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Stefano Fossa
Photos by: Flavia Romani ©

Johny’s Luncheonette con el actor y director Stefano Fossa

Ombligo del mundo, rascacielos, hoyo profundo, 9/11, caleidoscopio, aeropuerto, de kilómetros a millas, desgarre, esperanzas que aterrizan, nostalgias que se enraízan, espacio físico que se encoge, subterráneo, subir escaleras, bajar escaleras, ratas insolentes, ratas resueltas, ratas urbanas, olores que ofenden, grúas, alcantarillas que fuman, ruido, ambulancias, bomberos, policías, pobreza desesperada, riqueza infinita, tribus tatuadas, trabajo, ojeras, sueño, sueño que agota, sueño que despierta, morir de visa, garras,casas compartidas, anhelos compartidos, camas compartidas, encuentros fugaces, amores que nacen, amores que se apagan, culturas, vibraciones, música, vivir sin límites, prejuicios que se desmoronan, libertad a ras de piel, arte que nutre, innovación, movimiento, tesoros escondidos, bares, soledad, amistades, raíces arrancadas y vueltas a reanudar.

Nueva York es eso y mucho más…

 

EL TEATRO SE LOGRA A PARTIR DEL ERROR

Nueva York pareciera haber amanecido más caótica que nunca. Caminamos por la calle 25 de Manhattan. Desde la hilera infinita de automóviles se percibe el nerviosismo de los choferes. Una sirena grita a lo lejos. Oleadas de personas llenan las aceras y solo los turistas levantan la vista para mirar su entorno. Todos los demás van ensimismados, escuchan música, hablan por teléfono y gesticulan cual si fueran mimos dando un espectáculo. Cada uno anda en su burbuja, siempre contra reloj. El tiempo en Nueva York se escurre entre los dedos. Nunca es suficiente. Finalmente vemos la entrada del Johny’s Luncheonette en el 124 West de la 25th. Entramos y allí nos está esperando Stefano Fossa, actor y director.

Ocupamos la única mesa. El local consiste en una barra llena de jóvenes comiendo abundantes desayunos en un ambiente alegre y ruidoso. “Este lugar me recuerda un momento muy especial y feliz de mi vida. Estudiaba en The Stella Adler Studio of Acting y venía aquí a comer. Vivía en la burbuja que te permiten una escuela, una Universidad, lugares en los cuales todos se conocen y ayudan a lograr un sueño que es, finalmente, un sueño compartido. Veía la realidad como un espectador”.

Recientemente Stefano Fossa lanzó una primera serie denominada “Killing Tigers”, título que traduce una expresión muy común entre los venezolanos: “matar tigres”, empleada para indicar que se están realizando trabajitos ocasionales.

 

A pesar de las restricciones de producción, su aceptación ha sido mayor de lo esperado, seguramente porque muchos de los jóvenes venezolanos y latinoamericanos en general, quienes estudian y viven en Nueva York, pueden sentirse identificados con sus personajes.

“Es un poco autobiográfica. En cada personaje hay algo de mi historia personal. Algunas son cosas que me pasaron, otras son ficción y otras más las vivieron personas que conozco. Hubiera querido hacer algo más denso y complejo, pero la realicé con mi dinero y por eso tuvo que ser algo sencillo. El esfuerzo fue grande, no solamente de mi parte ya que yo estaba realizando mi proyecto y estaba tan entusiasmado que no conocía cansancio, sino de todos los amigos quienes trabajaron conmigo 12 y 13 horas al día sin cobrar nada”.

Stefano Fossa es venezolano, aunque sus raíces del lado materno tienen sangre catalana y del lado paterno italiana. Considera que ese amor por el arte lo heredó del abuelo paterno quien emigró desde Treviso en el norte de Italia y nunca más regresó. “No conocí a ese abuelo, pero me dicen que fue actor, pintor, artista y que me parezco mucho a él”.

La pasión por el cine y la actuación lo acompaña desde siempre. “Desde que era niño me encantaba ver películas. Quería ser actor y tomé un primer curso de actuación en el Banco del Libro cuando tenía 13 años. Apliqué para estudiar cine en la Universidad Central de Venezuela. Luego me aceptaron en Derecho en la Universidad Católica y la situación política del país empezó a deteriorarse tanto que preferí una carrera que hubiera podido darme instrumentos para luchar contra la injusticia y ayudar mi país”.

