Dice Tina Escaja:
“Sin duda, el poema ‘Huelga’, de Gioconda Belli”.
Eso dice Tina Escaja cuando le pregunté por un poema para (sobre)vivir a las elecciones en Estados Unidos. Esas elecciones de nunca acabar porque Donald Trump se resiste a aceptar su derrota.
“Confío en que los últimos versos de ese poema de Belli constituyan pronósticos para nuestra propia historia post-elecciones”, dice Escaja. Y estos son los versos: “Una huelga donde nazca el silencio / para oír los pasos / del tirano que se marcha’”.
Tina Escaja es una de las antologadoras de Resistencia. Poems of protest and revolution, completo volumen de poemas y poetas que giran alrededor de ese término: la resistencia.
Pero claro: ¿de qué hablamos cuando hablamos de resistencia?
¿La resistencia antimperialista de Mario Benedetti en su poema “El sur también existe”?
¿O la de Herberto Padilla frente a Cuba?
¿O Gabriela Mistral, quien resistía más bien a problemas interiores antes que sociopolíticos, tal como queda claro en “Piececitos”?
¿La resistencia de José Emilio Pacheco para/con su patria?
¿La del poeta mapuche Elicura Chihuailaf frente la lengua y cultura española?
De eso y todo.
Más allá de ciertos lugares comunes, algunos nacidos y exportados desde los departamentos de estudios culturales, Resistencia –publicado por Tin House y con prólogo de Julia Álvarez– es una mezcla de poemas que confirma y a la vez deconstruye aquel concepto. Es una selección variada y completa y cuidada. El trabajo es de Mark Eisner (traductor y autor de una biografía de Pablo Neruda) y la ya mencionada Tina Escaja.
“La parte de las traducciones, maravillosas por cierto, las organizó espléndidamente Mark”, dice Escaja desde la Universidad de Vermont, donde enseña arte digital, feminismo y poesía. “Yo había utilizado en mis clases de poesía mis propias compilaciones donde destacaban, inevitablemente, voces clásicas como César Vallejo, Rosario Castellanos y Alfonsina Storni, y las fui ampliando con voces que apelaban a nuevas inquietudes y a nuevas generaciones”.
¿Cómo fue organizar esta antología? Hay tantos poetas y poemas y además tantos traductores y traductoras.
Mark Eisner y yo discutimos opciones últimas, sobretodo cuando la publicación de la antología se puso en marcha. La organización cronológica nos pareció la más apropiada para el volumen: de poetas mayores a más recientes. Como magnífico traductor que es (tuve la suerte de que tradujera mi poemario Caída libre), y autor de destacadas publicaciones vinculadas a la poesía, Mark puso en marcha la complicadísima logística de asignar traducciones y conseguir los derechos para poder publicar este maravilloso, intenso y amplio muestrario poético.
El libro llegó a mis manos justo cuando Elicura Chihuailaf ganó el Premio Nacional de Literatura en Chile. ¿En qué momento se les ocurre no solo tener poetas que escriben en inglés, español, o francés?
Esto fue un proceso “natural” en la firme propuesta de diversificar voces y de paso romper con las expectativas (y falacias) del canon no sólo poético, sino histórico, social, de género y raza, entre otras. Yo conocí en un congreso hace años a Briceida Cuebas Cob, por ejemplo, y creo que fue la primera vez que pedí un poema para la antología. También he publicado trabajos académicos de investigación sobre la poesía kriol y miskita nicaragüense, y sobre la diáspora afrohispánica. Era un proceso en perfecta armonía con nuestra propuesta. En este sentido el trabajo con Mark fue muy fluido y en sintonía. Resultaba una inclusión inevitable y necesaria.
Paréntesis.
2017. Con Donald Trump en la presidencia la palabra resistencia se vuelve uno de los logos del progresismo en Estados Unidos. Porque claro: en este país que todo lo capitaliza, donde todo se convierte en una marca, incluso la palabra resistencia se tiene que resistir a ser convertida en simplemente un token de lo progresivo. O de lo latinoamericano. De esa postal (colorida y combativa) que muchas veces el progresismo estadounidense crea de lo latinoamericano. Por eso el poema “Alta traición” del mexicano José Emilio Pacheco resalta en esta antología. Pachecho fue uno de los tantos escritores latinoamericanos que vivió en Estados Unidos. Uno que se resistió a la nostalgia nacional y sentimental.
Cierre paréntesis.
¿Por qué resistencia?, ¿por qué esa palabra? Recuerdo haber entrevistado a Mark Eisner por su biografía de Pablo Neruda y Mark lo describía como “el poeta de la resistencia”.
¿Y por qué no? Entre los sentidos atribuidos a la palabra resistencia están los de obstinación y lucha, entereza. Sin duda el proyecto mismo sigue esos parámetros como señalé más arriba, además de nuestra obstinación por llevar a cabo el proyecto y encontrar una editorial apropiada. Esto, claro, desde un punto de vista organizativo, que no temático. Como tema unitario, la antología se nutre de una propuesta poética en Latinoamérica centrada en la lucha, que en nuestra antología va más allá de la protesta social, e incluye otras variantes de resistencia contra todo un espectro de imposiciones.
Resistencia es una palabra necesaria para estos tiempos. Pero también se puede volver cliché. Una forma en que la cultura Latinx es encasillada y hasta puede ser “othered”. Lo mismo con el realismo mágico, o palabras como revolución o protesta, ¿no?
Nuestra prioridad fue presentar voces de toda Latinoamérica en sus reflexiones únicas del concepto de resistencia, ya sea en términos de género, ecología, sexualidad, justicia social, etc. Acaso la preocupación Latinx no estaba en nuestro radar porque nuestra intención inicial no era necesariamente apelar a un público lector estadounidense. Presentamos estas voces desde sus propias agencias y univocidades, sin una identidad necesariamente Latinx, ya que ese término se adhiere principalmente a la perspectiva de E.E.U.U. Claro, siempre existe el “toquenismo” y puede interpretarse nuestra antología como otro cliché, pero el alcance es muy amplio y conecta con los movimientos actuales que increpan a un sistema opresivo. Yo creo que los niveles de identificación son múltiples, con independencia de tu identidad personal o percibida. En cualquier caso, incluso desde el cliché me parece productiva una asociación de poesía escrita en diversas lenguas de América o de las Américas (más allá de E.E.U.U.) a la resistencia.
Otro paréntesis.
El poema “Alta traición” de José Emilio Pacheco, que pueden encontrar en la web, va así:
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.
Y su traducción –firmada por Katherine M. Hedeen y Víctor Rodríguez Núñez– es casi o tan buena como el original. Aunque para leer esa traducción los lectores de esta entrevista híbrida tendrán que comprar la antología. Porque quien escribe esto se resiste a incluirla acá.
Cierre del otro paréntesis.
El poema de Pacheco no es una resistencia contra el sistema, sino una resistencia contra el sentimentalismo patriótico. Algo en el cual muchos inmigrantes caen (caemos), ¿no?
Por supuesto; nostalgia como reflexión en el caso de Pacheco del concepto de patria; preocupación ecológica, ecofeminista; el sentido básico existencial de ser mujer y lesbiana; son planteamientos principalmente poéticos que amplían y cuestionan acaso el término cliché, como dices, de resistencia.