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Imagen de Rattakarn en Pixabay

Flores que nacen de las cenizas

Es vida y muerte, paz y guerra, orden y caos, lucha y revolución. Es todo aquello que es y será. La belleza de una flor, sin olvidar las espinas. Creo que este mes nos mueve a todas como mujeres. Es un mes en el que recordamos todos los obstáculos que este mundo nos ha puesto, y como seguimos adelante a pesar de todas las dificultades que la vida pone en nuestros hombros. Desde conseguir el derecho al voto hasta buscar una igualdad salarial, son luchas que pelearon otras guerreras por nosotras. La lucha continúa. Aunque no me considere feminista, debo decir que me enorgullece ser mujer por todo lo que representa y todo lo que implica en un mundo que, desde nuestra creación bíblica, nos vio como un problema, porque Eva se comió la manzana y Pandora decidió abrir la caja.

Podemos decir que todo es mejor cuando se cuenta en historias. Por eso, en la siguiente crónica, voy a narrar la vida de dos mujeres que considero el reflejo de orgullo y lucha por mi país, por Colombia. Dieron hasta lo último por hacer del hermoso cafetal un lugar mucho más justo para las personas que aquí vivimos. Su lucha no solamente se mantiene viva en la memoria histórica de una nación que muchas veces decide olvidar, sino que se mantiene viva por las garantías de las que gozamos en el derecho colombiano.

Policarpa Salavarrieta, conocida como «La Pola», la icónica mujer que aparece aun en el billete de diez mil pesos colombianos, nace el 26 de enero de 1795 y fallece el 14 de noviembre de 1871. Con respecto a la fecha de nacimiento, existen varias discordancias puesto que no se sabe con exactitud el día en que nació. Varias fuentes afirman que puede rondar entre el año 1793 y el año 1795.

Policarpa es recordada por su activismo político en la época de la Reconquista española. Al mejor estilo de las películas de James Bond, era una espía que informaba sobre los movimientos del ejército realista. Esto se debe a que tenía una coartada como lavandera y como profesora. De esta forma, no generaba sospechas y obtenía todo tipo de información. Además de su labor de espía, era mensajera para el ejército realista. También fue toda una estratega en esta guerra, pues se encargó de organizar una red femenina de informantes del ejército para poder atacar al enemigo de forma precisa.

Vemos entonces a una mujer fuerte, valiente y, sobre todo, muy astuta, y considerada uno de los personajes más representativos de la independencia colombiana. Su alma era muy noble, como si su valentía fuera casi tan inmensa como su corazón. La Pola también escondía patriotas recién desertados o que estaban en peligro de ser apresados. Por esto, Policarpa es una mujer digna de admiración. Hizo todo por su patria, y sus palabras de despedida son probablemente las que más reflejan su amor por Colombia: “Muero por defender los derechos de mi patria” luego de esto, fue fusilada el 14 de noviembre de 1871. En la mañana en lo que hoy conoceríamos como Bogotá, de forma tan trágica y perfecta para una despedida, una que no tuvo regreso. Ella se fue sin poder completar tal vez su última misión.

Como dato curioso, es interesante destacar la relación que tiene la sociedad colombiana con el alcohol, ya que aquí la cerveza se conoce popularmente como «pola». Esto se debe a que una marca de cervezas adoptó este nombre en homenaje a Policarpa Salavarrieta en el año 1930.

Luego de haber explorado a la revolucionaria más heroica de Colombia, es hora de conocer a otra mujer que también ha estado presente en esta lucha buscando una Colombia igual para todos, una Colombia en la que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades que los hombres, una mujer que le hizo frente a la desigualdad.

Betsabé Espinal nace el 25 de septiembre de 1896 y es considerada una de las primeras líderes sindicales aquí en Colombia. Ella lideró la primera huelga laboral de mujeres en Colombia, en donde participaron más de 400 mujeres trabajadoras de la fábrica textil de Bello, Antioquia. Se considera que esta fue la primera vez que las mujeres organizan una manifestación para hacer reclamo de sus derechos. En esta marcha se logra que se reduzca la jornada laboral que se tenía, la cual era de 10 horas. Además, Betsabé buscaba que los capataces de dichas empresas dejaran de chantajearlas sexualmente.

Unas medidas que hoy en día nos parecen aberrantes y repudiables eran cosas que ocurrían normalmente en estas empresas. El trato que se les daba a las mujeres también era injusto, puesto que el salario era desigual y, además, las hacían trabajar descalzas. Betsabé, harta de todo este tipo de abusos, se llena de valor para poder rebelarse a esta situación. Es así como el 12 de febrero de 1920 las mujeres de la fábrica de textil se alzan en voz para exigir sus derechos y garantizar el futuro, la tranquilidad y la igualdad de las mujeres en Colombia.

Una lucha que hoy en día sigue. Son historias que tuvieron que empezar con gritos y tragedia para poder consolidar los derechos de las mujeres en Colombia. Qué hermoso poder tener portavoces que se hayan encargado de combatir una lucha y qué orgullo tengo de poder contarte la historia de estas mujeres. La lucha aún no termina y este canto hoy no cesa, pero debemos seguir el ejemplo de esas mujeres para seguir adelante, para que, pase lo que pase, hagan lo que hagan, si intentan silenciarnos, seguiremos gritando para recordarle al mundo que somos flores que nacen de entre las cenizas.


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