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Pia Páez: vivir con y para la música

NUEVA YORK: La música es parte de su vida y el canto su manera de expresarse. Respira música desde que era pequeña y a las palabras habladas prefiere las cantadas. Frente a un micrófono, junto a un piano o con el acompañamiento de su guitarra, Pia Páez se transforma, emociona. Ya tiene a un gran número de fans que la siguen y esperan su primer álbum que está a punto de ver la luz.

Originaria de Mérida, en Venezuela, ciudad dominada por el majestuoso silencio de los Andes, Pia empezó a cantar en la coral del colegio cuando cursaba primaria y luego, ya adolescente, en un grupo que tocaba para la iglesia.

– Era muy simpático y nos divertíamos mucho. Antes que nada porque los ensayos eran un buen pretexto para saltar las clases y luego porque teníamos una configuración de banda pop rock con baterista, bajo, etc. y poníamos un toque particular a las canciones religiosas. Todavía hoy, en algunos conciertos me cruzo a veces con amigos que vivieron conmigo esos años y me piden que repita las mismas canciones.

Ya más grande se une a una banda de “covers” y hacen versiones de “Funkytown” y canciones de los años ‘70 y ’80.

 

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– Algunas de las bandas de esa época me han influenciado mucho, como por ejemplo la No Doubt, Garbage. En esos años conocí a los hermanos Sosa que tenían un grupo que se llamaba Dios le pague y tenían una movida más nacional, de cantautores y cantantes rock. Preparamos un tributo a los Pink Floyd con la orquesta de Mérida y yo me encargué de la coral y de los coros. Fue un proyecto que desarrollamos durante cinco años. En el mientras conocí a Junior Lobo y a Jonathan Bellomo, integrantes del grupo Los Andes Electrónicos, quienes me invitaron a ser parte de un nuevo proyecto, una banda que se llamaba Barbozza. Comencé a cantar en inglés y viajamos a muchas ciudades de Venezuela. Era música electrónica y en el momento me encantó pero en realidad no era lo mío así que decidí ir a Brasil. Quería aprender el portugués y me sentía muy atraída por la música de ese país.

A pesar de su escasa edad, tenía solamente 22 años cuando viajó a Sao Paulo, al poco tiempo Pia entró en un grupo como voz principal. Era una banda cuyos miembros tenían todos más de 50 años y mucha experiencia a cuestas. Un toque de nostalgia por esos meses tiñe de melancolía la voz de Pia mientras nos cuenta:

– Era una banda increíble. Tocábamos todos los viernes y con ellos aprendí muchísimo. El pianista era ciego, un músico extraordinario. Fue una gran experiencia porque ellos tenían un repertorio muy amplio de letras y acordes y, según el público, decidían las piezas que iban a tocar. Tenían el gran don de observar y entender los gustos de la audiencia. Yo tenía que estar preparada para todo. Fue muy útil para mi y ahora, cuando estoy en el escenario, trato también de amoldar mi repertorio a los gustos del público. Me enseñaron a ser flexible y a captar las señales del ambiente.

Pia cantó regularmente en inglés, español y portugués.

– A veces me equivocaba con la pronunciación – dice con una sonrisa – porque el portugués tiene unos fonemas que el español no tiene, pero el público recibía mis errores con risas de simpatía.

Confiesa que se hubiera quedado a vivir en Brasil enamorada como estaba de la música y de la gente pero, la realidad burocrática la obligó a regresar a Venezuela. Sin embargo lo hizo dispuesta a salir adelante y a aprovechar de la mejor manera posible todo lo que había aprendido en esos meses.

– Cuando llegué nuevamente a Venezuela la banda se había disuelto y cada uno de sus miembros estaba involucrado en otros proyectos. Al comienzo no fue fácil. Tuve una crisis personal porque además de dedicarme a la música también me había graduado en diseño gráfico, siguiendo los consejos de mi familia que no veía en la música un futuro seguro. Al regresar supe que debía escoger uno de los dos caminos y dedicarle toda mi misma.

Quizás el destino lo hizo por ella porque al poco tiempo conoció a Aureliano Méndez, actual productor de su disco, ganador de un Grammy, quien le brindó su apoyo y la ayudó a tomar una decisión de vida tan compleja y determinante para su futuro.

Desde ese momento Pia Páez se ha volcado completamente hacia la música, ha mejorado su preparación como pianista, y acompañándose con el piano, ha creado canciones propias, con música y texto a través de los cuales ha ido expresando sentimientos y emociones.

Son canciones que la desnudan mostrando fragilidades y fortalezas, canciones que a veces se transforman en el eco de otras mujeres, de una generación.

