Nací en el oriente de Cuba. Vengo de una familia humilde donde la mayoría de sus componentes, y en general de los cubanos, percibe a Estados Unidos como un país muy civilizado con gente rica, sofisticada y noble. El destino perfecto para migrar, aun más por todos los beneficios que podemos obtener gracias a las diferencias entre Cuba y USA, beneficios tales como la Ley de ajuste cubano o la Ley de pies seco pies mojado. Al eliminarse esas leyes, los cubanos tuvieron que replantearse un nuevo rumbo para migrar, encontrando en primer lugar Chile, el paraíso del neoliberalismo en América Latina.
En 2018 tomé la decisión de migrar a Chile en busca de un buen trabajo con el objetivo de comprarme mi primera cámara y continuar con esta pasión que cada día seguía creciendo. Pasé por 4 países en menos de un mes. Fui víctima de tráfico de personas, de la sed, del hambre y del miedo. Estando en manos de los traficantes, podía pasar lo inesperado. Finalmente llegué a Chile como migrante indocumentado. Nunca me había imaginado viviendo en Chile, y mucho menos trabajando allí. Era un sueño imposible para un joven como yo. Antes de llegar a Chile, aparte del fútbol, los poemas de Neruda y algunos lugares emblemáticos como el Desierto de Atacama, no sabía nada sobre este país.
Con el dinero ganado con los primeros trabajos ilegales que realicé, me compré una camarita de segunda mano. Fue una Sony A58, mi primera cámara con los lentes de kit. Meses más tarde me tocó vivir una revolución social, por lo que realicé esta serie de fotografías titulada «Chile el otro terremoto».
«Chile el otro terremoto» es un proyecto fotográfico que hice en Chile en 2019, cuando me tocó vivir la peor crisis sociopolítica desde el regreso de la democracia el 11 de marzo de 1990. El anuncio de un alza en el precio del metro disparó en Santiago una serie de protestas masivas que impugnaron la enorme desigualdad económica y, de paso, el ordenamiento político de un país que hasta ayer se tenía por vitrina paradigmática del neoliberalismo en Latinoamérica. Pero eso es otra historia.
Este proyecto fotográfico no es más que la puesta en escena de cómo el pueblo chileno, llegó a convertirse en un migrante indocumentado por la terrible manera en que fue tratado, y cómo fueron baleados sus derechos. Mis imágenes cuentan todo lo vivido como migrante indocumentado en mi paso por Guyana, Brasil, Perú, Chile. Escenas, todas, que fueron vividas también por el pueblo chileno al ser abusado durante esta revolución. Es un reflejo de lo que puede sufrir la población migrante indocumentada.