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Yordano: la tecnología está quitando humanidad a la música

Cantautor, arreglista, guitarrista, Giordano Di Marzo al que todos conocemos como Yordano, es una de esas voces que siempre se renuevan y nunca cansan. Sus canciones han acompañado amores y desamores, pero también luchas y sueños de justicia.

La música es parte de su vida desde siempre. “Cuando era un niño, además de jugar al escondite, a la ere, como todos los niños, con otros amigos jugábamos a ser los Beatles”.

Ya en la Universidad, mientras cursaba arquitectura, empezó a tocar con otros estudiantes de diferentes disciplinas. “La cosa empezó a ponerse más seria, había quien sabía más y te indicaba los acordes. Había informalidad, pero mucha pasión”.

Y así fueron pasando los años y lo que en un primer momento parecía una actividad paralela se volvió más y más importante hasta llenar su vida personal y profesional. Creó el conjunto Sietecueros con su hermano Evio Di Marzo y Alberto Slezynger quienes más tarde crearon sus propios grupos: Daiquirri y Adrenalina Caribe respectivamente.    

Yordano, a pesar de su deseo de ser parte de una band, empezó a tener mucho éxito como cantautor, firmó un contrato con una disquera y se volvió uno de los músicos más amados ya desde su primer disco que salió en 1984 con el nombre de Disco Negro, por la carátula negra diseñada por el artista venezolano Santiago Pol.

A lo largo de su extensa carrera Yordano ha alternado momentos de grandes éxitos y de mucha visibilidad con otros de silencio, de recogimiento. Sin embargo, cada vez que salía de esos silencios, el público lo celebraba con un entusiasmo inquebrantable. Posiblemente la razón real de ese cariño, del entusiasmo que genera su música resida en la humanidad profunda que el cantautor italo-venezolano vierte en sus canciones.

Tras una última pausa debida a una enfermedad que finalmente logró superar exitosamente, gracias también al apoyo, la fuerza y la energía de su esposa y manager Yuri Bastidas, Yordano no solamente volvió al escenario, sino que lo hizo con la madurez y la alegría de quien, al rozar la muerte, entiende cuán valiosa sea la vida, y cuán importantes sean los sentimientos, el amor, la solidaridad, la amistad. Cada vez que sube al escenario sus conciertos se transforman en algo mucho más profundo que una simple exhibición. Son un diálogo íntimo con el público que, para Yordano, representa la familia.

Al hablar de sus primeros conciertos, de esos momentos en los cuales, siendo aún muy joven, entendió que iba a dedicar su vida a la música, Yordano recuerda con una sonrisa el test de orientación profesional que le hicieron en cuarto año de bachillerato.

“Lo encontré mientras arreglaba unos papeles. Decía que mi vocación se dirigía hacia la música y la literatura. Aunque ni yo ni mi familia lo tomamos en cuenta, allí estaba escrito lo que sería”.

Al llegar a la Universidad escogió arquitectura y confiesa que, de no ser músico, hubiera sido arquitecto. Sin embargo, hoy, mirando hacia atrás entiende que la vocación hacia la música y la literatura es una herencia familiar.

Creo que todos estamos marcados, irremediablemente, por la vida que transcurre en nuestras familias. Yo me he dado cuenta de que soy un compendio entre lo que mis padres hubieran deseado ser, sin lograrlo. Quizás mi madre un poco más pero ya cuando tenía casi 80 años. Fue una artista plástica muy talentosa, pero se decidió a exponer solo hacia el final de su vida. Mi madre cantaba también. Recuerdo que en las reuniones que hacían en mi casa venía uno de los mejores amigos de mi padre, Renato Lazzarini, quien era un gran artista gráfico y también tocaba guitarra. Tenía tal habilidad manual que él mismo se construyó una guitarra eléctrica y mientras él tocaba, mi mamá y otra amiga inglesa, cantaban. Mi papá tuvo otro sueño que nunca logró cumplir: ser poeta. Decía que las novelas no podían mantener en 300 páginas buena literatura, que solo la poesía podía hacerlo. Había estudiado Filosofía y Letras en la Universidad en Italia antes de emigrar, pero nunca presentó la tesis, por rebelde. Cuando me inscribí en la Universidad me hizo jurar que llegaría hasta el final y no repetiría su mismo error”.

Yordano dará un concierto en Madrid el próximo 29 de marzo a las 20:00 en el Teatro Fígaro. Han pasado muchas cosas desde que estuvo en esa ciudad la última vez. Situaciones dolorosas ligadas a la pandemia antes y a la invasión rusa en Ucraina ahora, situaciones que nos han cambiado como seres humanos y han influenciado muy probablemente su creatividad como músico.

“La vida nos cambia. Siempre. Se van agregando los años y las experiencias que vamos acumulando te dan otra dimensión, te permiten ver cosas que antes no veías. Como decía un profesor de arquitectura el punto no tiene consciencia de sí mismo, pero si creas una línea a partir de dos puntos esa línea sí tiene consciencia del punto, aunque no la tenga de sí misma. Y así hasta llegar a lo tridimensional. Lo mismo pasa en la vida. Los momentos se agregan y te dan otra visión de la realidad. La música, la creatividad van cambiando, aunque no te des cuenta. En este momento estamos asistiendo a unas imágenes estremecedoras que llegan de las ciudades devastadas de Ucrania. A veces siento que el mundo ha sido víctima de un maleficio que no nos permite salir del horror. Es inevitable que vivir esas experiencias nos cambie. Ahora estoy trabajando en otro disco, un disco en el cual, a decir verdad, estoy volcado desde siempre. Se trata de una revisitación de todas las músicas que más me han gustado a lo largo de mi vida, esas que desde que empecé a tocar quise convertir en mías. Hace años lo hice con un disco que reunía la música de los grandes cantores cubanos. Este, que espero sacar a finales de año, es completamente diferente. Son canciones en inglés que no es fácil traducir en un español que me satisfaga. Las versiones que ya existen generalmente no me gustan y estoy volcado a darles esa interpretación que, aun respetando la versión original, termine haciéndolas mías”.

Yordano nos comenta que en el mercado norteamericano la música más vendida y escuchada es la del pasado, la de los años 60-70 y 80. A pesar de toda la publicidad que las grandes distribuidoras hacen a los músicos contemporáneos los jóvenes siguen escuchando la música de esas décadas de 1900 quizás también porque esas músicas acompañaron grandes cambios sociales. Como músico Yordano individua otras razones.

En la actualidad, la tecnología está quitando humanidad a la música. Los discos no tienen ninguna imperfección, no hay error humano posible porque los ingenieros de sonido los limpian. Esos métodos son como una aplanadora que no deja ver al músico que está detrás de esa grabación. Creo que esa sea la razón por la cual muchos prefieren escuchar discos viejos”.

En Madrid Yordano estará solo con su guitarra. Será uno de esos conciertos en los cuales instaurará un diálogo íntimo, único y especial con su público.   

Luego seguirá con sus giras en Estados Unidos y América Latina.

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