Al leer los relatos de La libertad de los huérfanos (Ediciones La mariposa y la iguana) de Paula Varsavsky, los lectores sabemos que no solo es la mujer quien está en primer plano sino las relaciones familiares y sus particularidades y conflictos, perfectamente escenificados y problematizados. Los vínculos de pareja y maritales, entre padres e hijos, formando muchas figuras cambiantes, crean un entramado a través del dinero en todas sus modalidades y trampas. También, a partir también de la fidelidad o infidelidad, de los celos, del control, de la inesperada violencia, los personajes son representados, viven y se debaten.
En el encadenamiento que arman estos cuentos de historias pequeñas, nos encontramos también con cuestiones de clase y de género, atravesadas siempre por las tensiones domésticas y familiares, o un suceso doloroso que toca al lector. Las relaciones de poder entre ellos y ellas es una relación desigual que parecen callejones sin salida y al mismo tiempo definen identidad. Es un eje de lectura ordenador y una mirada crítica de la autora. Interesa la perspectiva de género y cómo vamos descifrando el orden jerárquico que instauran las relaciones.
Relatos que se sienten lejos de lo absurdo, lo ridículo, lo raro, lo antojadizo, nos remiten a lo real del universo femenino y sus gestos.
Si bien los temas son universales (o atemporales), el libro se inscribe en el ahora, en el presente, y ciertas escenas reverberarán en nuestras conciencias, y estarán con nosotros un largo tiempo. En la mayoría de ellos, en cada historia, aparecen en una explosión: el deseo (“El Norte”, “La partida”), el terror (“La maestra”, “Reunión familiar”), las heridas (“La libertad de los huérfanos”), la desesperación (“Propuesta”, “A la salida”). Estos sentimientos y emociones recorren todo el libro. Haciendo referencia al título, cada relato nos remite a un concepto de libertad.
Las mujeres ponen toda su fuerza en salir de los atolladeros y de las pesadillas; y se requiere pericia y astucia para abandonar el territorio conocido que se vuelve peligroso.
En su técnica, la estructura y la velocidad del relato unido al suspenso que suscita, construyen a la vez el tempo emotivo (las cosas van sucediendo en el momento justo). El estilo narrativo se desarrolla a través de una prosa ágil y cuidada, y moderna. Paula Varsavsky trabaja también con cierto humor
El ideal (el matrimonio feliz, sumado a los hijos, la familia) se convierte en una realidad que nada tiene que ver con esa idealización, con el romanticismo. E inmediatamente comprendemos que un simple hecho puede convertirse en situaciones de crueldad, violencia atroz, momentos peligrosos.
Que cada mujer, al leer estos relatos, pueda encontrar/se en algunos de los aspectos o vivencias.
De este modo, La libertad de los huérfanos puede leerse en serie con dos novelas recientes de otras autoras argentinas: Rara (Natalia Zito) y La separación (Silvia Arazi), y hacernos pensar qué somos las mujeres, qué lugares ocupamos, dónde permanecemos, y de esta manera cuestionarnos. Si nos volvemos pequeñas al lado de los hombres, víctimas o un término de la relación fijo e inalterable, o mejor, ambas cosas.