Nos aproximamos a la mitad de julio y el cielo va mostrando sus variantes. La fiereza del verano septentrional se hace sentir, cual león en las profundidades de la jungla. Y es que ya el Sol se acerca al signo del Rey de la Selva, del que es, además, su Amo y Señor.
Los dos planetas que siempre acompañan a nuestra Estrella Central, se le anticipan pisando territorio leonino. Venus ingresa en dicho espacio celeste el martes doce, y en la noche del siguiente día, Mercurio se posará sobre el mismo escenario.
El próximo fin de semana los dos escoltas de nuestro Sol se fusionan en los primeros tramos de Leo, como para preparar la llegada del gigante, una semana más tarde. Esta conjunción planetaria, entre Venus y Mercurio, representa un momento de significativa elegancia.
El planeta del Amor y la Belleza, en estrecha unión con el astro de la Mente y el Lenguaje, adquieren toda la potencia y vistosidad que le proporciona Leo. En pocas palabras, se transmite (Mercurio) el sentimiento, la hermosura, la gracia y el encanto (Venus), bajo el esplendoroso estilo que representa Leo.
Venus y Mercurio, en abrazo enamorado, mostrarán sin pudor su apasionado encuentro, apenas el Sol se haya ocultado, en la tarde noche del sábado 16, como dos relucientes estrellitas, que alumbran el horizonte occidental. Será el anuncio del amor y el placer nocturno, junto a la cada vez más iluminada Luna, en proceso de llenura.
Durante toda la semana la Luna se mantendrá en crecimiento, preparándose para iluminar, durante más tiempo y con mayor intensidad, las primeras noches de la segunda quincena del mes.
El protagonismo de la conjunción Venus-Mercurio, en Leo, y de la Luna Creciente, le otorga a esta semana una fuerza preponderante de energía amorosa y complaciente, propia de la feminidad. El mundo de los sentimientos, de la intuición, de los misterios y de la seducción, adquiere mayor relevancia.
Como contraste al modelo integrador y sensual de lo femenino, complementa el paisaje anímico semanal, el esquema desintegrador y racional que genera el ángulo de fuerte tensión entre el Sol y el planeta Urano.
Las fuerzas que representan el desmoronamiento del viejo orden, la liberación de los paradigmas, la aparición de novedosas visiones y la ruptura racional con lo enquistado en la monotonía, es el tono que prevalece con el protagonismo semanal de Urano.
La dinámica uraniana que dominará estos días, y más aún, durante el fin de semana próximo, permite prever la erupción volcánica de lo imprevisible. La sucesión de acontecimientos sorpresivos e inesperados que pudieran desencadenarse sin causa aparente.
La antesala de la llegada del Sol a Leo, con este contraste entre el gozo sensual y seductor de lo femenino, que nos regalan Venus, Mercurio y la Luna; y la furia irrefrenable y destructiva del poder racional, que nos anuncia Urano, le otorga al momento vigente un exótico y sorprendente gusto agridulce.
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