Esta semana nos corresponde subir al último peldaño del año. Noviembre llega a su fin y pasamos al último mes del ciclo anual. Período en que los rayos del Sol caen de forma perpendicular sobre el punto más austral de nuestro inclinado planeta. Época en que en el hemisferio norte los días se achican y las noches se alargan. En paralelo, nuestro satélite va creciendo en tamaño y en permanencia nocturna. Es la semana de Luna Creciente.
En el primer Sunday decembrino la Luna habrá alcanzado -en apariencia- su mayor tamaño en todo el año. En efecto, la Luna Llena del próximo domingo 3 se mostrará con un volumen superior al resto de los once plenilunios precedentes. La razón de ello es su ubicación en el circuito sideral, al pasar completamente llena por el punto en que su distancia de la Tierra es el más corto (357.000 Kms.).
El más cercano de los planetas que rodean al Sol se mantendrá prácticamente inmóvil durante toda esta semana. Al alcanzar el último grado de Sagitario, Mercurio -el astro de las comunicaciones- disminuye la velocidad y se detiene, para comenzar el mismo primer domingo de diciembre su marcha en reversa. Esa especial condición del mediador por excelencia, nos anuncia la presencia de dificultades mayores para el intercambio y los acuerdos, para la negociación y los tratados.
El planeta de los anillos acompaña a Mercurio en la frontera entre Sagitario y Capricornio. En la madrugada del martes 28 se produce la conjunción exacta entre Mercurio y Saturno. Tal circunstancia se relaciona con los impedimentos y las limitaciones para que fluya la comunicación. Mientras Mercurio favorece la flexibilidad y la adaptación, Saturno controla, reprime y frena la espontaneidad. Esta conjunción aviva los conflictos relacionales.
La complicada conjunción entre los dos astros se repetirá en dos ocasiones más, en diciembre y enero. La de esta semana ocurre cuando ambos planetas todavía avanzan, aunque muy lentamente; la segunda de ellas se producirá una semana más tarde, el miércoles 6, en la misma longitud zodiacal de ahora (28° Sagitario), pero con Mercurio retrogradando; y la última de ellas, la definitiva, el 13 de enero, una vez que Mercurio haya recuperado su movimiento directo y los dos transiten por Capricornio.
Esa incómoda posición de la relación Mercurio–Saturno acompaña el crecimiento lunar y prepara el terreno a tres configuraciones astrales que coinciden con el último y más grande Plenilunio del año, apenas se inicie el mes de diciembre. El primer día del mes, mientras Venus se introduce en Sagitario, los planetas Marte y Urano formarán un ángulo de 180° entre ellos, que representa eventos extremadamente desequilibrantes.
La fuerza combativa de Marte y la acción volcánica de Urano se combinan para crear un ambiente de mucha inestabilidad. Esa será la última oposición entre estos dos desafiantes planetas en el eje Libra/Aries. Tal mezcla de energías conflictivas presagia acontecimientos que provocarán desconcierto, por su carácter violento, tanto en el ámbito natural como en su expresión social.
En su avance por Escorpio, el más grande de los planetas (Júpiter) transmitirá su poder a Neptuno, que alcanzará gran protagonismo durante la Luna Llena del venidero domingo. El planeta representado por el tridente del dios de los mares, recibe simultáneamente la corriente de energía que proviene de Júpiter, la que le transmite el Sol y la que le brinda la Luna. Neptuno se convierte así en metabolizador de toda esa alta vibración cósmica, que ofrecerá una distorsión de la realidad, acentuará la confusión y propiciará la evasión.
Nuestro planeta Tierra estará en el centro del alineamiento con Sol y Luna, y en su máxima cercanía a ella, durante el próximo plenilunio, desde allí absorberá mayor carga energética, debido a los elevados niveles electromagnéticos del momento y a las expresiones emocionales estimuladas por la inmensa Luna Llena, que impedirán una aproximación racional y objetiva de la mente humana a los sucesos en los que puede verse involucrada, más aún con la inusual acción perturbadora de Neptuno.
Ha comenzado una semana de crecimiento lunar, pero también una semana en que va creciendo la oscuridad nocturna, no sólo porque el Sol se ausenta por más horas cada día, sino porque el conjunto de las relaciones entre los astros nos conduce a esa sensación de desconcierto y de poca claridad. La conjunción Mercurio-Saturno, la oposición Marte-Urano y la performance de Neptuno en su triple contacto con Júpiter, Sol y Luna, así nos lo indica.
Esta semana crece la Luna más grande del año y junto con ella crecen la incertidumbre, el desconcierto, los temores y la angustia ante lo desconocido. Es el crecimiento de la noche, llena de incógnitas y misterios, la que nos sumerge en los sueños de una realidad distorsionada y distinta, que nos habla en otro idioma y nos conecta con el mundo invisible.
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Traducido por Jorge Pardo Febres-Cordero, Traductor Público Certificado (Español-Inglés-Español) – [email protected]
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