Tiempo de agridulce transición

Hemos entrado en la segunda quincena del mes de noviembre. Iniciamos una fase, propia de mudanzas: con sus despedidas y bienvenidas; de año que termina, con sus logros y pesares; y de año que está por comenzar, con sus temores e ilusiones. Es tiempo de imprecisiones, de balances y planes, de cierres y preparaciones. Semana que alberga sensaciones contradictorias: de restricciones y aspiraciones. En el cielo se juntan Sol y Saturno, para crear un ambiente de limitación; y de Luna Nueva, en Sagitario, para generar un clima de optimismo y expansión. Son días de debut y despedida, de miedos y aventuras, de controles y liberaciones.

Dos eventos de relevancia dominan la semana: la conjunción del Sol con Saturno, el martes 18; y el ingreso simultáneo de nuestras luminarias, Sol y Luna, el sábado 22, en Sagitario. El primero de ellos determina el fin e inicio de un ciclo anual saturnino; mientras que el segundo, representa término y apertura de otro ciclo, el mensual. Semana marcada por la transición, el paso de una condición a otra, la ambigüedad, y la noción propia de un ambiente crepuscular o auroral, cuando se vuelve impreciso el límite entre el día y la noche.

Saturno fue considerado hasta hace poco más de tres siglos, como el más alejado y el último de los planetas del Sistema Solar. Durante milenios gozó de esa condición y asumió desde siempre un carácter sombrío, severo, inflexible, dominador y estricto. Lleva el nombre del dios romano que representaba la fuerza del Poder y la Autoridad. Es el mismo Kronos, de los griegos, Señor del Tiempo, de la duración de la vida, de la experiencia que otorga sabiduría. En la antigua mitología cumplió con el rol de castrador de su padre Urano; y devorador de sus propios hijos al nacer, pretendiendo evitar que algún día alguno de ellos lo destronara. Ejemplifica la ambición de Poder.

La astrología tradicional caracterizó a Saturno como un planeta maléfico, al considerar sus tránsitos como señal de adversidad. Su energía se identifica con la emoción del miedo, con el despotismo, y con la exigencia. Una posición destacada de este astro en el cielo es identificada como la conexión con períodos de dificultad, de restricción, de limitaciones o de escasez. En estos días su conjunción con el Sol sugiere situaciones de freno, control y autoritarismo. Con ello se inicia un nuevo ciclo de poder hasta el 29 de noviembre del año próximo. Será la última de tres conjunciones entre ambos astros, en el signo de Escorpio, en donde no volverán a encontrarse hasta dentro de treinta años, tiempo que tarda ese planeta en dar la vuelta zodiacal alrededor del Sol.

Termina la semana con la Luna Nueva, coincidente con el inicio del período sagitariano. El Sol deja su apasionada, introspectiva y otoñal actitud escorpiana, para abrirse ahora a un mundo más diverso y amplio, en el que la aventura, el optimismo y la sed de conocimientos adquiere preponderancia. Es un signo de fuego, que transmite la fuerza del impulso creativo, de la valentía y la disposición a eliminar todo límite. Regido por Júpiter, el planeta de la expansión, el crecimiento y la abundancia. Es el tiempo de la transición entre el Otoño y el Invierno, tiempo de cambios y renovación. Comienza una nueva etapa la que anuncia la terminación del año y el cercano advenimiento del 2015. Período a la vez, conclusivo y preparatorio, ambiente de agridulce transición.

LOS EVENTOS ASTRALES MÁS SIGNIFICATIVOS DE LA SEMANA (17 al 23 de noviembre 2014)

– Horario Costa Este América (- 5:00 GMT)

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