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Carlos von der Heyde
Photo by: Carlos von der Heyde ©

Carlos von der Heyde: El caos da nacimiento a nuevos órdenes

La verdad última y oculta del mundo es que es algo que construimos nosotros, y que fácilmente podríamos hacer de manera diferente.

David Graeber, “La utopía de las normas: de la tecnología, la estupidez y los secretos placeres de la burocracia”

Comenzó por las masivas protestas del movimiento Black Lives Matter y pasó unos seis meses documentando las marchas del movimiento activista trans de New York. Después vino la movilización del 6 de enero en apoyo a Donald Trump y una innumerable cantidad de manifestaciones que tuvieron lugar principalmente a lo largo de los Estados Unidos y cuyas demandas abarcan temas y públicos absolutamente variados.

Carlos von der Heyde es un fotógrafo argentino radicado en Nueva York y es el creador de Souls of a Movement, un documental fotográfico en Instagram en el que retrata a los protagonistas de diferentes movimientos y manifestaciones a lo largo de los últimos dos años y medio. Las imágenes de este proyecto se exhibieron en la exposición del ICP 2020 “#ICP Concerned: Global Images for Global Crisis” y en las plataformas de redes sociales de Until Freedom, Grassroots Law Project y Fotografiska New York. Acaba de cerrar su primer show individual en la Soup Gallery de Chinatown, NY.

Carlos von der Heyde
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En los primeros mensajes que intercambiamos me contaste, brevemente, del giro de 180 grados que hiciste en tu vida y esa historia me quedó flotando ¿vienes de la abogacía? 

Sí, yo fui abogado durante casi 20 años, empecé trabajando en Argentina después en España y finalmente en Nueva York en un estudio muy grande de Wall Street. Durante 20 años estuve totalmente abocado a lo que es el derecho, sin cuestionarme nada sobre lo que estaba haciendo y lo que no estaba haciendo, simplemente trabajaba. Entre 2016 y 2019 empecé a cuestionarme preguntándome si estaba haciendo lo que quería, si me sentía feliz con lo que hacía y qué alternativas habían. En 2019  finalmente decidí renunciar a ese trabajo y definitivamente al derecho. Fue una decisión interna que tomé, y, aunque mucha gente me decía “bueno si quieres puedes volver”, yo sabía que no había vuelta atrás y desde hace unos años venía sacando fotos en mis escasos ratos libres. No tuve ninguna preparación formal y en 2019 después de terminar con el derecho empecé a sacar fotos de manera más constante, pero sin un plan. Eso es lo más importante, simplemente terminé y empecé a hacer lo que me resonaba, lo que sentía que tenía que hacer y así fue como llegué a este proyecto, entre otros en los que estoy trabajando, pero este en particular surgió de manera muy azarosa. Ya van casi dos años y medio y lo veo como un proyecto que va a seguir, tendrá fin, si lo tiene, cuando ya no me resuene pero mientras tanto, si bien esté trabajando también en otras cosas, voy a continuar documentando.

Este proyecto abarca temas y públicos muy variados. Al principio los textos que acompañaban las fotos en tu cuenta eran muy breves y siempre terminaban con la frase “somos almas que nos estamos guiando de regreso a casa”, con el tiempo fuiste trabajando más en los textos, les fuiste dando más espacio y la cuenta también fue creciendo muchísimo. Cuéntame un poco de ese proceso. 

