Una vez que nuestros dos grandes luceros, diurno y nocturno, nos obsequiaran durante los últimos días su mayor esplendor, comienzan ahora su regresivo paso a la penumbra. El Sol abandona su propio Signo del León para internarse desde el lunes 22 en territorio Virgo, iniciando así, su período de progresivo acercamiento a la zona ecuatorial. Tal fenómeno provoca el constante descenso de la luminosidad diurna, y de la temperatura, en el norte; al tiempo que en el hemisferio sur ocurre lo contrario.
La Luna, nuestro faro nocturno, acompaña al Sol en el mismo proceso de disminución lumínica. Desde la medianoche del miércoles 24 inicia su fase Menguante, y se lanza en persecución del Sol por la pista zodiacal, hasta alcanzarlo, el primer día de septiembre; e incluso, causar en ese instante un apagón conjunto, al eclipsar el centro de la radiante esfera solar.
El Sol en Virgo estimula la actividad de la mente analítica, la capacidad crítica, la actitud evaluativa y el afán perfeccionista. El símil del estado de pureza virginal, de lo incorruptible, lo inmaculado y lo preciso, cobra vigencia en esta etapa del año, cuando con la cercanía del otoño norteño se propicia la tarea recolectora y discriminatoria de la función agrícola.
La Luna Menguante induce a los procesos de reducción. En este período se incentiva la revisión, la evaluación de lo realizado, la descarga de los desechos y la rendición de cuentas. Se aproxima el final, por ello, conviene concluir con lo pendiente y preparar el terreno para lo que está por comenzar. Es el momento de planificar, programar y trazar estrategias para lo que se pretende realizar en la próxima etapa.
En esta ocasión no se trata de una mengua lunar habitual, sino que ésta tiene un carácter especial pues antecede a un Eclipse Solar, y por tanto, lo que culmina no es simplemente un mes lunar sino un período semestral, que se había iniciado en el mes de marzo, con la primavera septentrional. De igual forma, la llegada del Sol a Virgo, determina la etapa final del primer semestre del año astral, completando la primera mitad de la rueda zodiacal.
Al carácter peculiar que tendrán esta semana nuestras dos luminarias se le suma la confluencia de las energías planetarias. Los cinco planetas clásicos se agrupan en dos zonas del cielo que tienen cualidades antagónicas, como son Virgo y Sagitario. Otra vez presenciamos la confrontación de la lucha ancestral por el Poder, que protagonizan Júpiter y Saturno, que logran establecer alianzas con otros planetas-dioses menores.
El habilidoso Mercurio y la seductora Venus se unen esta semana a la causa del magnánimo Júpiter, en los últimos grados de Virgo. Al mismo tiempo que el impulsivo y combativo Marte se junta con el castrador Saturno, en Sagitario. Ambas alianzas representan la lucha arquetipal entre el Bien y el Mal, entre la Paz y el Terrorismo, entre la Luz y las Tinieblas.
Comienza una semana preparatoria para el combate. Los símbolos astrales nos alertan sobre el tiempo que se avecina: disminuye la luz, se evalúan resultados, se forman alianzas y se trazan estrategias. Así como lo que ocurre en lo más alto se expresa en la vida cotidiana, también la misma cualidad energética vibra en el interior de nuestra psique (individual y colectiva). Es el tiempo de la reflexión y de la preparación de nuestro espíritu para el combate que se manifiesta en nuestras vidas. La lucha es entre el Bien y el Mal que subyace en lo más profundo de nuestras existencias.
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Photo credits: Jaqui Oh