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yo es otra (libro abierto)
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Celeste Alba Iris. Error y fortuna del extravío: Del poemario al fotolibro

Hace unos cinco años inicié una serie de entrevistas a poetas que traducen a otros poetas. Uno de ellos, el amado Alfredo Fressia, quien no se encuentra físicamente entre nosotros/as, y a Julio Marzán, quien traduce al inglés y estudia la difícil poesía afrocaribeña de Luis Palés Matos. Sin embargo, al juntar fotografía y poesía se entenderá por traducción una acción creativa que se atreve a trasladar la palabra más allá de la palabra. Toma licencia para cruzar fronteras entre disciplinas distintas y, sin recibir la licencia oficial de los puristas, arriesga préstamos de un lenguaje a otro. El término traducción se mira con elasticidad y de modo parecido a como lo presentan Antonio Benítez Rojo, Modesta Di Paola, Helga Zambrano, Efraín Krsital, entre otros. A veces un poema se llevará al plano musical o visual y se le analizará según prácticas aplicadas a otro género. Ello serviría para entender algunos poemas que poseen un aire de otredad. Es decir, nos hacen percibir casi de inmediato un lenguaje en otro. Por citar un ejemplo, el poema afrocubano “Sensemayá” de Nicolás Guillén que ha sido animado y musicalizado. La pintura y luego la fotografía dialogan con la poesía o la traducen. Ni qué decir del cine unido a la fotografía. Entendido en el sentido más vasto poesía o lo poético se revelará como una intrínseca mirada y perspectiva presente, en principio, en todo lenguaje artístico. 

En 2018, estando en una librería de España, di con el libro Poética fotográfica de Llorenç Raich Muñoz (LRM iniciales de su nombre).  Para ese entonces, yo me explicaba “lo poético” como percepción y mirada traducida en la fotografía desde un punto de vista fenomenológico y según algunas ideas sobre la percepción (Merleau-Ponty y Gastón Bachelard). LRM parte de la teoría y lenguaje del poema a la fotografía (la metáfora, el símbolo, etc). Después de leer este libro tuve el impulso de escribirle al autor para elogiar su visión y tratamiento a sus investigaciones y teoría sobre lo poético en la fotografía. A raíz de ese intercambio por correo electrónico, LRM me hace llegar Fotografía y motivo poético. En este alcanzamos a conocer los gustos de LRM por la poesía mística de San Juan de la Cruz, de Miguel Molinos, sobre ensayos de Minor White, poesía y pensamiento de José Ángel Valente y María Zambrano, entre los principales. Estos le permitieron construir un puente no solo teórico sino con pensamiento y sensibilidad hacia la percepción poética en la foto, el cómo “leer” su poeticidad en la imagen.  Luego sale Fotografía como poesía y me parece que su más reciente, en coautoría con Luis González Palma, se titula Sobre la imagen poética.  

Casi cerca de un año después entramos al primer periodo de la pandemia en 2019 y mi interés por la fotografía deja de ser el de mera lectora para seguir como fotógrafa amateur explorando el mundo de la luz y la sombra. Y, un día, consecuencia natural de esa transición y periodo histórico, arriesgué cambiar las entrevistas sobre traducción a poetas que son fotógrafas.  

La entrevista “Carmen Amato: Poeta Cazadora de Imágenes” salió en febrero de este año y puede leerse en Amato desde las primeras líneas afirma: “Mi poesía está muy ligada a lo visual”.  Luego añade: “[…] Creo que tiendo a buscar la poesía fotográfica y la fotografía poética”. Con esa entrevista confirmé mi intuición sobre la poesía de Amato. En ambas disciplinas, la autora nos entrega “silencio(s)” que, conociendo su poesía, revelan su manera de ser (algo reservada, callada) y de estar en el mundo:

“Entre la imagen fotográfica que logro capturar con la cámara y la imagen poética que ésta a veces me provoca, hay un puente simbólico que se llama “revelación”. La “revelación” literal que se da en el cuarto oscuro (anteriormente, ahora más que revelación es “aparición”) y la “revelación” poética en el poema, sería el vínculo entre lo que llamaríamos fotografía documental (foto periodismo) y foto poesía que maneja imágenes poéticas.