La idea del proyecto es básicamente traer a las personas a un mismo espacio sin juzgar. Cuando salgo a documentar, mi lente no juzga, voy a cada lugar, a cada marcha, a registrar esos momentos. Llamé el proyecto “Souls of a Movement” que quiere decir “Almas de un movimiento” porque yo salgo a retratar esas almas, sin juzgar sus posiciones políticas, ideológicas, sus posturas con respecto a temas específicos. Me limito a documentar e intentar conectar con esas almas. Quiero hacerlo a través de mi lente y mi trabajo. En el proyecto están incluidas desde marchas de justicia racial, hasta las de identidad de género. Estuve cubriendo casi 6 meses dentro de ese contexto siguiendo todas las marchas de la comunidad trans negra de Nueva York, las que estaban relacionadas con cuestiones de guerra y paz como en el caso de Ucrania y Rusia, de libertad médica por las vacunaciones en Estados Unidos, de autonomía del cuerpo. Ahora estoy integrando todos esos temas. En lo específico trato de mostrar como personas y grupos que son considerados o son presentados desde la narrativa oficial, para llamarla de alguna forma, como absolutamente contrapuestos, como enemigos que se odian y que si se encontraran en la calle se agredirían hasta físicamente, más allá de sus posiciones ideológicas y políticas, son seres humanos. Somos todos seres humanos, con un alma, llenos de cosas que nos trascienden y al final tenemos mucho más en común de lo que nos dicen las narrativas que nos bombardean, desde distintos medios. Siento que actualmente hay un énfasis muy fuerte en dividir y yo lo que estoy tratando de hacer es aportar mi grano de arena para integrar y superar esa división. 

Carlos von der Heyde
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Lo que estás diciendo se ve en las imágenes, es la intención detrás del proyecto, pero finalmente la intención si no se manifiesta en las imágenes tal vez no importe demasiado. Creo que lo valioso es que las imágenes transpiran esa intención. 

¿Cuál es la revolución que no va a ser televisada?  

Yo siento que la revolución que no va a ser ni está siendo televisada es una revolución de conciencia. Una revolución de personas que cada vez son, somos, más, que cuestionan, que hacen preguntas, que no reciben narrativas ajenas pre-procesadas y listas para consumir, sino que interrogan y se interrogan. Esa es la revolución de conciencia.

El sistema nos hace creer que hay medios de derecha y medios de izquierda, ideologías de derecha e ideologías de izquierda. Entonces unos son buenos y otros son malos y hay que elegir entre esas dos narrativas, que son las opciones binarias “a” o “b”. Desde mi perspectiva percibo un sistema que básicamente presenta esas dos narrativas para que uno crea que tiene libertad de toma de decisión ante cada cuestión concreta, pero en realidad ambas narrativas y esa polaridad trabajan para el sistema y ni bien uno quiere hacer una pregunta o cuestionar algo que sale de los esquemas impuestos, el sistema como tal, desde ambas polaridades viene al ataque para impedir que ese cuestionamiento funcione o para que narrativas alternativas puedan salir a la luz y conversar entre ellas. Un ejemplo es lo que me pasó durante la instalación en Chinatown. Esta foto era una de las imágenes principales. Vista con la mirada a la cual nos acostumbra la narrativa de los medios en Estados Unidos se supondría que alguien con su color de piel, su mirada y su intensidad debería pertenecer al movimiento de justicia racial, que de por sí es considerado de izquierda y que tiene una determinada línea política e ideológica. Sin embargo y esto es lo que hacía ruido a personas que visitaban la muestra y los obligaba a hacerse preguntas, no entendían muy bien qué pasaba, ya que esa persona está envuelta en la bandera norteamericana y, según la narrativa actual, eso es símbolo de nacionalismo. La bandera norteamericana es vista como algo de derecha, es más diría de ultraderecha racista. Entonces cuando una persona criada en Estados Unidos con todo este bagaje ve esta imagen algo le genera disonancia cognitiva. Se pregunta, ¿por qué esta mujer que se ve como alguien de izquierda y hasta de ultraizquierda interesada en cuestiones de justicia racial, tiene una bandera norteamericana que es de derecha, de una ultraderecha racista? Eso es parte de lo que estoy tratando de deconstruir, mostrar los cruces de posturas y la vacuidad de ciertos símbolos. Uno cree que las cosas son binarias A o B y después en una persona, en personas concretas -y eso es lo que somos en la vida, personas y almas concretas- pueden converger distintas cuestiones. Ella es afroamericana, está interesada en los temas raciales y va a luchar por la justicia racial pero además apoya lo que hoy implica la bandera norteamericana y habla de por sí de una revolución, que es la que yo llamo revolución de conciencia.

¿Esta imagen estaba en la vidriera del show?

Sí, estaba en una bandera muy grande como de 3 metros por 2 metros, que colgaba y se veía incluso desde afuera.

¿Hubo gente que pasaba por ahí, le llamó la atención la imagen y entró?

