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sergio de la pava
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Sergio de la Pava: El mundo literario es como una máquina

Hijo de inmigrantes colombianos, defensor público en Nueva York y autor de “A Naked Singularity”, novela autopublicada de más de 600 páginas, ganadora del PEN y recientemente adaptada al cine. 

Acá, la singular historia de Sergio de la Pava.

 

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Veamos: eres un abogado que en su tiempo libre escribe una novela. No sabes si será publicada. Es lo que te gustaría, claro, pero por el momento prefieres no pensar en eso. Escribes en horas de trabajo, en la corte, en esos largos momentos que te toca esperar entre caso y caso.

Hasta que la terminas.

Tu novela es un mamotreto de muchas páginas. Te demoraste un poco más de cinco años en escribirla. No sabes nada del mundo editorial estadounidense, así que comienzas a investigar. Pero el proceso es complicado y te terminas frustrando. Decides hacerlo tú mismo. Pagar con tu dinero una autoedición. Haces una fiesta, en un bar cerca de tu lugar de trabajo, la Corte Criminal de Manhattan, Nueva York. Llegan amigos, familia, tu esposa. Varios compran ejemplares. El resto, si es que quiere conseguir uno, tiene que hacerlo a través del sistema print on demand de Amazon. Uno de tus amigos te pregunta si estás nervioso por las críticas. Le dices que un libro como éste, autoeditado, no repercutirá demasiado en los medios. Efectivamente, no sale ninguna reseña. Lo único que queda de todos esos años de escritura son algunas copias dentro de una caja, debajo de tu cama. Pero tu esposa tiene fe en el libro. Ella cree que la crítica literaria que importa está en la web y no en los diarios o revistas. Así que comienza a mandar copias de tu libro –que se llama A Naked Singularity, que trata sobre Casi, un hijo de inmigrantes colombianos, un defensor público menor de 30 años que trabaja en la Corte Criminal de Nueva York– a diversos sitios online. Lo hace porque está segura de que alguien leerá la novela, le gustará y escribirá una reseña que tal vez cambie todo.

Y eso –justamente– es lo que sucede.

 

sergio de la pava

 

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Sergio de la Pava nació en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 1971. Hijo de inmigrantes colombianos, estudió Derecho, y entre 1999 y 2005 escribió A Naked Singularity. La historia es extraña, empezando por el título: una singularidad desnuda (“naked singularity”) es un fenómeno de la física en que, al final de un hoyo negro, las leyes que rigen dejan de funcionar. Algo de eso hay en la vida de este abogado-escritor. Auto editó su novela el 2008, y no fue hasta el 2012–cuando la Universidad de Chicago publicó una nueva edición de su libro– que se hizo conocido. Primero en la web y luego en la prensa convencional. Todo se coronó en 2013, cuando ganó el PEN/Bingham al mejor debut literario en ficción, uno de los premios más importantes en la literatura estadounidense. Nada mal para un autor que ha evitado ciertos clichés del mundo literario neoyorquino, como vivir en Brooklyn, el barrio que concentra más escritores por metro cuadrado en la ciudad.

-Cuando me llamaron para decirme que había ganado el premio estaba trabajando. Aunque debería decir que estaba escribiendo, ¿no? Suena mejor. Pero no, había estado en la corte toda la mañana. Llegué a la oficina alrededor de la una y sonó el teléfono –dice De la Pava.

De estatura baja, con pelo crespo –y un parecido asombroso a Leonard de The Big Bang Theory–, De la Pava conversa en un café, en el área baja de Manhattan, a pocas cuadras de donde están la Corte Criminal y la Corte Suprema. A lo largo de la entrevista, conversará más que nada en inglés, aunque por momentos se pasará al español.

-Mis padres no sabían inglés, así que lo primero que hablé fue español. Y probablemente empecé a leer en ese idioma también, aunque no recuerdo. Creo que la primera vez que algo me marcó, fue en Colombia, cuando estaba de vacaciones, leyendo El Viejo y el Mar. Tenía siete años y fue como “así que hay una persona que hizo esto. No es sólo un libro”.

 

¿Y tú escribías entonces?

-Escribía, sí, pero pequeñas historias.