Sería lo que nos da la imagen, lo que aparece de pronto ante nuestros ojos o mente, más allá de lo que tenemos enfrente.”

Esta entrevista con Celeste Alba Iris (CAI) comienza cuando todavía no nos conocíamos en persona. Y cobra impulso con mi asistencia a la inauguración de Fotolibros que son poesía y viceversa” en CEART, en agosto 26 de 2022. Anteriormente, Celeste dirigió Miradas al fotolibro, talleres y charlas solamente virtuales por las restricciones que impuso la pandemia. CAI me contactó por Fb y no pasó mucho tiempo sin que me invitara a participar en Miradas al fotolibro. Varios años después, estamos compartiendo en esta zona minera y de desiertos, en la antigua cárcel de San Luis Potosí convertida en escuela de artes, museos, entre ellos el de Leonora Carrington, y salas de conferencias. En la muestra verán unos carteles en tamaño gigante con fotos de Llorenç Raich Muñoz y de Guadalupe Arriegue, y al pie o margen de sus fotografías van leyendo, a modo de guía, citas de ambos que nos preparan a entender el recorrido. Leemos:

Poesía celular 

En cada creación poética asoma ese umbral de vida que requiere ser preservado entre las cubiertas de un libro; son páginas reclusas, como en una celda, pero sin aldabillas ni cerrojos. Un libro semeja la celda de un convento: retiro y meditación. Al igual acontece con el contenido de un libro de fotografía, entendida como poesía; pero al liberar esa poesía de sus páginas y expandirla por las paredes de lo que antaño fue celda de prisión, ese lugar se torna santuario: venera a la palabra para ensalzar la imagen poética. La imagen poética, siendo un recurso literario, atiende por igual lo textual y lo visual si se precisa expresar un concepto, emoción, sentimiento, ánimo o valor; palabras e imágenes que circundan la existencia. La imagen poética es la aldaba de una puerta; sonido que tras su muro reclama un encuentro con el fin de armonizar el presente con el velo del tiempo. 

Las quince autorías de esta muestra no deberían sentirse, necesariamente, como seres poetas. No habría que encarcelar la definición en un sentido único. Hay proyectos que son poesía pura, en otros, se configura la poética del oficio y en algún otro se percibe la poética de lo visual, además de quien adapta recursos poéticos para documentar la realidad. Al margen de sus singularidades, todas las obras testimonian un concebir en el que la poética de la poesía encuentra un aliado para que el yo más íntimo, como el más social, se manifieste para compartir relatos que parten de vivencias. La fotografía concebida como poesía y en un libro confinada figura una prisión celular; cada autoría, como cada imagen, necesita ser aislada para que, tras su encierro, proporcione un soñar, entendido como anhelo o como la ensoñación que tras el ver ofrece el mirar; ese mirar encelado a oscuras de la luz de la poesía, resplandor que nos propicia vislumbrar nuestras ocultas cercas. 

Llorenç Raich Muñoz Barcelona, julio de 2022

Fotolibros que son poesía y viceversa 

[…] Quince libros seleccionados presentan en esta sala un interludio entre el texto y la imagen: desplegándose de manera instalativa, haciendo de este recinto una biblioteca. Así, la poesía emerge in situ, emplazada, en un repertorio de propuestas que, en tanto colección, no pretenden dar cuenta de un recorte excepcional o generalista de nada, sino: multiplicar.

Una biblioteca es una suerte de claustro, es decir de encierro que abre a la vez libertades de viajar por otros mundos. Que un expresidio se torne biblioteca no es algo menor. Dar la palabra, la mirada, implica una apertura, cada celda que se expande, es ahora un universo. Pues todo cabe y existe para ser puesto en un libro, o en una celda de poesía, hecha de imágenes y textos, que se nuclea con otras y arma un museo vivo, colectivo y de una intimidad que quita el aliento.