Sí, pasó mucho. Yo trataba de quedarme circulando en el espacio sin decir que era el fotógrafo, como si fuera una persona más que estaba visitando la instalación y escuchaba las conversaciones. Lo más interesante de todo es que con esta imagen y la mayoría de las demás las personas veían cosas distintas, veían movimientos distintos a pesar de estar viendo los mismos retratos y recibiendo los mismos mensajes. Una persona pensaba “qué bueno esto que apoya  la postura A” y otro frente a la misma imagen decía “qué bueno esto que apoya la postura B” y esa paradoja era muy interesante porque justamente es lo que estoy tratando de hacer con mi proyecto, salirnos de los blancos y los negros, entender que la realidad está planteada en grises, hay infinitos grises entre los extremos blancos y negros mientras que hoy todos tratan de obligarnos a posicionarnos en el blanco o en el negro. 

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“Sé la energía que quieres atraer” dice la camiseta del chico de la foto. Esta imagen me gusta porque, además de la expresión hermosa de su rostro y de toda la composición de la imagen, acá empiezas a incluir algo en tu cuenta que no está en otras fotos: un texto contando la situación particular en la que se crea la imagen. 

Sí, esta es una foto que hice en una marcha de libertad médica. Esa persona estaba allí intentando aportar su mirada pero también su energía desde un punto de vista de traer convergencia, traer comprensión y compasión. Él estaba ahí simplemente aportando su energía. Es lo que me decía explicando que hace trabajo energético. Puedes ver que tiene también un par de piedras en un collar. Esta imagen es muy representativa de mi proyecto que habla de cuestiones específicas, personas específicas, movimientos sociales específicos con implicancias obviamente políticas, económicas, etc. pero intentando aportar una mirada del alma, una mirada metafísica. Considero que muchas de las cuestiones que solo vemos planteadas desde un plano netamente mental, lo cual a mi juicio es parte del problema en el que está la humanidad en este momento, tienen una dimensión espiritual, energética, emocional que muchas veces no se trata, se ignora, o no se sabe ni siquiera que está presente. Entonces estoy tratando de que cuestiones como éstas que son tan ideológicas, políticas, mentales, según la narrativa oficial, tengan también otra arista y empiecen a percibirse como parte de lo mismo, que no se considere que lo mental va por un lado y lo emocional o lo espiritual va por otro. Que podamos entender que la realidad es una y está conformada por todas estas capas y que podamos integrar esas capas como parte de la conversación de cualquier tema del cual estemos hablando.

¿Y esto del trabajo energético que haces con tus fotos, es algo que tienes presente cuando vas a una marcha y eliges una imagen? Me pregunto si hay escenas que te llaman la atención visualmente, pero no las escoges porque no transmiten la energía del proyecto.

Es correcto, como el proyecto lo que intenta es unir y traer a las distintas partes del espectro a una convergencia, busco eso cuando estoy sacando la foto, cuando edito y cuando la presento. Busco que la imagen esté cargada de energía y que eso sea lo que perciban las personas que la ven. Muchísimas veces he tomado la decisión de eliminar imágenes muy fuertes que podrían generar mucha reacción, porque yo tengo seguidores de todo el espectro. Esto me pasa permanentemente, ahora estoy más acostumbrado pero al principio me costaba mucho, porque otra de las cuestiones importantes es cómo nos presentan los temas en los canales de las narrativas oficiales y especialmente en las redes sociales. Lo negativo vende, mientras más negativo sea algo, más polarizante, más odio y más reacción visceral genere, más clicks y likes genera, más comentarios atrae y se vuelve más viral. Entonces el sistema de por sí, siento que está en una dinámica absolutamente perversa en la cual para redituar más en todos los planos, necesita por definición presentar lo malo, lo negativo, lo que divide y nunca lo opuesto.

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Mi cuerpo, mi alma, mi elección. Esta imagen surge de una de las marchas en relación con el tema del aborto. ¿Esto fue previo al fallo de la Corte, no? ¿Qué pasó cuando pusiste esta imagen en tu cuenta?

