Ilaina Rabbat nació en Venezuela, hija de un matrimonio que huyó de la dictadura argentina. Creció con las convicciones personales de quien es testigo de la vida en el exilio. Frente a esta circunstancia, tuvo claro que quería un cambio y quería ser parte de él. Empezaría en la escuela con jornadas de recolección de pilas, ropas, pero rápidamente desembocaría su interés en el sector social. A los 14 años empezó su capacitación no formal en temas de Derechos Humanos y una incansable trayectoria que incluye a Haití, Ecuador, Bolivia y Kenia como destinos.
Para ella nunca fue un problema la elección de sus ámbitos profesionales, cursó Estudios Internacionales y Comunicación Social. Sin embargo, siempre sintió que faltaba algo dentro de la formación académica regular.
“Había una gran brecha entre lo que las universidades estaban ofreciendo y lo que el sector social estaba necesitando. Las universidades en general no estaban dando una enseñanza práctica real”.
Por sentir que no había un trabajo profundo de autoconocimiento en las universidades, empezó a idear una nueva propuesta bajo esta premisa: “No podemos vivir la vida pequeña. Hay que conectarse con lo que sucede”.
En 2011 estaba enfocada en uno de sus mayores ejes de trabajo: la juventud. De hecho, se desempeñaba dentro del programa AVANCEMOS de Ashoka, que está orientado especialmente hacia los jóvenes. Precisamente fue en los pasillos de la mayor organización de emprendimiento social del mundo en Washington DC, que junto a Roshan Paul nacería Amani Institute, con la intención de hacer un modelo educativo más holístico y llenar las falencias de la universidad pública o privada. El objetivo sería entrenar profesionales para resolver problemas mundiales.
En ese momento Ilaina estaba por partir a El Salvador, mientras que Paul se quedaría un año más en DC. Estuvieron trabajando casi dos años en desarrollar el currículo cuya metodología tiene tres pilares:
1. Experiencia: cualquier curso o programa de Amani radica en la práctica, en aprender del hacer a través del failure (error).
2. Experticia: fortalecer las habilidades y herramientas propias de cada quien, no basándose solo en teorías, sino en una visión sistémica, empática, generando coraje y capacidad de manejo de proyectos que mejoren la capacidad de resolver problemas.
3. Conocimiento de un agente de cambio: involucrar los valores, y el estilo de vida, se parte de un entrenamiento de ser sustentable a nivel humano.
El mundo y el ser ya no se pueden separar. En ello radica el concepto holístico de Amani Institute. Herramientas, experiencia y autoconocimiento van de la mano, están interconectados.
El siguiente paso radicó en un hecho fundacional. Tanto Ilaina como Roshan se dieron cuenta de que ellos promovían siempre aquello de “salir del área de confort” para conseguir el verdadero espíritu de innovación. Fue así que repararon en que debían dar el ejemplo. Pensaron un destino que los retara a ambos, un lugar que ambos desconocieran y que resultara contundentemente nuevo, un reto. África era el continente y Kenia el país. Fue en Nairobi donde se abrió el primer HUB de Amani Institute.
El primer programa importante que ofrecieron fue en 2013 y se trató de una Post graduación en Innovación Social y contó con más de 200 aplicaciones provenientes de todo el mundo. El postgrado ofrece 15 cursos diferentes con más de 50 profesores invitados durante 5 meses en los que cada quien trabaja en una organización de su preferencia y donde la fuerza de la naturaleza es un rasgo protagónico.
Actualmente la idea de Amani es tener estos laboratorios de ideas y soluciones en todo el sur, cubriendo los tres principales continentes: América Latina, África y Asia. De hecho, acaba de ser inaugurado el HUB en Sao Paulo y esperan en dos años abrir en India.
Rabbat comenta que ha sido maravilloso ver cómo desde Togo, Somalia, Brasil han surgido respuestas asombrosas para combatir la violencia y promover los temas humanitarios. Descubren recursos que no están regularmente planteados. Amani significa “paz” en el sentido de una paz amplia de no conflicto, estabilidad y alineación. “Aman-” es una palabra cuya raíz significa paz global y paz profunda desde Marruecos hasta Indonesia.
Ilaina, quien recientemente formó parte del jurado del concurso online “Jóvenes dibujando nuevas realidades” de NEXSO junto a Fundación Mi Sangre comenta que la juventud ofrece sobre todo esperanza y la alegra saberlo. Por encima de la creatividad o la imaginación, que no deben caer nunca, la esperanza. “Los jóvenes sienten que todo es posible, para mí eso es muy cierto, todo se puede”.
Insiste en que se debe promover la paz como una cuestión global. Cualquier iniciativa hacia la promoción de ideas y trabajo conjunto es no solo positiva sino también necesaria. Hay que trabajar para asegurar la permanencia de las soluciones que se promuevan dentro del concurso.
“Hay que entender: si las personas son negativas es por algo, debemos procurar entender sin juzgar. La paz no debe ser solo hacia afuera. Todos somos uno. Estamos conectados. Es 100% empatía para con uno y con otro”.
“Es muy difícil amar lo que uno no conoce. Tenemos que conocernos”.