Guadalupe Arriegue

Buenos Aires, 1 de agosto de 2022

Con semejante entrada al mundo poético de la fotografía, decidí saludar a LRM. Le decía que qué casualidad tan grata el verlo allí, figurativamente hablando. A lo que me responde: “Casualidad: Celeste Alba, Miradas al fotolibro, San Luis de Potosí… bueno, quizá no tanto, al fin, pertenecemos a un grupo tribal que en afinidad se reparte por el mundo sobre la superficie de un pañuelo”.  

Los más de 15 autores/as mexicanos que están en las salas o antiguas celdas de prisión son: Lorenzo Armendáriz, Brito Montaña, Guillermo Arias, Mauricio Alejo, Zaida Kersten, Nirvana Paz, Patricia Lagarde y Luis Palacios Kaim, Quetzal León, Gerardo Landa, Rodrigo Jardón, Viviana Martínez Carlos. Pedro Serrano, Celeste Alba Iris, Aída López Castro y Karina Meza, Juan Carlos Rodríguez Ogarrio y Angélica Mercado Anzaldov. Algunos premiados internacionalmente y con una amplia trayectoria. Los fotolibros e instalaciones se clasifican según el carácter predominante en la totalidad de las fotos presentadas: documental, de archivo, de archivo e intervención, poemarios, conceptuales y colectivos como Inside Remoto. Con temas variados incluyendo el del desplazamiento y emigración, los orígenes, la familia, la identidad indeigena mexicana, la naturaleza y el paisaje, la pandemia, la enfermedad, la experiencia humana y cotidiana, la experimentación con la luz y grafías, la frontera mexicana y viajar pero para encontrar la huella como veremos en Andar Para Existir un viaje al corazón del pueblo gitano de Lorenzo Armendáriz. Son categorías aproximadas que no descartan hibridación e intenciones distintas, aunque no a nivel estilístico. Es decir, tenemos la oportunidad de leer poemas y ver lo que aportan a la fotografía poética y viceversa. La metáfora y el simbolismo son algunas de las maneras poéticas de presentar tan diversas obras. El libro objeto participa de los deslindes en la producción y manifestación concreta como libro; y el video/animación forman parte de la instalación. Algunas fotografías son intervenidas digitalmente, y el dibujo, la pintura, la palabra traducida se cruza con la imagen fotográfica. El poeta mexicano Pedro Serrano y Celeste Alba Iris son los dos fotógraf@s que más se acercan tradicionalmente a la promesa del título. También Patricia Lagarde y Luis Palacios Kaim con el Tratado de las condiciones del pájaro solitario del libro homónimo del místico San Juan de la Cruz. Varios trabajos poéticos conceptuales van del drama humano (donde Zaida Kersten usa en Uterus su propia sangre menstruada, interviniendo la foto y el libro de manera creativa) al minimalismo y abstracción, del sol y de las plumas de pájaros, de Quetzal León. León es uno de los autores que compartió con la audiencia el día de la inauguración, así como autores y autoras de obras colectivas como Inside Remoto y Nosotras. 

Felicitaciones a los artistas y sobre todo a la concepción del proyecto original y posiblemente único en México que realizó Celeste Alba Iris. No dudamos del carácter histórico que constituye Miradas al fotolibro. 

Error y fortuna del extravío: Del poemario al fotolibro

Entonces dijo Dios : Sea la luz. Y hubo luz. 

Genésis 1:3

En el principio era el Verbo

Juan 1:1

Cuando nos interrogamos acerca del nacimiento o génesis del universo y/ de la creación de la especie humana esa pregunta acerca de “¿qué vino primero, el verbo o la imagen?” nos acerca a los mitos de la creación. Tomemos como ejemplo más conocido entre nosotros lo que dicen estas dos citas bíblicas, no por razones religiosas sino porque nos impulsan a iniciar el diálogo. Para que haya la luz (la cual posibilita la imagen al ojo) debe existir primero un verbo que ordene esa decisión de crear una imagen o un pensamiento articulado por la palabra. ¿Qué piensas sobre estas citas bíblicas para iniciar este diálogo?

