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Jose bernardo gomez
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Signos de renovación caótica

Ha comenzado la última semana de la estancia del Sol en Libra con la Luna Menguante convertida en Balsámica. En la noche del domingo 15, cuando nuestro satélite pasaba por el primer decanato de Virgo, se aproximaba a tan sólo 45° del Sol, disminuyendo considerablemente su volumen luminoso. Le resta por recorrer menos de una octava parte de su ciclo sinódico, culminándolo en apenas tres días y medio.

Nos hallamos en una semana transicional, con escasa presencia de Luna en cielo nocturno. La primera mitad en su estado agónico, y la segunda, en proceso de renacimiento. Nos despedimos de Libra, bajo el manto invisible de una Luna Nueva. Vivimos momentos de cambio: se termina una etapa, en que conviene revisar, limpiar, cortar, perdonar y sanar; para luego, conectarnos con las fuerzas de lo que retoña, con el impulso energético que ofrece una nueva vida.

En su etapa Balsámica, la disminuida luz reflejada por la Luna se presenta sólo por el horizonte oriental, poco antes del amanecer, acompañada por el fulgurante brillo de Venus, ahora en Libra; mientras que en su fase de Novilunio, ella sólo se exhibirá poco después del crepúsculo, por el horizonte occidental, y escoltada por el pequeño Mercurio, que recién se estrena en Escorpio. Esa alteración de horario de aparición, posición en el firmamento, y de compañía, manifiesta el efecto de cambio que rige las condiciones de la energía que nos envuelve.

El inicio de ambas facetas de la Luna, propias de la cercanía entre nuestras dos luminarias, estará bajo el original sello de la fuerza transformadora del planeta Urano. Así, la condición Balsámica comenzó el 15 de octubre, cuando Mercurio se ubicaba en el punto opuesto al planeta de lo extraño e inesperado, en los últimos grados del eje Libra/Aries. La Luna Nueva se expresará el jueves 19, cuando sea el Sol, el que forme un ángulo de 180° con el mismo planeta que trae eventos atípicos y sorpresivos.

El cambio lunar de esta semana viene acompañado del protagonismo de Urano. Es la séptima y última oposición entre el Sol y Urano en el eje Libra/Aries, en los últimos siete años. El siguiente enfrentamiento entre ellos ocurrirá cuando ya ese planeta haya pasado al signo de Tauro, el año próximo. Ésta es la única de las siete oposiciones que coincide en el tiempo con la Luna Nueva. La doble y simultánea oposición de Urano con Luna y Sol le otorga una potencia superior a la mencionada configuración astral.

La órbita de Urano tiene una duración de 84 años terrestres, y en su periplo sideral tarda siete años en transitar por cada una de las doce constelaciones zodiacales. Nos hallamos en la etapa final de su recorrido por Aries, iniciado en el período 2010-11 y que concluirá el año próximo. La oposición con el Sol del jueves 19, marca el inicio de su último hemiciclo en esa área del cielo, que concluirá con la próxima conjunción, el 18 de abril de 2018, bajo los auspicios del novilunio de esa misma semana.

La Luna Nueva uraniana de esta semana trae un mensaje de conexión profunda con los procesos de transformación, que se hacen perceptibles a través de importantes y puntuales sucesos inesperados y fuera de los patrones ordinarios, señalando el inicio de este semestre preparatorio de cambios en el orden social.

Complementa el clima de modificaciones en la forma de expresión de las relaciones humanas el cambio de signo zodiacal de los denominados planetas personales. El sábado 14, Venus ingresó en Libra, el martes 17, Mercurio pasa a Escorpio y el domingo 22, Marte también entrará en Libra; todo ello como preparación para el inicio de la fase escorpiana del Sol, que comenzará el lunes 23. Los cambios de signo de estos cuatro astros en un lapso de escasos nueve días es un indicador adicional del espíritu renovador que prevalece esta semana.

Para completar el escenario de inestabilidad y desconcierto que guía los días por venir, 24 horas después de su ingreso en Escorpio y un día antes de producirse la Luna Nueva uraniana, Mercurio se fusiona (miércoles 18) con Júpiter. El astro comunicador transmite con inusual potencia el poder expansivo y desaforado del más grande de los planetas, amplificando el tono desequilibrante del momento presente.

La confluencia, en tan breve tiempo, de tantos eventos estelares signados por lo singular, se presenta como un alerta acerca de la necesidad de adaptación a los nuevos tiempos y circunstancias. Nuestro cercano satélite, en su aparente ausencia, es la señal más diáfana de renovación energética. El protagonismo de Urano es anunciador de episodios imprevistos y de desenlaces caóticos. Los cambios zodiacales de los planetas cercanos es exigencia de nuevas actitudes personales. La unión de Mercurio y Júpiter es la diana que despierta. El Sol, culminando su fase librana, es el llamado a la toma de consciencia de un nuevo amanecer.


🇺🇸 Puedes leer el Código Estelar en inglés: http://bit.ly/2hQMQEu

Traducido por Jorge Pardo Febres-CorderoTraductor Público Certificado (Español-Inglés-Español) – [email protected]


astrologuia.wordpress.com

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