Al mismo momento en que el pasado domingo 3, se lograba la completa redondez de la Luna y se producía su alineamiento con el Sol y nuestra Tierra, el pequeño Mercurio, que siempre se mantiene cerca de la esfera solar, iniciaba su cuarta y última retrogradación de este año. Se trata de un movimiento ficticio que sólo es percibido desde nuestro planeta. La combinación de velocidades y distancias entre ellos crea esa sensación de movimiento en retroceso por la autopista zodiacal.
La retrogradación es un peculiar fenómeno que ocurre con la mayoría de los planetas cuando ellos están más cerca de la Tierra y en la zona contraria al tránsito solar. Sólo los dos planetas que tienen una órbita menor a la nuestra (Venus y Mercurio) escapan a esa condición; pues ellos simulan retroceder cuando se acercan al área en que se halla el Sol, la mitad de las veces en que se alinean con él.
Mercurio es el único de los planetas que retrograda varias veces cada año. La mayoría lo hace una vez cada doce meses; excepto Marte, que lo hace cada dos años, y Venus, cada 18 meses. La retrogradación mercuriana se produce cada cuatro meses; por tanto, es la más frecuente de todas, aunque también la de menor duración (tres semanas). Por lo general, el diminuto astro retrograda tres veces al año, aunque en 2016 y 2017 lo ha hecho hasta en cuatro oportunidades.
Desde la perspectiva simbólica, la retrogradación de un planeta dificulta el flujo natural de la energía que ese astro representa. En la mayoría de los casos, cada uno de los cuerpos celestes comparte su nombre con personajes de la antigua mitología, y por lo general se crea un vínculo de afinidad entre las características atribuidas a los astros errantes y a los seres mitológicos.
Mercurio es el más cercano y veloz (por eso mismo) de los planetas que giran en torno al Sol. Completa su órbita en 88 días (su año); aunque, debido a sus constantes períodos de retrogradación, la vuelta por la ruta zodiacal resulta apenas un poco menor a la de un año terrestre. Por tal razón, Mercurio siempre estará acompañando al Sol en su trayectoria sideral, y sólo puede ser visible desde la Tierra, bien sea poco antes del amanecer (una parte del año) o poco después del ocaso (la otra parte).
El dios Mercurio, también conocido en Grecia como Hermes, fue muy precoz desde su tierna infancia, sumamente astuto e ingenioso, destacaba por su agilidad mental y facilidad en el manejo del lenguaje. Usaba sandalias aladas que le permitían moverse a gran velocidad y un casco que le permitía invisibilizarse, en caso de peligro. Era el Mensajero de los dioses, el guía de los comerciantes, el Señor de las encrucijadas y el conductor de las almas al Inframundo de Hades.
Las características del jovial dios se convierten en atributos del planeta Mercurio. La posición y conexión del astro nos remite a las condiciones reinantes para el manejo de la mente y de la palabra en los seres humanos, para un determinado momento. Él nos muestra cómo se comporta el funcionamiento de las comunicaciones en ciertos períodos en que sus cualidades pudieran verse resaltadas u opacadas.
En los tiempos en que el planeta Mercurio retrograda suelen aparecer perturbaciones en las interrelaciones humanas. En esos días se presentan obstáculos para la comunicación, el traslado, el intercambio, las negociaciones y los acuerdos. También se manifiesta en los vehículos o instrumentos tecnológicos que persiguen el mismo fin: problemas de tránsito, accidentes en unidades de transporte, averías en las líneas telefónicas, en las redes digitales o en los instrumentos electrónicos que sirven para tal fin.
El mandato del cielo para los períodos de Mercurio Retrógrado es concentrar la energía mental y comunicacional hacia los procesos de introspección. Ahora lo importante no es la relación con el mundo externo, sino procesar internamente los pensamientos, las ideas, los juicios y las elucubraciones. Es un tiempo para la reflexión, el análisis, la revisión y la planificación. También es la oportunidad para re-vivir experiencias del pasado que merecen ser ejecutadas con una resolución más satisfactoria.
El último período anual de retrogradación mercuriana está comenzando ahora y concluirá poco después del Solsticio invernal. Son las tres primeras semanas de este último mes del año, que nos permitirá someter a evaluación lo realizado y prepararnos mejor para el año que está por comenzar. Así se comportan los astros en el cielo, transmitiéndonos siempre un mensaje para que podamos hacer el mejor uso posible de las condiciones que reinan en un momento dado.
La lección de esta semana proviene del diminuto y volátil planeta Mercurio. Es la hora de la introspección. Es el tiempo de la reflexión. Es la oportunidad de conectar nuestros procesos mentales con la acción innovadora y creativa, inherente al espíritu humano.
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Traducido por Jorge Pardo Febres-Cordero, Traductor Público Certificado (Español-Inglés-Español) – [email protected]
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