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En ritmo de agonía

El pasado fin de semana se produjo el inicio de la fase Menguante de la Luna, combinado con el ingreso del Sol al signo de Escorpio. Aunque son dos hechos que obedecen a circunstancias distintas, ambos comparten la misma fuerza simbólica: la progresiva disminución de luz, calor y energía; y por tanto, el descenso del flujo vital.

La reiteración de la cualidad simbólica entre la condición de período decadente del ciclo mensual de la Luna, con la misma noción referida al ciclo anual del Sol, es clara indicación que el momento presente, esta última semana del mes de octubre, posee un carácter asociado con la idea de algo que está terminando, que existe un proceso de agotamiento progresivo en dirección a un punto final.

La cada vez más reducida presencia de la Luna en el firmamento nocturno, mostrando menos de la mitad de su luminoso rostro; junto al descenso de la temperatura y constante reducción de luz solar en las regiones más septentrionales del planeta, provocan una conexión inmediata e inconsciente de la psique colectiva con el espíritu de lo que se halla en fase terminal.

El Cuarto Menguante lunar estimula el sentimiento de una paulatina desaparición, la sensación de algo que está viviendo sus últimas horas, que está en las postrimerías de su existencia. En la segunda mitad de ese proceso, los últimos tres días de su ciclo, nuestro satélite recibe el nombre de Luna Balsámica. Ella representa la actitud de recopilación, la necesaria reflexión, la disposición al perdón, la superación del dolor y el logro de la sanación.

La zona zodiacal conocida como Escorpio recibe la visita del Sol en esta época del año. Corresponde al signo central del período otoñal, en el norte. El paso del Sol por ese sector del cielo le da fuerza y vigencia a su significado. Siempre se le ha asociado con ese pequeño insecto que habita en áreas frías y con escasa luz, muy activo durante la noche, que se destaca también por poseer, para su defensa y ataque, una ponzoña venenosa que ocasiona la muerte del rival, o potencial agresor, e incluso de sí mismo

La noción de Muerte está presente durante el período en que el Sol transita por Escorpio. Entendiendo ésta como el cambio profundo y radical de una forma de ser y existir. Es la transformación, asociada con el Ave Fénix, capaz de morir para luego renacer desde sus cenizas. Coincide con la percepción de la terminación del año y, por ello, es que en estos días nos conectamos más con la idea de muerte, con el más allá y sus entidades, tal como sucede con las celebraciones de Halloween, o del día de los muertos.

La semana en que se inicia Escorpio y se manifiesta la Luna en su estado decreciente, y en condición balsámica, se presenta como el momento más intenso para experimentar y concienciar la cualidad agónica que le corresponde a todo lo que existe. La vida se expresa de forma cíclica, lo que implica el paso por diferentes etapas: nacimiento, desarrollo, esplendor, decadencia y muerte, para transformarse luego en otra forma de vida, que también posee su propio ritmo de crecimiento y decadencia.

Ha comenzado la última semana de octubre bajo el espíritu transformador escorpiano y la Luna en permanente disminución. Desde el cielo, y por la acción de nuestras luminarias, nos llega el mensaje de que asistimos a un proceso de terminación que debería conducirnos a la toma de consciencia de que la vida es finita. Estamos ante un escenario de algo que está muriendo, agonía que nos obliga a prepararnos para otra cosa, la llegada de un nuevo día, de una nueva oportunidad.


astrologuia.wordpress.com

Photo Credits: El Coleccionista de Instantes Fotografía & Video

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