Alguna vez pensé haber “encontrado la luz en las palabras”. Sin embargo, ahora entiendo a la poesía como: un término amplio, vago en el sentido de lo errante, de su continuo andar de una parte a otra sin tener lugar fijo, porque el domicilio propio de la poesía es el mundo y sus continuas reconfiguraciones.

El arte llegó a mi por la literatura, y la foto a través de la poesía. Ahora sé que siempre anduve el mismo sendero. 

Si seguimos el hilo de la pregunta anterior, creo que también podemos ir a tu página biográfica porque esta pregunta ahora concierne no tanto a la idea sobre la creación sino sobre tu creación. ¿Qué vino primero en tu camino? ¿Fue primero la poesía o la fotografía? O, ¿estuvo siempre la poesía —que no el poema escrito— desde el principio de tu obra? 

Esta pregunta me recuerda unas líneas que escribí hace algún tiempo pensando en mi abordaje de la imagen fotográfica: Sucede que uno cuenta los pasos, nunca la andanza y evoluciones de la mirada, creemos que sólo avanzamos moviendo los pies. En mi experiencia, fue con mi ingreso al área formativa en artes visuales del Centro de las Artes de San Luis Potosí que empecé a tomar fotografías, antes de esta fecha las imágenes se me imponían, eran ellas las que me capturaban a mí. Así, la foto llegó con la primavera, a manera de error y de fortuna: Lo he contado en otras ocasiones, del 2 al 6 de marzo de 2015 asistí a un curso de fotografía para iniciados, el tema era auto-representación, yo en realidad creí que iba a un taller de poesía. Mi mudanza a una nueva ciudad me mantenía en un extravío constante. Sin embargo, en esas pérdidas encontré otra manera de estar presente y aquí: la foto como arte visual.

En el presente o últimos años, tu trayectoria creativa incluye tu labor como gestora y mentora de espacio para la fotografía y el quehacer de fotógraf@s no solo de México sino de aquellos países de habla hispana. Gracias a ti también logro entender cómo participar en los talleres ¿Cómo surge Miradas al fotolibro? 

Miradas al fotolibro es un proyecto de autor que fue gestándose desde lo propio a lo colectivo. Inicialmente me encontré desarrollando una propuesta de exposición de obra para un espacio museístico, esto me llevó a indagar, inicialmente en mi contexto inmediato y luego más allá. La historia se resume en tres momentos: el primero en mi ciudad de residencia proyectando una exposición que de individual pasó a ser mi proyecto de titulación en la especialidad: Planeta fotolibro en el escenario fotográfico potosino. El segundo cuando partí a la Ciudad de México a realizar la residencia académica del posgrado en la biblioteca del Centro la imagen. Durante mi estancia me di cuenta de la necesidad de generar espacios alternativos que estimulen la creación y reflexión en torno a esta práctica fotográfica contemporánea. En el mundo no son pocos los eventos que tienen lugar cada año con este propósito, sin embargo, en México es una tendencia aún en crecimiento.  Como lo he dicho antes, el libro para mi es un objeto cotidiano, sagrado y esencial. Es una extensión del ser humano, un punto de encuentro, y por ello creí que otros podrían tener una experiencia similar a la mía, ese anticipo de paraíso que fue la biblioteca del Centro de la imagen con su nuevo acervo de fotolibros llamado Folio, que arrancara también del empeño de la fotógrafa Mariela Sancari . Entonces sumé esta idea, a la anterior, es decir a la exposición, y a su vez consideré lo oportuno de reunirnos entre creadores, y personas interesadas a compartir saberes y experiencias en torno a esta disciplina. El tercer momento llegó cuando presenté el proyecto con el aval de el Centro de las Artes de San Luis Potosí al Programa de Apoyo a la Docencia, Investigación y Difusión de las Artes del Centro Nacional de las Artes (PADID) y fue seleccionado en el otoño de 2019.  Luego, el 2020 supuso un desafío extraordinario para todos. En el caso de Miradas al fotolibro que se planeó como un encuentro presencial, transfiguró debido a la circunstancia de la pandemia, en una edición realizada a distancia.  En sus primeras dos ediciones que también fueron apoyadas por la Coordinación en Artes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, las actividades se realizaron totalmente en línea; esto ofreció la posibilidad a los participantes de estar conectados desde diversas partes del mundo, y que el evento tuviera una representación latinoamericana durante el 2020 que a su vez creció hasta Iberoamérica en el 2021. Esta dinámica enriqueció de manera plural la experiencia, por ejemplo, la exposición que originalmente sería en galería con vigencia limitada, aún ahora puede ser visitada a partir de un clic de acceso, ya que se llevó a cabo el montaje digital a manera de acervo.