Esta fue una marcha que surgió tras una fuga de información, un rumor sobre lo que iba a ser el fallo de la Corte, como realmente pasó. Lo interesante de esta imagen, lo que transmite y las reacciones que tuve cuando la subí es ¿“qué ve cada uno cuando ve esto”? Como te decía recién, mis seguidores no están de un lado o del otro, sino que componen un abanico que cubre el centro y los dos extremos, así que cuando posteo imágenes sobre marchas que uno de los dos lados no apoya muchas veces recibo reacciones negativas, aunque son las menos. En este caso subí esta imagen junto a un texto que era interpelante y básicamente decía ¿“qué te genera cuando ves esta imagen, qué sentís cuando ves esta imagen, quién sentís que está entre comillas del otro lado cuando ves esta imagen”? En este tema muy específico, algunas personas veían esta misma consigna o concepto como una declaración de soberanía física y médica relacionada con la mujer y la cuestión del aborto, pero, especialmente durante estos últimos tiempos, muchas otras la leían como una declaración de soberanía física y médica sobre la cuestión de los mandatos médicos y lo que cada persona decide inyectarse o meterse en el cuerpo. Ese debate fue muy interesante porque una misma imagen con un mismo concepto puede leerse de dos formas muy diferentes e incluso como una integración de ambas consignas. Y ese es otro punto, porque hay una asunción y una presentación de muchas de las narrativas en las cual se dice que quien está de un lado no va a estar del otro mientras que en muchas de estas marchas hay personas que están entre comillas de un lado pero que en otra cuestión están del otro lado. Muchas mujeres que yo conozco y están, en este caso, a favor del aborto, es decir declarando soberanía absoluta sobre su cuerpo, son también mujeres que dicen “y además”, no “en contra de”, sino “además también tengo soberanía y decido lo que me inyecto, lo que consumo y lo que me meto en el cuerpo”. Entonces lo que desde el sistema está planteado como opuestos, en muchos casos está integrado y hay personas que están de un lado y personas que están del otro y hay personas que están en los dos. Esto de vuelta nos trae a los grises, a no poder polarizar y poner todo en términos de blanco y negro porque la realidad es compleja, la realidad es amplia, es mutable y es mutante y se transforma y la transformamos nosotros mismos. Incluso en nuestras vidas vamos cambiando posturas, visiones, creencias sobre distintos temas. Esto de fijar posturas y pretender que uno tenga por obligación que tomar una determinada, rígida, con respecto a ciertos temas y quedarse estancado en ese lugar por el resto de su vida y además ver a los otros que están entre comillas del otro lado como enemigos, no tiene ningún sentido. Con el tiempo podemos descubrir que nosotros hemos evolucionado y lo que era el enemigo ahora somos nosotros. Necesitamos dialogar más, necesitamos vernos con más compasión, vernos como seres humanos, vernos como almas y no simplemente como números o como soldados del ejército de la cuestión opuesta porque eso es parte de lo que nos ha llevado a donde estamos en este momento de la humanidad.

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¿Sientes que tu cuenta de Instagram ofrece un espacio de diálogo? Porque me dices que tienes seguidores que están en los dos extremos y en el medio, en todo el espectro. Igual es curioso porque, aunque sea gente que está en un extremo u otro, pareciera un público con cierta apertura para estar en un lugar donde también hay gente del otro extremo, que es algo que cada vez se vuelve más difícil ¿no? Hay una tendencia de las redes a crear estas “echo chambers” donde solo hablamos con gente que piensa exactamente como nosotros y a los demás ni siquiera los escuchamos.

Correcto, lo mismo, y sobre todos los temas. Si hay un tema en el cual no coincides, tachas a esa persona, la alejas de tu vida. Yo trato de generar un espacio de diálogo, los comentarios están siempre abiertos, todos son libres de expresar sus ideas y lo único que yo trabajo mucho y monitoreo es cuando alguien hace agresiones personales o agresiones por cuestiones físicas o por cuestiones de género. En ese caso, además de decirle a esa persona “esto acá no es tolerable” es lo único que se va, pero expresiones razonadas y un debate abierto sobre todos los temas, no solamente es lo que quiero que esté, sino que es absolutamente bienvenido y es lo necesario. Tenemos que poder hablar de todos los temas. Es como una familia considera que hay un tema tabú del que no se puede hablar y solo puedes verlo desde la posición A. Por definición ahí hay un problema. Los temas hay que hablarlos y debatirlos, sean los que sean, escuchando a las partes y sus posturas y hablando obviamente con apertura, respeto, compasión, sensatez. Siento que ayudaría mucho a cambiar el estado de las cosas en este planeta si pudiéramos dialogar de lo que sea constantemente y permitirnos cambiar y permitir al otro cambiar. Eso es parte de lo que estoy tratando de hacer con este proyecto.

