Si lo que cuenta la historia es cierto, el primer partido de Béisbol se jugó en Chile un 4 de... Sigue leyendo
Ruber Osoria Gonzalez
Nací el 18 de abril de 1992 en el oriente de Cuba, en un pueblo de sangre Taína, el cual es sutilmente penetrado por su parte trasera por un maravilloso río, el cual le da el nombre de Contramaestre a mi amado terruño, la tierra del último mambí, y donde en dicho río lavaran sus cuerpos los tres hombres más grandes de la historia de Cuba: Céspedes, Martí y Fidel.
Hijo de una madre soltera y campesina, mi madre un ejemplo de feminismo sin saber qué es lo que era ser una feminista. Viví en el poblado de Maffo, en una casa de madera y piso de tierra, donde el 70 por ciento de lo que a la mesa se llevaba era producido por las manos de mi madre. En ves de sembrar flores y rosas al rededor de la casa, mi madre plantaba plátanos, maíz, frijoles, y una infinidad de cosas.
Comencé a hacer fotos con un iPhone que me regaló un tío que vive en Estados Unidos en unos de sus viajes a Cuba. Salía con mi rectángulo en la mano y me aislaba lejos entre los abrazos de las palmas y las algarrobas. No sabía que existía un movimiento de fotografía y mucho menos que era considerada arte, solo me sentía bien, pleno, en el clímax. Así amigos artistas graduados de las Academias de Artes Plásticas les enamoró mi fotografía, hasta el punto de hacer mi primera expo en el pueblo. Fue todo muy lindo, quedé enamorado de ese reconocimiento social, lo que me dio identidad propia, un lenguaje único y exclusivo y la enorme tarea de aprender y educarme, difícil para un guajiro como yo en un país sin internet para tan siquiera ver un tutorial. Pero tenía cine y lo mas importante buenos amigos.
Nací en el oriente de Cuba. Vengo de una familia humilde donde la mayoría de sus componentes, y en general... Sigue leyendo