 

Stefano Fossa
Photos by: Flavia Romani ©

 

Situaciones familiares lo obligan a salir de Venezuela. Aprovecha la oportunidad para ir a estudiar Film Production en el Reino Unido. “Estaba en una pequeña ciudad a dos horas de Londres. La cultura de ese país era profundamente diferente de la mía, nadie saludaba, era muy difícil relacionarse. Así que de nuevo me encerré a ver películas. En clase veíamos muchas y en mi casa veía otras que alquilaba en la biblioteca. Conocí el cine de todo el mundo y me enamoré muchísimo más de este arte. Lo que más me gustaba era actuar, escribir y dirigir”.

Tras esta experiencia Fossa vuela a Milán, donde vivía su hermana, y se inscribe en la Escuela de Teatro Grock. “Toma el nombre del reconocido circense suizo Charles Adrien Wettach conocido como Grock. Es una escuela extremadamente dura y exigente. Se basa esencialmente en el movimiento. Te obliga a una exploración continua de ti mismo. Durante los primeros seis meses la profesora se dedicó únicamente a enseñarnos a caminar. No nos dieron ningún texto. Lo único que hacíamos era caminar. Yo era el más joven y cuando los más ancianos hacían preguntas, la profesora decía que en el teatro no hay respuestas porque tu mente trata de entender lo que estás haciendo y en realidad eso no tiene comprensión. A los seis meses nos dieron el primer texto. Teníamos que preparar un monólogo y luego audicionar para ser aceptados en el segundo año. Había que recitar frente a todos los profesores. Preparé un monólogo de Tennessee Williams y pasé al segundo año”.

 

Killing tigers TV Stefano Fossa

 

Poco antes de terminar el segundo año lo aceptan en The Stella Adler Studio of Acting de Nueva York. “Era la primera vez que venía a Nueva York. Siempre le decía a mi familia que el día que llegara a esta ciudad me quedaría para siempre. Y así fue. Llegué a casa de una amiga actriz sin tener idea de dónde estaba. Al principio lo que más me impactó fue la diversidad de las personas y también de los vecindarios. Me encantaba caminar y así ir descubriendo la ciudad. Sentía que la quería comer”.

Stefano aprovecha cada segundo de su paso por la escuela de Stella Adler. “Quería aprender y aprender, era ese mi único objetivo. Me gusta empezar de cero, me da libertad porque no siento la presión de hacerlo perfecto. El teatro se logra a partir del error. Te equivocas una y otra vez hasta lograr hacerlo bien».

Actualmente comparte su trabajo actoral con la escritura. “Alguien dijo ‘Acting is Writing’. Comparto plenamente esa idea. Actuar y escribir van de la mano. Siempre he tenido un cuaderno y un bolígrafo. Así escribí mi primera canción a los 12 años, los poemas políticos dedicados a mi país, y también mi diario de Nueva York. Aquí deseo crear un espacio en el cual tenga cabida el talento venezolano. Quiero hacer proyectos que ayuden a conocer la realidad de mi país”.

 

Stefano Fossa
Photos by: Flavia Romani ©

 

Risas, conversaciones en voz alta, nos interrumpen de vez en cuando. Stefano mira a su alrededor y comenta: “Cuando estás entre las paredes de la escuela todo parece fácil. Yo había trazado mi plan de vida y, solo cuando salí de la Adler me di cuenta de cuán dura era la realidad. Sin embargo, vivir en Nueva York es una gran enseñanza. Entiendes que nadie está esperando por ti, que hay muchos otros compitiendo para lo mismo y que debes salir de la sombra si quieres ir adelante. Aquí aprendí la humildad y a respetar cualquier trabajo”.

Al hablar de su relación con Nueva York sonríe: “A veces la odio, pero la mayoría de las veces me encanta, aunque te jamaquee. Ha sido mágica en demasiados momentos. Me han pasado cosas que no me hubieran pasado en ninguna otra parte. Nueva York te deja una marca, te cambia, te exige que entiendas quién eres y qué quieres. Aquí no puedes ser falso, la ciudad expone tus defectos y debilidades y tienes que ver como los enfrentas porque o creces o te quedas atascado”.


Photos by: Flavia Romani

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