Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
jose bernardo gomez

Valores retrógrados

Muchos de los estudiosos de la antigua civilización maya estuvieron elucubrando sobre una supuesta profecía, que indicaba que el mundo tal como lo conocemos, es decir, tal como lo imaginamos, llegaría a su fin el día del solsticio invernal del año gregoriano contado como 2012, desde la pretendida fecha en que, según la Iglesia Católica, nació Jesús de Nazareth.

Los investigadores de la cultura maya concluyeron que según la antigua sabiduría un gran cataclismo acabaría con el mundo el 21 de diciembre de 2012, basados en una posible medición del tiempo transcurrido desde su creación, calculada por los sabios mesoamericanos en un tiempo equivalente al año 3.113 a.C. Para ellos, el Gran Ciclo del tiempo constaría de 5.126 años terrestres, que se cumplirían en la mencionada fecha.

La presunta profecía maya del fin del mundo para fines de 2012 era reforzada por un eventual fenómeno astral, conocido como alineación de nuestro planeta con el centro galáctico, capaz de generar tal nivel de alteración en las vibraciones energéticas, que favorecerían una gran catástrofe, y como consecuencia de ello, surgiría una Nueva Era en la historia de la humanidad.

Más allá de todas esas especulaciones, y su fundamentación lógico-científica, hay pruebas irrefutables del desarrollo intelectual, cultural y espiritual de la civilización maya. La cultura centroamericana alcanzó elevados niveles de conocimiento en las áreas de matemáticas y astronomía, construyendo extraordinarios observatorios y elaborando sofisticados calendarios de gran precisión, que aplicaban en la integración de la vida agrícola, económica, espiritual y religiosa.

Uno de los cuerpos celestes tomado por los mayas como referencia privilegiada para su medición del tiempo y el espacio, aparte de la Luna y el Sol, fue el planeta Venus, al que también personificaban y atribuían poder espiritual. Se trata del planeta más cercano y parecido a la Tierra. Por esa razón, supera en esplendor, por más de cinco veces, a la estrella más brillante.

Aunque la órbita de Venus es más reducida que la de la Tierra y su “año” es más corto que el nuestro, el ciclo sinódico, desde una conjunción inferior con el Sol hasta la siguiente, es de 584 días. Cada cinco ciclos sinódicos, esto es, cada 8 años, se reproduce la conjunción en la misma zona del cielo, constituyendo un ciclo de mayor extensión.

Venus, semeja una muy brillante estrella, que surca el cielo cerca del Sol. Cumple con roles significativos: anuncia la llegada del día, cuando aparece por el oriente, poco antes de la aurora; y es preludio del anochecer cuando se muestra por occidente, poco después del crepúsculo. En cada una de esas funciones permanece 260 días continuos. El mismo tiempo requerido para la gestación humana (entre 255 y 265 días), constituyendo también una de las unidades del tiempo maya (20 unidades de 13 días cada una).

El planeta que comparte su nombre con la diosa romana del Amor y la Belleza, y que representa la feminidad, entró en retrogradación el pasado sábado 4 y permanecerá en esa modalidad hasta el venidero 15 de abril. En ese período, Venus se unirá al Sol (25 de marzo), a los pocos días del Equinoccio, culminado el ciclo iniciado el 15 de agosto de 2015, y comenzando el que tendrá vigencia en los siguientes 584 días.

El mismo día de la confluencia de los ciclos sideral y sinódico de Venus, éste se vuelve invisible y modifica su ubicación en el cielo, para reaparecer luego como lucero de la mañana durante los próximos nueve meses. El astro del amor nos deparará esos fenómenos como una sutil indicación de los procesos íntimos que nos corresponde vivir.

En sus seis semanas de retrogradación se altera el significado del planeta Venus. Usualmente representa todo lo que valoramos, su dimensión espiritual, moral y material: los sentimientos, los deseos, el placer, la estética, la seducción, la unión, las posesiones y el dinero.

Ahora, mientras retrograda, Venus nos brinda la ocasión de re-vivir lo que más nos afecta y valoramos, de re-pensar lo que más queremos y anhelamos, y de re-elaborar nuestras relaciones amorosas hacia los otros y con la vida. También pueden surgir trabas en la expresión de los sentimientos; re-encuentros afectivos, recuerdos, nostalgias y melancolías; penurias o pérdidas económicas; y añoranza por los tiempos idos, de abundancia y placer.

Pocos años después del anunciado fin de mundo, atribuido a los mayas, nos encontramos con la decadencia de los logros civilizatorios y el retroceso en las expresiones del amor y la solidaridad, de épocas pasadas. La retrogradación de Venus nos retorna a lo pudo haber sido y no fue. Nos confronta con nuestros valores y con los que la humanidad resalta. Todo ello como heraldo de un mundo que se acaba y otro que sufre los dolores de parto.


Photo Credits: Stephen Rahn

Hey you,
¿nos brindas un café?