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Alondra de la Parra: la música es mi gran compañera

NUEVA YORK: Se puede decir que Alondra de la Parra nació con la música que le danzaba dentro. La directora de orquesta mexicana quien dirigirá un concierto en Nueva York, el próximo sábado 1 de noviembre, con su Orquesta Filarmónica de las Américas que vuelve a nacer para esta ocasión, creció en una casa donde las notas de las canciones acompañaban el diario acontecer de madre, abuela y tíos.

Su padre escritor, dejaba que las palabras tuvieran como acompañamiento las melodías que traspasaban las paredes de la casa, la madre socióloga dedicaba a la música los momentos de pausa, y de alegría.

Alondra desde muy pequeña supo que nada mejor que la música podía expresar sentimientos de amor, cobijo, felicidad y amargura y la escogió como mejor compañera.

A los siete años descubrió el placer del piano y a los trece el del chelo. La música la fue atrayendo como un imán. La atrapó cual embrujo de flautero y ella la siguió con un amor sin fisuras, de esos que no conocen traiciones ni desgastes.

Quedó enamorada de la música como un todo, en sus miles de posibilidades, y el camino hacia la dirección de orquesta fue casi inevitable.

Alondra de la Parra, quien había nacido en Nueva York para después mudarse, a los dos años, a Ciudad de México, volvió a la gran manzana para profundizar estudios. Pero, siendo aún estudiante, a los 23 años, con una pasión y una dedicación fuera de lo común, empezó a poner ladrillo sobre ladrillo para crear una Orquesta Filarmónica de las Américas con la cual dar espacio y visibilidad a los jóvenes talentos musicales de América Latina. El éxito de la Orquesta bajo la batuta de la que ya se iba imponiendo como una directora de gran talento, fue inmediato. Presentó una temporada anual de conciertos en Nueva York, realizó tres giras internacionales, inició un Concurso para Jóvenes Compositores y un importante programa educativo para niños de escuelas públicas del Bronx en Nueva York así como con las orquestas infantiles de Ciudad Nezahualcóyotl y Tlahuitoltepec, Oaxaca.

La Orquesta suspendió sus actividades en junio de 2011.

–       El cierre de la “Orquesta Filarmónica de las Américas” fue lo más doloroso que he tenido que enfrentar en mi carrera. Tenía 23 años cuando empecé a trabajar para lograr que esa Orquesta fuera una realidad y me volqué en ella con toda mi misma. Busqué a los músicos, los fusioné, busqué a los patrocinadores, hubo que organizar las giras, definir los objetivos.

Nuestro deseo era el de insertarnos dentro de la comunidad de Washington Hights y lo logramos. Puedo decir que en ese proyecto puse mi vida y toda la pasión de los 20 años. Tener que aceptar su cierre fue algo sumamente doloroso -.

La herida por esa pérdida es tan honda que la percibimos en todo su ser.

–       ¿Cuál fue la razón de ese cierre? ¿Hubo problemas entre los componentes de la Orquesta?

–       No, en absoluto. Nunca hubo ningún problema entre los componentes de la Orquesta, es más, nuestra amistad sigue tan fuerte hoy como lo fue ayer. La crisis la generó una petición de los sindicatos americanos quienes querían que sindicalizáramos la Orquesta. Nosotros no teníamos la fuerza económica para hacerlo. Los músicos cobraban muy bien y estaban contentos pero nuestra institución no estaba en condiciones de enfrentar lo que significa la sindicalización. Pedimos que nos dieran tiempo pero no hubo forma. Al final, cuando decidimos cerrar, se dieron cuenta que efectivamente no estábamos en condiciones de adecuarnos a sus requerimientos de inmediato y creo que les dolió pero ya era demasiado tarde-.

Pero la Orquesta Filarmónica de las Américas volverá a surgir por una noche, el próximo sábado 1 de noviembre en el Town Hall, para cerrar, con un concierto que se prevé particularmente emotivo, la 11ava edición de “CELEBRATE MEXICO NOW!”, el Festival más importante para el arte y la cultura mexicana contemporánea en Nueva York.

Quizás si, en días en los cuales se recuerdan a los muertos, será posible un resurgimiento de la Orquesta. Lo preguntamos a Alondra y percibimos un dejo amargo en su voz:

–       Si tuviera 23 años, como cuando la empecé, te diría un “Sí!” rotundo. Hoy, tras diez años y con mucha más experiencia en mi haber, puedo decirte que es una posibilidad y que sería estupendo. Lograrlo es difícil pero sin duda este concierto podría representar un nuevo punto de partida -.

A pesar del dolor por el cierre de una criatura tan amada como lo fue la Orquesta Filarmónica de las Américas, Alondra de la Parra en estos diez años ha acumulado muchos éxitos y grande gratificaciones.

Ha dirigido Orquestas de gran renombre no solamente en México y en Latinoamérica sino en todo el mundo. Entre sus satisfacciones más recientes recuerda la dirección de las Orquestas de París y de la radio de Berlín.

–       La experiencia en la Orquesta de París fue muy importante. Allí no solamente encontré a músicos de muy alto nivel sino a unos seres humanos divertidos, llenos de imaginación y con muchas ganas de trabajar conmigo. Cuando me volvieron a llamar para dirigirlos nuevamente sentí una gran satisfacción porque el primer contrato es siempre una prueba y solamente cuando te buscan nuevamente estás segura de que quedaron contentos con tu trabajo. Lo mismo puedo decir de la Orquesta de radio de Berlín. En noviembre voy a grabar con ellos un segundo CD con música de Tchaikovsky y Bernstein -.

–       ¿Es particularmente difícil para una mujer lograr el respeto de una orquesta?

Alondra de la Parra queda un momento en silencio. Luego nos dice:

–       No creo que sea más difícil para una mujer estar frente a una Orquesta por el mero hecho de ser mujer. Cualquier persona tiene que demostrar que está muy bien preparada, que conoce a fondo la obra, el compositor. Como director estás constantemente bajo observación. A los músicos no les importa si eres mujer o hombre, ellos quieren que el concierto suene bien y para lograrlo tienes que estudiar mucho. Son horas y horas de dedicación. El respecto lo ganas con el trabajo -.

La crítica internacional alaba la pasión, la fuerza, la energía de Alondra de la Parra como directora de Orquesta. Ella parece transformarse en un todo con la música y con los músicos, cada instrumento se refleja en un gesto de su cara o cuerpo, las manos acompañan cada nota y cada silencio.

–       ¿Crees que hay un secreto para ser buen director de Orquesta?

–       No, no creo que haya un secreto. Hay solamente mucho trabajo detrás de un buen director de Orquesta. Hay que estudiar mucho, desarrollar tu oído, la capacidad de comunicación con la Orquesta. No, definitivamente no hay secretos y tampoco caminos cortos. Solamente estudio, trabajo y disciplina -.

No podemos dejar de quedar impactados por la seriedad con la cual Alondra asume su rol. Entendemos que esa entrega absoluta a la música no responde al deseo del éxito sino a una necesidad mucho más profunda de su ser.

–       Alondra, ¿qué es la música para ti?

Una pausa, quizás para buscar las palabras justas para describir el mundo que las notas mueven dentro de ella.

– La música es mi vida, es mi forma de expresarme. Es el vehículo a través del cual me comunico mejor y me acerco a los otros seres humano. La música es rescatar lo bueno, lo puro y lo positivo. Es un poder que solamente encierran las notas. Y finalmente la música es mi mejor compañera -.

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