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venezuela editorial 30 abril
Photo Credits: nik gaffney ©

Vivir entre teorías y realidad

Cada vez que un país atraviesa por una crisis política, económica y social, llueven las opiniones de analistas, docentes, periodistas y hasta de personas sin ninguna preparación quienes han leído algo en un titular de periódico o en un mensaje lanzado a través de las redes sociales. Dejando de lado a estos críticos improvisados, hay sin duda analistas serios quienes desentrañan las realidades a partir de sus conocimientos y estudios.

Sin embargo es prácticamente imposible para ellos, quienes generalmente escriben desde la paz de un estudio con paredes forradas de libros y una ventana que se abre hacia un mundo de “normalidad”, respirar al compás de los pueblos sobre los cuales opinan, sentir bajo su piel la misma desesperación, un dolor igual a quien lo vive a diario y mira hacia un futuro que años y años de atropellos han transformado en un hueco negro denso e inescrutable.

Venezuela está viviendo uno de sus momentos más delicados desde que el martes 30 de abril el presidente encargado Juan Guaidó en las afueras de la base aérea de La Carlota pidiera a civiles y militares participar en una operación conjunta llamada “Operación Libertad” vuelta a derrocar el régimen de Nicolás Maduro. A su lado apareció el preso político y leader de Voluntad Popular Leopoldo López condenado a 13 años y nueve meses de prisión, que estaba descontando en su casa, y quien fue liberado por funcionarios del Sebin.

La información saltó de un medio a otro en todo el mundo provocando una gran nube de polvo que, a medida que pasaban las horas, se iba poniendo cada día más densa, mientras los militares se mantenían dentro de sus instalaciones y miles de voces y declaraciones contribuían a crear incertidumbre y desconcierto.

Es todavía temprano para desentrañar la realidad de los hechos. Es difícil en estos momentos entender si militares curtidos como los que detienen las riendas de la Fuerza Armada venezolana decidieron hacer un doble juego para llevar hacia una trampa mortal a la oposición venezolana, o si Juan Guaidó no midió bien sus fuerzas e hizo un error táctico al adelantar la marcha del 1 de Mayo y llamar a la insurrección cívico-militar.

Es demasiado pronto para juzgar su decisión y entender cuál fue la estrategia que motivó su acción. Lo que sí podemos decir es que en la historia de los pueblos llegan momentos en los cuales se considera preferible morir a seguir soportando abusos y privaciones. Cuando queda evidente que el resto del mundo, por más que entienda y se solidarice, no puede cambiar la realidad de un país y que está en manos de su gente la única posibilidad de lograr poner fin a tanto sufrimiento, la olla tiende a explotar. Para bien y para mal.

Es lo que ha pasado recientemente en Sudan y en Argelia, países oprimidos por gobernantes autoritarios, ineptos y corruptos; es lo que ocurrió durante la Primavera Árabe, y más atrás en la historia, en Tailandia en 1992 cuando un levantamiento popular puso fin a la dictadura de Bhumibol, en Portugal durante la Revolución de los Claveles que en 1974 acabó con la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar, en Filipinas durante la Revolución Amarilla que en 1986 derrocó a Ferdinand Marcos.   

Y en Venezuela en 1958 cuando, gracias a una insurrección cívico militar, concluyó uno de los períodos más oscuros de la historia del país. El dictador Marcos Pérez Jiménez, corrupto hasta el meollo como todos los dictadores, huyó con sus dólares permitiendo al país emprender finalmente el camino de la democracia, con sus altibajos, pero democracia al fin.

Y Hugo Chávez, tras ser electo democráticamente, no contento de alardear de sus méritos por haber liderado el golpe del 4 de febrero de 1992, fue el único Presidente en proponer al dictador Marcos Pérez Jiménez que regresara al país. Informaciones que evitan recordar quienes siguen describiendo a Chávez como un líder socialista.

Lamentablemente mientras se teoriza sobre si se puede definir golpe la acción de Juan Guaidó quien, acompañado por Leopoldo López muchos civiles y pocos militares, dio comienzo a la “Operación Libertad”, en Venezuela la población sigue muriendo de hambre y de enfermedades para las cuales ya no quedan medicinas en el país. Teorizan y muchos critican sin tener el más mínimo pudor hacia el dolor de un pueblo que no ve salida posible a la destrucción de su país, a la rapiña sistemática de las riquezas de un subsuelo que está enriqueciendo a unos pocos y sobre todo está pasando en manos de rusos y chinos.

Venezuela es un país que sangra desde hace muchos, muchos años. Una generación entera creció bajo un régimen cuyo momento fundacional reposa en un intento de golpe, ese sí golpe de verdad con militares en la calle y civiles encerrados en sus casas, con tanquetas y armas dispuestas a matar. Una generación entera de militares se ha formado bajo el mando de quien como Chávez, Cabello y muchos otros conocían y conocen desde adentro las técnicas para asegurarse la lealtad de tropas y generales.

La fractura que se evidencia hoy dentro de las Fuerzas Armadas es fruto de los errores de un gobierno que ha llevado el país hacia un desastre humanitario difícil de esconder hasta a quien vive encerrado en un cuartel.

Mientras el resto del mundo mira, discute, habla de transición pacífica, de elecciones libres y transparentes, y pide paciencia y tranquilidad, los venezolanos sufren día tras día, hora tras hora, en una lenta agonía que dura más de veinte años.

Es posible que Guaidó se haya equivocado de estrategia, que haya salido a la calle demasiado pronto sin medir la posibilidad de que algo saliera mal. Sí, es posible. Sin embargo la actuación del Presidente encargado es reflejo del desespero de la población, un desespero que ha llegado a tales extremos que su pueblo prefiere morir a seguir viviendo así.

Porque la única verdad en este momento es que son los venezolanos quienes están metiendo el pecho, son los venezolanos los únicos que están dejando la vida en la calle, son los venezolanos los únicos que están sufriendo cárcel y maltratos.

Son los venezolanos quienes están luchando contra un gobierno respaldado por asesores militares extranjeros, rusos y cubanos, quienes no amenazaron sino que ya invadieron su territorio.


Photo Credits: nik gaffney ©

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Nancy Noguera
Nancy Noguera
4 years ago

Querida Marisa, Creo que el error de Guaido ha sido pensar que los militares venezolanos son aquellos hombres y mujeres con consciencia patriotica, defensores de la libertad, la constitucion y la integridad de la nacion. Lamentablemente el chavismo politizo a las fuerzas armadas, la policia, la Guardia nacional y las puso a su servicio. Chavez corrompio a los generales y comandantes de tropa, los puso en posiciones donde podian obtener ganancias extraordinarias y poco a poco esos hombres y mujeres se fueron convirtiendo en contrabandistas de gasolina, comida subsidiada por el estado, en narcotraficantes, en ladrones. Ellos son todo lo… Seguir leyendo »

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