NUEVA YORK: La Galería del Consulado General de Argentina en Nueva York se prepara para recibir una nueva exposición. El artista invitado será Daniel Romano quien presentará HUNT. Juego de Superficies.
En el texto curatorial, Federico Baeza quien es investigador, docente y curador especializado en arte contemporáneo, así describe las obras de la exposición de Romano:
Las figuras emergen débilmente de la bruma, una blancura apenas coloreada pero tan espesa que sólo permite reconocer la presencia de cuerpos sutilmente recortados sobre un fondo sin horizontes ni accidentes aparentes. Contornos sugeridos, líneas y tonos elusivos. En la densa atmosfera nos interpela la presencia frontal y simétrica de unas cabezas de ciervo que se yuxtaponen a estas anatomías humanas vagamente esbozadas.
El rictus de estas cabezas señala una amenaza inminente, algo las acecha. Como en los documentales de la televisión sobre la vida natural en densos bosques, áridas estepas o verdes llanuras, el rostro del ciervo parece detenido en ese momento en el que ha detectado a su cazador. Su cabeza gira violentamente, las orejas alzadas apuntan en dirección al peligro, sus ojos diminutos, oscuros, inexpresivos, nos intuyen. En la superficie de la pintura, en esta claridad vespertina suspendida en el tiempo, los ojos de los ciervos son hendiduras, muescas de colores con poca saturación.
En la sala que ahora usted está recorriendo las figuras parecen buscarse entre ellas, observarse, recelarse, ponerse en guardia. Solitarias, o en pareja, se devuelven la mirada recíprocamente. Podría pensarse que el rostro del ciervo es una máscara, también que la imaginación de un cazador ha impreso esa máscara de ciervo como un código sobre aquello que considera su presa.
A finales de la década del 50 Erving Goffman recuerda que el significado original de la palabra persona es máscara. El padre de la microsociología sacó mucha utilidad de este origen etimológico: en las pequeñas escenas de nuestras relaciones, en nuestros deseos, en nuestros objetivos de caza, construimos roles, mascaradas, juegos de superficies en los que intentamos descifrar el enigma que el otro representa y, simultáneamente, nos damos una imagen de nosotros mismos.
En la claridad de la superficie pictórica que usted ahora observa, los contornos del cazador no se hacen presentes. Tal vez su territorio no se encuentre fijo, este depredador puede ser un lugar flotante, una suerte de niebla que impregna todo el espacio de la sala. Un cazador difuminado en el ambiente. Estos mismos cuerpos pueden ser al mismo tiempo depredadores y presas al mirarse alternativamente, se trata de un juego de reflejos y transparencias, un terreno de escarceos, entre acciones y previsiones, adelantos y retrocesos.
En la serie HUNT Daniel Romano vuelve a preguntarse por un escenario que hace tiempo lo desvela: el perímetro de nuestras relaciones interpersonales, los hilos invisibles que coordinan cálculos y tácticas en el sinuoso perímetro de nuestros vínculos más próximos. En estas políticas de lo personal existen juegos de superficies, espejos en los que propios y ajenos conjuran un perfil de sí mismos. Máscaras, pieles, cutículas, expresiones fijas y ecos admirables de sentimientos. En la imagen, en la pintura, se conjuga el deseo. No se puede reprochar a las cutículas que no sean corazones.
La exposición quedará abierta hasta el 30 de Julio.