NUEVA YORK: El cuarto desnudo, de Nuria Ibáñez, es un documental que obliga a pensar, sentir, reflexionar. Crudo y tierno al mismo tiempo se desarrolla en un único espacio: la habitación donde tienen lugar las consultas psiquiátricas de un hospital infantil en la ciudad de México.
Los protagonistas son niños de 8 a 17 años quienes dialogan con sus padres y sus médicos.
Son niños y adolescentes que han sido maltratados, violados, que sufren por no responder a los estereótipos de nuestro tiempo: ser delgada, ser bonita, ser macho, ser valiente. Son jóvenes que terminan maltratando sus propios cuerpos hasta intentar el suicidio.
El universo humano que nos presenta la realizadora madrileña Nuria Ibáñez no necesita de grandes movimientos de cámara ni de efectos especiales. Es suficiente una cámara fija que enfoca los rostros de los protagonistas. Sus expresiones, sus palabras, no necesitan de mayores artificios para hablarnos de dolor, miedo, injusticias, a veces esperanzas, y casi siempre soledad.
Nuria Ibáñez cuya primera película fue ‘La cuerda floja’, con este segundo trabajo se impone como una directora sensible y valiente.