Casi sin pretenderlo, Miradas al Fotolibro se convirtió en la primera plataforma virtual especializada en fotolibro en México, me aventuraría a decir que es la única en su tipo. Su propuesta de presentación, acervo y exposición de obras, conferencias magistrales y conversatorios sin costo, disponibles públicamente ha marcado un esfuerzo sin precedente. Miradas al fotolibro no tiene una fuente de financiamiento permanente ni depende de ninguna institución pública o privada, cada actividad se gestiona de manera individual estableciendo alianzas con individuos y organizaciones interesados en participar y colaborar con el proyecto. Para este 2022, obtuvo nuevamente el apoyo del Programa de Apoyo a la Docencia, Investigación y Difusión de las Artes de CENART, y seguimos contando con el respaldo de otras instituciones como el Centro de las Artes de San Luis Potosí, la Coordinación Académica en Artes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y el Programa de Interacción Cultural y Social de FONCA que nos han ayudado a que el proyecto que sea posible. 

¿Has pensado en abrir ese espacio de Miradas al fotolibro e invertir la mirada. No desde la foto sino al revés, desde la palabra a la foto? Pienso en todos aquellos textos que hablan de la fotografía a través de la historia narrada, pero también de la poesía que mantiene viva una tradición entre poesía y pintura, luego poesía y fotografía y, finalmente, fotografía y cine (la imagen en movimiento). Pienso en, por ejemplo, poetas como María Teresa Andruetto y su libro Pavese/Kodak de Argentina, además de Carmen Amatto en México. 

Han sido limitadas las revisiones, al menos en México, de los cruces de poesía y fotografía, así que sobre eso va la expedición de MF Fotolibros que son Poesía y Viceversa. La búsqueda consistió en reunir poemarios con escrituras híbridas, es decir libros en los que haya una fusión coparticipe entre la poesía y la imagen visual... o al revés. Tuve la fortuna de ser acompañada y asistida en el proceso curatorial por autores de la talla de Guadalupe Arriegue de Argentina y Llorenç Raich Muñoz de España, en esta que es la primera muestra en México de autores y obras de fotolibros que guardan a su manera una estrecha relación con lo poético sin importar el tema que aborden.

Este encuentro al que asistes ahora Madeline es el tercero organizado y durará del 26 de agosto al 6 de noviembre y abrió, como sabes, con la inauguración de la que ha sido nuestra primera exposición presencial, ya que al ser un proyecto que emergió en 2020, las anteriores fueron virtuales.  En lo personal me apasiona el proyecto y lo que hago porque yo llegué a la foto con mi bagaje literario y casi por naturaleza propia, comencé a crear fotolibros, particularmente fotopoemarios.

He buscado, con mi trabajo de gestoría artística, aportar un paso en el camino a recorrer, una visión activa, y particularmente en esta área hay mucho por explorar desde la teoría, la crítica, inclusive desde la creación; sobre las relaciones de inter y multidisciplina de lo poético fotográfico.

¿Existe tal hermandad entre poesía y fotografía o hay resistencia, purismo, dudas de carácter epistemológico que riñan por mantener la pureza de un género a otro? 

