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Melina Leon

Melina León: cine para no olvidar

NUEVA YORK: El cine tiene el poder de devolvernos la memoria. Imágenes del pasado se transforman en nuestro presente durante un espacio de tiempo breve pero suficientemente largo para suscitar sentimientos, emociones, recuerdos. Para denunciar y evitar el olvido.

Es lo que hará Melina León con su primer largometraje de ficción: Canción sin nombre basado en una historia real, en hechos acaecidos en los años ‘80 en Lima.

“Eran niños, algunos de pocos meses; eran de familias pobres, muchas veces de madres solas que llegaban a Lima de otras partes de Perú, huyendo de la pobreza y de la violencia. Vivían en un país asolado por la crisis económica y la violencia política y… desaparecieron. Más de cuatrocientos niños se esfumaron en la nada, víctimas de un tráfico coordinado por una familia sin escrúpulos que contaba con la ayuda de dos jueces y de otras personas.

Las madres dejaban a sus bebés en una casa cuna y muchas veces cuando, tras un día de duro trabajo, iban a buscarlos encontraban sus camitas vacías y unas respuestas vagas.

Eran vendidos como animalitos y de nada servían los llantos, los reclamos, los largos recorridos entre un hospital y otro, las denuncias y los rezos de los padres. La justicia era demasiado cara para ellos. En una sociedad que los marginaba en los llamados pueblos jóvenes, barrios de arena con casas de paja y camas de estera, eran sombras sin voz”.

Pero, no todos quedaron indiferentes y sordos a los llantos, a los ruegos y a las denuncias de tantas madres y padres que enloquecían de dolor tras la desaparición de sus hijos. Hubo un periodista quien los escuchó y empezó a escribir contando sus historias. Su pluma logró derribar el muro del silencio institucional y obligar la soñolienta justicia a actuar. Ese periodista era Ismael León, papá de Melina.

“Los culpables fueron detenidos pero los niños nunca más regresaron. Para repatriarlos se hubiera necesitado una voluntad política que no existía”.

Melina era una niña y recuerda solo vagos comentarios de su padre cuando se vivió ese drama. Pero, después de 25 años, el pasado irrumpió nuevamente en su vida con la voz de una mujer quien, hablando español con un marcado acento francés, llamó a su papá para decirle: “Gracias por sus artículos, yo soy una de los niños desaparecidos”.

“Fue un momento muy emotivo. Esa mujer había venido a Perú buscando sus raíces, tratando de entender porque sus padres la habían abandonado y, cuando descubrió la verdad, supo que, lejos de abandonarla, su madre había luchado muchísimo para que le devolvieran a su hija y que nunca se había resignado a su pérdida”.

La película se desarrolla a finales de los años ’80 aunque los hechos reales hayan ocurrido al principio de esa década. “Decidí transferir la historia a una época que fue muy difícil para Perú a nivel político y a nivel económico. Fueron tiempos de grande violencia, sobre todo por los actos terroristas de Sendero Luminoso que hacía atentados casi todas las semanas pero no solo. Cuando la Comisión de la verdad empezó a ahondar sobre los hechos de esos años se descubrió que, en esa guerra interna, la violencia de los militares había sido igualmente cruenta. La historia de los niños se cruza con la tragedia de un país sumido en un caos terrible”.

– Una historia dura que necesita de una gran fortaleza interna y que mueve muchas emociones.

Sin duda. Hay madres que no logran escucharla, no la soportan. Creo que no hubiera podido enfrentarla antes porque requiere de una gran madurez y fortaleza interna.   

Melina León era una niña cuando descubrió la magia del teatro tras estudiar danza teatro con Novo Miyagi. Cursaba un colegio experimental en el cual daban mucha importancia a las artes y miraba fascinada el trabajo que ponía en escena el grupo de teatro Yuyachkani, uno de los más respetados de Lima.

Al crecer se siente atraída por el cine y su primer trabajo en el séptimo arte lo obtiene gracias al poeta peruano José Watanabe para el cual trabaja como asistente de dirección. Cuando llega a la Universidad escoge la carrera de Comunicación porque es la única que ofrece varios cursos de cine. Crea la compañía de producción, La manzana azul, para la realización de cortometrajes, junto con un socio, Alonso F. Mayo, pero pronto ambos siente la necesidad de profundizar su formación y deciden viajar a Estados Unidos. Alonso irá a Los Ángeles y Melina a Nueva York donde cursa durante cinco años un MFA en Columbia University. Allí Melina estudia con profesores de muy alto nivel, como Richard Peña, ex director del NYFF y de la filmoteca del Lincoln Center y los directores Tom Kalin y Eric Mendelsohn.

Se gradúa preparando como tesis un cortometraje, “El paraíso de Lili”, que es una historia basada también en hechos reales y que se desarrolla en los años ‘80.

“Son episodios que siguen, en el colegio y en la casa, a una niña de unos 10 años cuyo hermano decide ingresar en la guerrilla Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)”.

En Nueva York establece su segunda casa, y, mientras trabaja en otras producciones, va preparando el guión de su primer largometraje que empezará a filmar el próximo año.

Con un trabajo de hormiguita Melina y la productora Torch Films, creada por egresados de la carrera de cine de NYU, que la acompaña en este proyecto, lograron recibir una contribución de casi 190mil dólares del Ministerio de Cultura del Perú que cada año ofrece ayuda económica a seis realizadores para desarrollar películas de ficción no comerciales. Ganaron el Programa Ibermedia que cada año ofrece fondos a varios realizadores de América Latina y recientemente también el grant que pone a disposición de artistas y cineastas la Jerome Foundation. A pesar de la importancia de todas estas contribuciones, el Budget de la película ronda alrededor de los 700mil dólares.

– Una cifra muy alta, ¿cómo piensan lograrlo?

– Estamos cerrando unas coproducciones con unos productores de México y con una empresa de Estados Unidos. Ya tenemos unos partner españoles, una pequeña productora canaria, con la cual accedimos al fondo de Ibermedia y ahora lanzamos un kickstarter para comenzar a trabajar con el equipo que se ocupará de la reconstrucción histórica. Queremos empezar a filmar el próximo año, no sabemos exactamente la fecha porque dependerá de los compromisos de un excelente director de fotografía con el cual deseo trabajar, el chileno Inti Briones, y de la directora de producción Enid Campos, una gran profesional muy talentosa y apreciada.

– ¿Cuál es el mensaje que quieres lanzar con tu película?

– Mi esperanza es que esta película logre promover una discusión sobre la violencia, que nos permita recordar y analizar lo que pasó en esos años tan terribles en Perú. Al momento todos estamos de acuerdo en rechazar las acciones de Sendero Luminoso pero creo que necesitamos ahondar más, saber porque pasaron esas cosas y como podemos evitar que en algún momento se repitan.

Si quiere ayudar Melina León en la realización de su película hágalo participando en su kickstarter.

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