida sus orígenes filipinos y en los últimos tiempos está desarrollando investigaciones profundas para descubrir y dar a conocer la música de su país. “No es un trabajo fácil porque Filipinas es un país que ha logrado la independencia recientemente. Su cultura, su música, han sido influenciadas por la larga dominación española y también por la colonización de Estados Unidos. Yo estoy estudiando para buscar nuestra identidad musical”.

A sabiendas de las dificultades que viven en su país todos los jóvenes que desean dedicarse a una actividad artística, Sugar Vendil considera importante transformarse en un ejemplo para aquellos que desean desarrollarse en un campo artístico y no cuentan con el apoyo de sus familias. Quiere mostrarles que el arte, en todas sus facetas, puede representar un camino profesional tan digno y exitoso como cualquier otro. “Aspiro a ser un ejemplo sobre todo por las mujeres ya que en Filipinas todavía existe una mentalidad muy machista contra la cual están luchando las mujeres”.

Cree profundamente en la necesidad de abatir todo tipo de discriminación y entre sus planes está el de trabajar cada día más con personas de otras nacionalidades, razas, sexo y culturas.

Muchas veces me he sentido discriminada y también a veces ofendida por ser mujer y asiática. Sobre todo cuando llegué a Nueva York hace unos quince años. En San Francisco nunca me había percatado de esas diferencias porque estudiaba en una escuela en la cual había muchos estudiantes cuyas familias eran originarias de otros países. Pero al llegar a Nueva York, en algunos momentos sentí un rechazo. Era un rechazo hacia los asiáticos en general. Muchas personas nunca se preocupan de entender las enormes diferencias que existen entre países cuyos habitantes tienen características físicas similares. Ahora ya es distinto, ya ese rechazo se perciben con menor intensidad pero, lamentablemente, el racismo, la xenofobia, son males que pueden aflorar siempre y por eso es importante luchar para que el mundo sea cada vez más multicultural y las diferencias sean vistas como un motivo de orgullo y no de vergüenza”.

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