Sí porque fuera del diálogo se crean estas abstracciones sobre lo que es el otro y estas etiquetas….

Y eso me lleva al concepto de ser humanizante. Vivimos en un sistema que permanentemente trata de deshumanizarnos y que veamos al otro deshumanizadamente, como un número, como un enemigo, como un confrontador, una amenaza, un peligro. Con meramente hacer un trabajo interno y ver al otro como un ser humano, humanizándonos, cambiaría todo. Eso no requiere que pensemos lo mismo ni que estemos de acuerdo sobre distintos temas, solo requiere que nos veamos como seres humanos con compasión.

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Absolutamente. Pasemos ahora a la última imagen “It’s beginning to look a bit like… a police state”. “Está comenzando a parecerse un poco a un estado policial”, esta imagen la posteaste en diciembre del año pasado y es un juego con el estribillo de aquella famosa canción navideña “it’s beginning to look a lot like Christmas”. Entonces era esa época navideña y se estaba cargando el ambiente de tensiones sociales. Esta foto es de Londres, estuviste ahí en diciembre. ¿Cómo fue cubrir esas marchas y en relación a lo que habías visto y vivido ya en Nueva York, qué notaste, qué te llamó la atención?

Sí, ésta fue muy interesante. Era una marcha muy específica y especial en Londres, porque era una marcha de protesta contra una ley que estaba por aprobarse y que finalmente se aprobó, restringiendo, limitando y criminalizando el dissenso y la protesta.

Que era algo así como que las protestas no podían hacer ruido… 

Había desde temas más de legislación urbana, de los que indican que no puedes hacer ruido, que se necesitan ciertos permisos y no se pueden reunir muchas personas en un parque etc., o sea es un ir a lo micro para obviamente limitar lo macro, sin decir explícitamente que estás limitando el derecho de protesta. Pero además era infinitamente más abarcador porque incluía no solamente la calle sino también las redes sociales y para el control de las redes sociales habrá un organismo que va a determinar contra qué se puede protestar y qué temas se pueden tocar. Entonces lo interesante de esta marcha es que expresaba también muy bien el alma de mi proyecto porque las personas que estaban manifestando contra la potencial ley que iba a limitar las protestas eran personas que embanderaban causas que están en todo el espectro, así que en la misma marcha te encontrabas a alguien de ultra izquierda, de ultra derecha y centro. Así que convergían cuestiones medioambientales, cuestiones de justicia racial, de identidad de género, el estado policial que es justamente lo que abarca este concepto, el exceso de control y el mass surveillance, los mecanismos de vigilancia masiva que tienen los gobiernos y que cada vez crecen de manera más apabullante. Todas estas personas en ese momento estaban unidas, a pesar de no coincidir muchas veces en la cuestión base de los temas sobre los cuales protestan. Y esa convergencia era un reflejo muy interesante de mi proyecto porque tenías a todos juntos, todos los de abajo, en comunidad diciéndole al gobierno del Reino Unido “déjennos protestar y expresarnos”.

Y se aprobó la ley igual.

Sí se aprobó y es lo que está pasando, entonces no es un tema del Reino Unido, es un tema global. Es lo que está pasando en la mayoría de los países del mundo, de manera más o menos abierta, donde se están aprobando, cada vez más leyes locales, federales, estatales, restringiendo derechos de todo tipo. Obviamente siempre la explicación y la causa que se da para restringir los derechos es que hay una emergencia, que es por nuestro bien, es para protegernos, pero el patrón es siempre de restricción y limitación de más derechos. Hace 20, 30, 50 años, muchas cuestiones eran más locales, ahora y esto se ha intensificado en los últimos años y especialmente desde 2020, todas estas cuestiones están globalizadas y son universales, entonces siento que el movimiento para cuestionar, para debatir, para conversar y estar abiertos a perspectivas distintas tampoco es local, sino que es global. Cada vez más personas están, gracias en este caso a las redes sociales, conectándose alrededor del mundo y entendiendo que están trabajando y protestando por cuestiones que nos atañen a todos y eso es parte, creo, de un proceso que se va a intensificar y que siento que no tiene vuelta atrás.