Por supuesto que hay cuestionamientos, confrontación: ¿Acaso las buenas hermanas no antagonizan entre sí? Desde la llegada de la fotografía en el siglo XIX, los poetas se han preguntado sobre las posibilidades de esta otrora advenediza al arte, llamada fotografía. Sin embargo, hemos aprendido que cuando ambas se aproximan, pueden conjugarse y potenciar así, una creación plural.  En este momento hay autores como Llorenç Raich Muñoz que afirman: “La poesía fotográfica no se excluye ni es excluyente y, en su convivencia, contribuye a crear el corpus de la fructífera diversidad fotográfica”

Tu proyecto Rapsodia antes del olvido, presentado para la beca de residencia en Casa Pilar (en Chapala, México), explica que: “La poesía se extiende más allá́ del poema (o aquello que tradicionalmente se ha llamado poema y que refiere a un texto literario), es ruptura creadora que transgrede el lenguaje convencional, abriendo con todo su potencial expresivo el campo de lo simbólico”. ¿Nos puedes mostrar esta idea de ruptura creadora con fotografías y poemas tuyos?

Más que hablar de Rapsodia que es en realidad un proyecto en una etapa muy temprana, preferiría mostrar algunos fragmentos de mis dos fotolibros: Cartografía de una herida (2019) y Yo es otra (2022), este último presente en la exposición de CEART en estos momentos.

Cartografía de una herida es el resultado de un proyecto que inicié en el año 2016 luego de mi llegada a San Luis Potosí y tienen que ver un poco con este desmembramiento que viví al dejar mi estado natal.  Así inicié ese proceso interdisciplinar que se materializó en el año de 2019 y se presentó dentro del Festival Red Foto México organizado por el Centro de la imagen. Cartografía de una herida, es una obra relacionada con las lesiones y su metamorfosis a través de la memoria, el cuerpo y el espacio habitado, es un fotolibro pero es ante todo un poemario, una publicación de autor en 60 páginas, dividido en tres diferentes capítulos. 

Mi más reciente fotolibro, Yo es otra, ensayo poético sobre rostridad, se expuso en la galería Germán Gedovius del teatro de la Paz en San Luis Potosí, el pasado 2021. Este libro es el resultado de un proceso durante la contingencia sanitaria que nos obligó a quedarnos en casa, a estar adentro, y al volvernos hacia el interior, muchos nos desconocimos. ¿Quién es esta persona que miras? me pregunté frente al espejo, como muchos de nosotros desde el claustro. Por eso, con la finalidad de abordar el concepto de rostro como posibilidad de nuevas formas de subjetivación, yuxtapuse imágenes, principalmente autorretratos y retratos asociados, que dialogan entre sí a partir de la búsqueda de un yo en aquello que ya no es más un sí mismo, sino sólo producto de una narración contenida en un soporte en formato de leporello.  Este proyecto de desestabilización de la rostridad busca provocar una fractura de sentido en la imagen y secuencia fotográfica, cuestionar la identidad entre sujeto y objeto de representación creando una experiencia de lecturas múltiples que se completa cada vez que alguien lo mira.

Estos dos libros como son líricos y auto-referenciales. Menciona José Luis Brea que no hay territorio de la autobiografía fuera de lo colectivo, de la comunidad. Toda la pregnancia de una vida propia se gesta en efecto en los cruces con el otro.  Como ves, mientras construyo mi identidad, soy la imagen que habito.  Así, foto o texto escrito son alternativas para abordar desde mi práctica artística trayectos interiores, personales y ajenos. La fotografía o la palabra como instrumento poético para expresar lo invisible y lo inefable.

A continuación una selección de poemas de Celeste Alba Iris.

Maneras de sumergirnos

Las aguas tienen distintas maneras de sumergirnos en sus humedades

Uno puede ahogarse en su propia saliva

 inundar la piel de sudores

 destilarse en lágrimas

 

Por eso

guarda esa foto sin naufragio

sin caracoles que cuenten de otra orilla

aquella antes de hacer olas

Cartografía de una herida Maneras de sumergirnos

La tumba encarnada que habito

I

Comencé a desenredar mi cabello frente al espejo. Después del baño tengo este ritual. 

Esta vez lo interrumpo para buscar mi mirada entre los cabellos húmedos que siguen al frente. 

Ahí estoy. Esa soy yo. 

