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Photo by: James Sarmiento ©

¿Volvió la paz en Ecuador?

Los violentos disturbios que durante doce días encabezaron los indígenas en Ecuador llegaron finalmente a su fin. El Presidente Lenin Moreno quien, siguiendo las indicaciones del FMI, había decretado unas medidas económicas cuya repercusión hubiera afectado seriamente a los sectores más vulnerables de la población, tras una primera respuesta particularmente dura, decidió buscar el diálogo y finalmente suprimir del paquete de los recortes el alza del precio de la gasolina.

Volvió así la paz en las calles del país tras manifestaciones que dejaron ocho muertos, 1340 heridos e ingentes daños económicos.

En todas las naciones las restricciones económicas impuestas por los gobiernos generan un malestar que muchas veces se vuelca en las calles. El peligro consiste en quien, detrás de bastidores, se aprovecha de ese malcontento para apoderarse del poder con un discurso populista y engañoso.

Es lo que pasó en Francia con los chalecos amarillos, en Venezuela con el chavismo, en Estados Unidos con Trump, en Brasil con Bolsonaro. En estos países, así como en muchos otros, las protestas legítimas del pueblo, sus preocupaciones y miedos, sirvieron de base para construir campañas electorales o para alargar el poder de sectores violentos, xenófobos y fascistas.

En Ecuador, así como en muchas otras naciones de América Latina, los indígenas llevan adelante batallas heroicas contra la contaminación ambiental y el uso indiscriminado de los recursos naturales. A ellos, quienes muchas veces mueren en el anonimato, debemos la defensa de una naturaleza que es garantía de futuro para todos. Grave sería dejar que unas luchas justas fueran manipuladas por fuerzas políticas interesadas únicamente en recuperar el poder

En este momento sería imposible desestimar el conflicto político que, paralelamente al que enfrentaban Lenin Moreno y los indígenas, contrapone al actual presidente con su predecesor Rafael Correa. Ambos líderes, con sus declaraciones y acusaciones recíprocas, mostraron claramente el universo paralelo de las protestas que, lo repetimos, nacieron de preocupaciones reales y legítimas.

Los indígenas volvieron a sus casas, las calles de las ciudades poco a poco recuperarán su normalidad. Sin embargo, a la luz de la tensión política que sigue latente, cabe preguntarse: ¿volvió realmente la paz en Ecuador?


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