¿Y cuál es ese proceso en términos espirituales?

Si lo llevas a términos espirituales, como yo lo veo, es lo que muchas veces se llama un despertar de conciencia que implica básicamente el haber vivido con un velo y con un lente hasta un momento determinado de la vida. Podemos debatir horas acerca de cómo se generó y de dónde salió ese lente, pero en términos psicológicos o sociológicos se puede llamar “programación” o “condicionamiento social” que es cuando el sistema a través de la educación, de los medios de comunicación, de las religiones y las estructuras muchas veces familiares, va implantando determinadas creencias y determinados mandatos que generan una forma y una perspectiva. Es como un velo, un lente, a través del cual vemos la realidad y la vida. Siento que estamos en un momento en el cual todo eso se están resquebrajando. Cada vez más personas, toman conciencia de que están viendo a través de un lente o de un velo que no les pertenece porque lo más importante para que exista un cambio, es entender dónde uno está parado. Luego puede empezar a tomar medidas, hacer trabajo interno y externo en su propia vida, para empezar a remover el velo, cambiar el lente, limpiar el lente y finalmente ver la realidad, interpelándola, cuestionándola y encarándola desde una perspectiva que va desde adentro hacia afuera. Es decir, desde lo que uno es y desde su propio lente y su propia mirada y no consumiendo y haciendo propios los lentes y las miradas que nos trata de imponer el sistema. Ese siento que es el despertar en el que estamos, el corrimiento de los velos y el cambio de lentes.

Y en relación con esto que decías del proceso que se va a intensificar ¿tienes una mirada positiva de los timelines posibles?

En este momento de mi vida tengo una mirada positiva, después de haber corrido muchos de mis velos y de hacer mi trabajo interno. Antes era una persona muy negativa porque consumía lo que sistema me decía acerca de lo que era la realidad con una visión siempre negativa, oscura y pesimista.

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Si alguien está muy conectado a las noticias y mirando todo el tiempo los medios mainstream está viviendo en un mundo que va a terminar en cualquier momento. Ese imaginario apocalíptico está presente constantemente.

Lo veo así y muchas veces lo llamo “una bifurcación” porque volviendo al velo y al lente, hay personas que siguen viendo la realidad a través de ellos y hay otras que ya no. Es la misma realidad pero cada uno la está viviendo y experimentando de manera radicalmente distinta. Si alguien se deja llevar por las presentaciones y las predicciones apocalípticas que en este momento además están exacerbadas a un nivel descomunal, cree que este planeta está por explotar mañana y que nos vamos a morir todos. O puede ver, como en mi caso y desde mi perspectiva, que sí estamos en un cataclismo pero que ese cataclismo implica justamente un despertar de conciencia en el cual nos sacamos los lentes y los velos aunque muchas veces esa transición resulte muy compleja.