Mis edades, mi delineado permanente, el orificio izquierdo de la nariz más pequeño que el derecho.

Busco mi cámara.

 La sostengo.

Un solo tiro de gracia.

Cartografía de una herida (Tumba encarnada 2)

II

El abuelo tenía grandes bolsas pendientes del párpado inferior de sus ojos

Colgajos dobles          triples

En la cara de la tía      del tío 

gravitaban también racimos blandos bajo la mirada

Yo comencé a columpiar en sus curvas el temor a heredar esos signos en el rostro

 

Frente al espejo cuarenta años después

¿Quién es aquella a quien miras?

 

La imagen inversa pronuncia todas las edades transitadas

Reminiscencias cuelgan azarosas

archivo muerto

colección de insomnios

inventario de madrugadas 

bultos de lágrimas

 

         

le dije al cirujano

Puede usted rebanarme en tajos finos

Seré su muñeca de trapo

Corte y suture la tumba encarnada que habito

pespuntes y nudos ciegos en las fronteras 

A este lienzo de cruces hinchadas

encendamos veladoras

La casa de mi ausencia

……Ando como equilibrista

……en las baldosas

……Busco el camino

                               la salida

……de este calendario laberinto

……Tengo la casa de mi ausencia

……los días en pausa

……un guardadito de horas disueltas

……antes/luego de cerrar/abrir la puerta

 

……Entre ceja

……oreja y madre

……las puertas de la vacilación

…..

……Mañanas en ayunas

……estuarios muy angostos

……Y un saldo al corte

……de maquillaje corrido

……a rasgadura queloide

cartografía (Casa de mi ausencia)

Estas otras imágenes corresponden al fotolibro Yo es otra. Breve ensayo sobre rostridad:

No recuerdo la primera vez que me vi en otras lunas

fuera de los ojos de mi madre 

Tengo en la memoria a un gato

esponjándose con temor ante su propio reflejo
No soy el gato

ni aquella imagen al otro lado de la mirada de mamá
Yo es otra


Celeste Alba Iris

Creadora. Nace en Ciudad Victoria, Tamaulipas (1968). Actualmente reside en San Luis Potosí. Estudió fotografía en el CEART (SLP), y cursó especialidad con línea de conocimiento en Arte (UASLP). Ha creado distintos proyectos de autor entre los que destaca la plataforma Miradas al Fotolibro. Obtuvo el premio de fotografía Manuel Ramos 2017 convocado por SECULT. Ha realizado múltiples exposiciones colectivas e individuales. Su interés se centra en la exploración y el trasvase entre literatura y artes visuales. Sus temas recurrentes son la identidad y la memoria. Tiene publicados cuatro poemarios, dos fotolibros y una compilación de narrativa.

Madeline Millán

Madeline Millan es escritora, traductora y fotógrafa. Ha publicado siete libros. Dos de ellos premiados: Leche/Milk (Premio Nacional de Poesía del PEN Internacional de Puerto Rico, 2009), y Contracantos: Del aire a la rosa mención de honor (diálogo poético con 22 pinturas inspiradas por el Canto V, Divina Comedia de Dante, PEN Internacional de PR, 2014). Que el mar no me falte es su antología personal poética (2019). Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, árabe, portugués e italiano. Durante una década dirigió las lecturas bilingües de poesía en el Cornelia Street Café. Editó la antología internacional bilingüe titulada Cornelia Nights/Noches de Cornelia (2008). Su tesis doctoral sobre cine y literatura la inspira a crear Entreextremos, la primera revista electrónica latinoamericana de cine. En 2015 escribió un guión titulado Alwalida, historia de Elisa Remón, dirigido por el director catalán Manuel Polls: https://vimeo.com/221172365 (Código: Madeline). En 2017 fue becada por la fundación Valparaíso, en Mojácar/España, para iniciar los dibujos de un poema cuento para niños, Secreto escondido en un caracol. ¿Eres tú mi papá? es su segundo libro de niños inédito. Es directora de Casa Pilar, una residencia de artistas y escritores en Chapala, México. Su página es: madelinemillan.com 

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