 

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Hoy en día el mundo de los músicos ha cambiado radicalmente. Ya no hay el mercado de los discos y las redes sociales han abierto nuevas fronteras. Tomando en cuenta todo esto, ¿cuáles son los pasos que tiene que dar un cantante para darse a conocer y vivir de su música?

Yo creo que lo más importante es tener perseverancia y muchas ganas de salir adelante a pesar de las dificultades que inevitablemente vas encontrando en el camino. La música es maravillosa. Escribir canciones, tocarlas, cantarlas, es algo liberatorio, y da muchas alegrías pero cuando empiezas a entrar en el mundo de la industria musical las cosas cambian. Tienes que enfrentarte con celos, egos, hay que luchar mucho para romper la invisibilidad en la cual a veces te sientes recluido. La radio sigue siendo un medio significativo. Cuando logré entrar en un circuito radial importante de Venezuela el resultado ha sido increíble. Lo mismo se puede decir de las redes sociales, desde Youtube hasta la página web, desde el twitter hasta el instagram y el Facebook son todos muy importantes para divulgar tu música y lograr romper fronteras.

 

¿Sientes que como mujer te ha sido más fácil o más difícil crearte un espacio en el mundo de la música?

Más difícil. No hay duda. Hay hombres que me han ayudado mucho pero hay otros que se sobrepasan y no se fijan en ti por tu talento sino con otras intenciones. Además hay que luchar con una cierta mentalidad que ve con desaprobación el hecho que estés en un escenario, que tengas que ir de giras con músicos hombres, en fin, una mujer, aún hoy, debe enfrentarse con dificultades ligadas a su género.

 

Ahora estás en Nueva York. Un nuevo cambio importante en tu vida. ¿Por qué?

Por dos razones. La primera es que aquí estoy haciendo el último master a mi disco. La segunda y sin duda la más importante, es que en Venezuela es prácticamente imposible tener una vida personal y profesional como cantante. Salir de noche se ha vuelto siempre más peligroso y la gente no acude a los conciertos porque tiene miedo. Vivimos en un clima tan tenso que sentimos la necesidad de salir para vivir. Nosotras somos cuatro hermanas, todas muy unidas y sin embargo vivimos en lugares diferentes. Mis padres y mi perrita se quedaron en Venezuela. Yo vine a Nueva York siguiendo un impulso y no me arrepiento. El primer mes me sentía muy rara, era como si alguien me hubiera agarrado y mudado de lugar. Luego, poco a poco, me fui acostumbrando a la ciudad y me gusta mucho la variedad tan grande de personas, llegadas de todo el mundo, que puedes encontrar. Sé que estoy empezando de cero pero estoy dispuesta a luchar y, si bien llegué solamente hace cuatro meses, ya tuve la oportunidad de abrir el espectáculo de Erika de la Vega e hice también mi primera presentación en una celebración completamente norteamericana. Fue muy simpático. Era una gran fiesta para recordar el cuarto aniversario de la tormenta Sandy. Se desarrolló en la calle y terminó en una discotienda donde tocamos varios músicos. Aquí hay muchos otros venezolanos que tienen bandas, cantan o tocan instrumentos. Cada día me siento más a gusto.

 

Considerando la difícil etapa de la vida de Venezuela que te tocó vivir ¿no has sentido el deseo de expresar en tu música también algunas inquietudes políticas?

Si, me gustaría hacerlo porque no soy de las que piensan que la música y las artes están desligadas de la política. De hecho yo misma estoy aquí por razones que derivan de la política. Pero no es fácil lograr una melodía que esté acorde con un texto tan fuerte. Por ejemplo admiro mucho a Charlie García quien ha logrado transmitir todo lo terrible de la dictadura argentina en sus canciones. Me gustaría lograr lo mismo.

 

Muchos son los proyectos que Pia está dispuesta a realizar en el futuro. El primero es su disco, que ya está a punto de salir y que deberá publicitar y dar a conocer. Quiere también profundizar sus conocimientos musicales, dedicarse a la composición y eventualmente hacer música para cine y para televisión. Es joven pero tiene la determinación de una guerrera.

 

Sé que la vida te pone frente a situaciones difíciles. Ser joven en Venezuela es complicado, muchos de nosotros emigran o desean hacerlo con todo el dolor que esas decisiones conllevan. Pero, a pesar de todo, creo que hay que luchar para lograr lo que deseamos, para alcanzar las metas que soñamos. Las crisis deben servirnos para crecer, para fortalecernos, para mostrar la capacidad que tenemos de sacar las garras y superar escollos.

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