Y dolorosa también

Dolorosa y dura porque hay que abandonar la creencia de que la realidad es esto y aceptar que por lo contrario es infinita. Eso tiene muchas implicaciones y genera muchas responsabilidades. Por un lado, te empodera, pero, por el otro, te pone en un lugar en el cual debes asumir que eres responsable de tu propia vida y de tu propia realidad. Puede ser muy duro y para lograrlo además hay que sanar, hay que trabajar internamente y superar miedos, creencias limitantes, sanar traumas. Si uno puede atravesar lo que está sucediendo en este planeta pero con una mirada sin velos entiende que este cataclismo es necesario, es como un parto de algo nuevo, mejor. Yo apuesto a que va a ser mejor para todos. Como la mayoría de los partos que generan algo nuevo, una nueva vida, también implica que hay dolor, hay sangre, hay contracciones, hay tensión. En este momento siento que están colapsando muchos paradigmas, están cayéndose muchas de las columnas que sostienen y han sostenido el sistema durante tanto tiempo y eso es conflictivo, doloroso, tumultuoso, produce caos, pero el caos tiene como característica esencial que genera nuevos órdenes. Los caos no necesariamente terminan en destrucción sino que del caos pueden salir nuevos órdenes y yo siento que ahora estamos en eso, en un caos necesario, no buscado porque creo que nadie ha buscado deliberadamente el mundo en el que estamos. Siento que estamos en un proceso de depuración, de limpieza, de renacimiento. Muchas cosas van a tener que caerse, muchas cosas a las que estamos muy acostumbrados y aferrados y que nos generan mucha conveniencia en el día a día, para construir un mundo nuevo, con paradigmas nuevos, con estructuras nuevas que creo que serán mejores para todos y para las cuales cada uno debe aportar desde su lugar individual.

No lo buscamos pero lo creamos. Creo que es importante tomar conciencia de eso,  que no es así porque sí, no es un orden natural de las cosas, sino que es algo creado, este sistema es creado por todos de alguna forma, aunque sea desde un punto de vista energético todos lo sostenemos. Tomar conciencia de eso nos permite decir “bueno si creamos esto, también podemos crear otra cosa”, no? 

Exactamente. Es muy empoderante. Creo que este sea además un momento en el cual uno de los valores más importantes es la soberanía personal y entender que somos seres creadores de realidad. Nosotros creamos y tenemos mucho más poder del que nos dicen, necesitamos apropiarnos, reapropiarnos de ese poder, crear nuestra realidad y, en parte, para lograrlo, no hay sucumbir a las predicciones, porque el sistema vive prediciendo. Basta con leer los diarios, ver la televisión. Cuando empiezas a cuestionar lo ves por todos lados. Vi, por ejemplo, los artículos en prensa gráfica y esto, una vez más, no es un tema de izquierda ni de derecha, sino del sistema. Lo mismo pasó con artículos presentados como noticias, como si fueran un hecho mientras que son predicciones sobre lo que se viene en el mundo. Sistemáticamente son todas distópicas, opresivas, generan miedo, generan ansiedad ya que se presentan como si fueran una realidad inevitable. Muchas veces lo vivo como si fuera un hechizo, te muestro el hechizo y hago que con tu energía empieces a trabajar para construir la realidad que yo quiero que crees. Te dije que es inevitable y si no te cuestionas y miras a través del velo y los lentes, subes al barco de lo inevitable y empiezas a contribuir en la construcción de esa inevitabilidad. Yo ahora ya casi no veo televisión pero todos los días, porque quiero estar entre comillas informado, es decir quiero saber lo que el sistema está diciéndonos, hago una pasada muy rápida de titulares, veo los temas que se están debatiendo y sistemáticamente descubro artículos diciéndote “tienes que pensar esto”, “esto es lo que va a pasar en los próximos 10 años, 20 años, 50, 100 años”. Te dan predicciones como hechos y para contrarrestar el hechizo dices “no, esto es la opinión de un señor que podría ser mi abuelo quien se puso a escribir y opina esto”, yo opino otra cosa y de esto opino otra cosa y ésta no es mi realidad, esto no quiero que sea mi realidad y vas desarmando todos esos hechizos y continuas con tu día. Obviamente ¿suceden cosas en la realidad? Sí, suceden, pero si las ves con un lente limpio y sin velos puedes ir formulando tu propia perspectiva.

Hay una frase de Susan Sontag que me encanta, dice que la literatura nos ayuda a entender que sea lo que sea que esté pasando, siempre está pasando algo más, y agrega algo así como “me obsesiona ese algo más”.

Absolutamente y como para cerrar el círculo justamente con el proyecto de Souls of a Movement, lo que quiero es, por un lado mostrar y darle visibilidad a voces que están ignoradas o totalmente removidas de la escena, y por otro, si son voces que están siendo mostradas, reformularlas o replantearlas desde una perspectiva distinta. En general, esas son mis dos formas de encarar el proyecto, o mostrando lo no mostrado o reformulando lo mostrado para que se vea de otra forma.

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