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Henrique Faría Fine Art

Imaginando espacios: Construcciones en color y texto

NUEVA YORK (Jueves 23 de junio): La galería Henrique Faría Fine Art inaugura otra interesante exposición, una colectiva, curada por Alexandra Schoolman, que quedará abierta hasta el 30 de julio.

Imaginando espacios: construcciones en color y textos parte de la premisa que los colores y las palabras son los dos bloques sobre los cuales se basa la expresión de la creatividad.

La curadora Alexandra Schoolman nos explica que la idea de esta colectiva «surgió a raíz de una conversación con Henrique Faría. Su objetivo es el de promover a nuestros artistas conceptuales que han dedicado su práctica a la investigación de las propiedades y aplicaciones de color y texto y de mostrar cómo manipulan estos elementos para expresarse mejor . El marco curatorial que desarrollé es que el color y el texto tienen capacidades arquitectónicas y pueden usarse como elementos constructivos de una composición. La inspiración de la muestra es la serie de Osvaldo Romberg titulada Historias del arte que analiza diferentes obras simbólicas de la historia del arte occidental a través de los colores que la componen. Los colores y la manera cómo el artista los utiliza, son los que generan el contenido de la obra en lugar de los elementos figurativos».

¿Hasta qué punto el uso de ambos recursos, color y texto, caracteriza el arte contemporáneo latinoamericano y lo distingue del de otras latitudes, por ejemplo en Usa o en Europa?

Creo que cada región tiene sus propias respuestas y desarrollos que surgen y avanzan según las movidas culturales locales, las políticas de gobiernos nacionales, y el contexto histórico/social/político/económico en el cual los artistas nacieron y crecieron. El color y el texto son recursos disponibles en todo el mundo, así que la diferencia del contexto es la que influye en la producción creativa. En el texto comparo los desarrollos lingüísticos de Barthes y Derrida con las condiciones de censura en varios países latinoamericanos y muestro cómo, por estas posiciones básicamente opuestas, ambos lados llegaron a desafiar el poder de la letra escrita, las reglas asociadas con las normas, los modos de comunicación, y el significado que encierran las palabras. La obra no es algo que se pueda ver aislado del artista mismo ni del medio ambiente de donde surgió. Pienso que el potente contexto histórico de las dictaduras y su legado, es lo que distingue la obra de los artistas latinoamericanos. Esta exposición intenta demostrar como el color y el texto construyen el mundo, el medio ambiente. 

¿Crees que hay una diferencia entre los artistas que quedaron en sus países y los que viven en otras partes?

Esta pregunta es complicada, porque sin duda el país en el cual se nace y se crece influye mucho en una persona y en su perspectiva de la vida. Pero es interesante señalar que casi 10 de los artistas quienes participan en la muestra no viven en su país de nacimiento. Creo que en el mercado de arte global y en pleno posmodernismo y con los legados de postcolonialismo, la referencia a un artista u obra de arte como latinoamericano/a sirve más como una etiqueta, una distinción más o menos arbitraria, porque el arte es el arte y las ideas, las emociones, los pensamientos, las teorías son universales.

¿Nuestra manera de trabajar color y texto ha influenciado a artistas de otros continentes?

Como mencioné anteriormente, creo que muchos de los acontecimientos artísticos surgieron de las realidades e historias locales. Pero también creo que los movimientos nacidos en Latinoamérica, como el cinetismo, el neo/concretismo y el arte correo, agregaban mucho a la conversación global del arte conceptual. Y por ser una conversación, el diálogo pasaba de un campo al otro con nuevas ideas y aplicaciones. De hecho, en 1971 Mirtha Dermisache recibió una carta de Roland Barthes en la que le elogiaba su trabajo y declaraba que ella había alcanzado a demostrar con su obra la esencia de la escritura. Aunque las teorías que inspiraban a los artistas latinoamericanos venían de los EEUU y de Europa,  no estaban ligadas a una tierra cualquiera, eran teorías de arte y pensamiento, y los artistas latinoamericanos adaptaron estas ideas al contexto en el que vivían. Es lo que expresan en su arte.

¿Cuál es el valor del blanco entre estos colores? ¿Podríamos decir que es como una pausa de silencio en la música?

Yo lo experimento como un respiro, un alivio del «peso» del color. Claro, el blanco es un color tan necesario para crear tonos, sombras, pliegues, así como lo es el negro en el lado opuesto del espectro. Entiendo cuando propones la idea de silencio, pero también creo que la mente llena ese silencio al mirar una obra y le inserta pensamientos y emociones. Cada color es un estímulo.

Los artistas cuyas obras podremos admirar en la colectiva que inaugura este jueves la galería Henrique Faría son: Regina Aprijaskis (Bordeaux, 1921- Lima, 2013); Emilia Azcárate; Waldo Balart;  Luis Benedit; Paulo Bruscky; Delia Cancela; Emilio Chapela; Eduardo Costa; Jaime Davidovich; Diana de Solares; Guillermo Deisler; Mirtha Dermisache; Anna Bella Geiger; Carlos Ginzburg; Mercedes Elena González; Elizabeth Jobim; Leandro Katz; Clemente Padín; Karina Peisajovich; Federico Peralta Ramos; Claudio Perna; Alejandro Puente; Luis Roldán; Osvaldo Romberg; Ana Sacerdote; Eduardo Santiere y Horacio Zabala

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