El paso devorador del huracán Irma por las costas surorientales del territorio estadounidense y los temores que produce en la indefensa población, evoca los dolorosos episodios de la fatídica fecha del once de septiembre, en momentos en que se conmemora un nuevo aniversario del más impactante episodio de terrorismo que haya vivido la humanidad, cuando el estupor, la confusión y el desconcierto se apoderaron de la psique colectiva, recién iniciado el siglo XXI.
En esta semana, vinculada con el temor a las indómitas fuerzas de la naturaleza y del mal, también se reflejan en el cielo las sensaciones que genera el estado de fragilidad y vulnerabilidad del ser humano, en su relación con el planeta que le da cobijo. La Luna disminuye su luminosa presencia nocturna, el Sol se coloca en posición incómoda con respecto a Saturno, y nuestros vecinos Mercurio y Marte transitan en conjunción por el primer decanato de Virgo.
Desde la madrugada del miércoles trece, nuestro satélite sólo mostrará la mitad de su rostro e irá perdiendo protagonismo noctámbulo, hasta desparecer completamente, una semana más tarde. Estará en su fase Menguante, propiciando la disminución de energía y la culminación de etapas. Ese mismo día, se enfrentará a Saturno y pasará por el punto más cercano a la Tierra (perigeo), mientras termina su paseo por Géminis.
A mitad de semana nos corresponde vibrar con la condición lunar. Se formará una triangulación entre nuestras dos luminarias y Saturno. El Sol, desde Virgo, se ubica en un ángulo de tensión con la Luna, en Géminis; y con Saturno, en Sagitario. Se configura una Luna Menguante muy peculiar, ya que tendrá un acento saturnino y una cualidad perigea. Su máxima proximidad mensual a nuestro planeta, y su intervención en el conflicto Sol-Saturno, nos pone en contacto con la experiencia de un poder que comienza a fenecer.
El primer día de la semana, Saturno se une con la denominada Luna Negra, punto sensible que expresa el poder oculto y misterioso del carácter femenino, que obtiene su objetivo a través de la seducción y el engaño. Dos días más tarde, el mismo astro se alínea con la Luna Menguante, obligado a mermar su naturaleza dominante, y se confronta con el Sol, que también se afilia a la condición declinante de su ciclo.
En estos días la Luna transfiere su rol protagónico a Saturno. El Señor del Tiempo y del Destino, el dominante castrador, el símbolo del Poder que controla y subyuga, estará atrapado por su propia obsesión de no ceder ni compartir su mando y autoridad. Desde el próximo miércoles comienza su período menguante, de debilitamiento en el ejercicio de toda forma de restricción y contención, hasta que a finales de año se inicie una nueva forma de conducción.
Desde la pasada semana Marte y Mercurio avanzan por los primeros grados de Virgo. El planeta rojo se juntará en esa zona sideral con el mensajero de los dioses, el astro de las relaciones y el intercambio. La cercanía y mezcla entre ellos promueve la comunicación de la agresividad y la violencia en sus formas más diversas, así como el uso brusco y vehemente del lenguaje. De hecho, el recuerdo de los sucesos de las torres gemelas, o la reciente acción devastadora de huracanes o terremotos, son una viva manifestación de esa combinación de planetas: la irrupción furiosa de uno junto a la habilidad comunicativa del otro, provocando turbación y desasosiego.
La Luna Llena neptuniana de la pasada semana ya nos alertaba sobre la eventual acción despiadada del dios de los mares. La Luna Menguante saturnina de ésta nos pone en guardia sobre la dura tarea de asimilar las restricciones y limitaciones que nos impone el padre castrador, en su etapa decadente.
El maestro Saturno, reflejado en la media cara lunar, nos advierte que se acercan tiempos de renovación. La humanidad deberá aprender y asimilar lo que el símbolo de la autoridad y del poder nos transmite: que todo tiene sus límites, que la Madre Tierra nos constriñe a hacer un uso comedido de los recursos con que nos dota y que si no obramos con responsabilidad y con consciencia nos los cobrará, con temor y con dolor.
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Traducido por Jorge Pardo Febres-Cordero, Traductor Público Certificado (Español-Inglés-Español) – [email protected]
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