 

Estudiaste Derecho y trabajas en eso. ¿Nunca se te ocurrió estudiar algo relacionado con la literatura?, ¿o hacer una maestría en Escritura Creativa, que es lo que hacen casi todos los escritores acá en Estados Unidos?

-La idea de ser escritor, entonces, no estaba tan presente. Me gradué de la universidad el 92. Las cosas eran diferentes en ese tiempo. Además, no es que los programas de Escritura Creativa te enseñen a escribir. Es un poco tramposo. ¿Sabes qué? La gente que va a esos programas termina conociendo a los profesores, editores; a la gente que debes conocer para meterte en el mundo literario. Para eso van. El mundo literario es como una máquina. Y uno puede escoger participar o no. Si decides que no, tendrás que pagar. Yo pagué.

 

¿Cómo empezaste A Naked Singularity? Es un libro de más de 600 páginas, pero la voz del narrador y personaje principal, Casi, atrapa y fluye.

-Lo difícil de hacer una novela grande en primera persona es que no termine siendo algo claustrofóbico y ensimismado. Y que el lector no crea que el punto de vista es muy acotado. Así que muchas de las ideas de A Naked… nacieron por el miedo de caer en ese tipo de libro. Me ayudó el hecho de estar trabajando en la justicia criminal, porque la justicia criminal trata de otra gente.

 

¿Y la idea de que Casi pasara de ser un abogado a alguien que se convierte en criminal?

-Ésa era una idea que tuve al inicio también. Definitivamente era una idea atractiva. No sólo por el factor de entretenimiento, sino por todo el debate que tiene tras de sí. ¿Cuál es la diferencia entre un criminal y alguien que no lo es? Probablemente sólo las circunstancias. ¿Y qué significa ser un criminal? Digamos que ahora entra un tipo y yo te digo que es un criminal. Bueno, todos somos criminales, todos hemos cometido algún crimen. Lo que varía es qué tan serio, ¿no? Todo se relaciona con diferentes formas de juzgar. Cuando uno dice “ése tipo es un criminal”, lo que sucede es que uno se está poniendo por sobre esa persona. Entonces el final de la frase es: “Ese tipo es un criminal y yo no”.

 

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Un paréntesis: En A Naked Singularity no sólo hay cortes y abogados y una detallada radiografía del mundo criminal de Nueva York. Asimismo hay múltiples menciones al boxeo, ya que Casi le sigue la pista al boxeador Wilfred Benítez (De la Pava es fanático de ese deporte); citas la física y la cultura popular. Y, muy importante, todo el trasfondo familiar, cuando el protagonista visita a su madre, come empanadas colombianas, habla con sus hermanas y, en definitiva, se muestra el mundo de los inmigrantes en Estados Unidos, pero sin caer en la postal o el guiño para el lector anglosajón. Cierre paréntesis.

 

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¿Cuánto de la novela se escribió en la corte?

-Cuando escribí el libro no existían las tablets. Y en la corte hay mucho de eso que llamamos downtime. Mucho tiempo en que uno está sentado esperando su caso y sin mucho qué hacer. ¿Qué hacíamos en esos días? Hoy todo el mundo saca el teléfono. O el iPad. Pero en esa época sacábamos libros, o revistas, el periódico. Yo sacaba libros. Pero luego me decía, ‘bueno, tengo que escribir’. Entonces tomaba un papel y escribía. Y esa noche cuando llegaba a casa, cuando tenía algo de tiempo, lo metía en el computador.

 

¿Conocías a alguien del mundo editorial como para enviárselo?

-No. En ese momento fue como “no sé cómo hacerlo, no sé cómo hacer para que me publiquen”. Y te enteras de esto: si quieres que te publiquen, necesitas a un agente, si quieres un agente, le tienes que mandar una carta describiendo tu libro. Eso hice. Escribí una carta. Una carta estúpida en la que intenté resumir de qué era el libro. Pero esta gente es tan poco profesional que ni siquiera responde. O te dicen “me gustó, ahora mándame las primeras cien páginas”, ¡y luego no dan más señales de vida!

 

La máquina literaria. O encajas en ella o pagas.

-Sí, eso. Pero yo soy un abogado. Lo he sido por casi 20 años. Y hay cierto profesionalismo en eso. Si alguien te llama, lo llamas de vuelta. Te escriben, les escribes de vuelta. Nada de eso sucede en el mundo literario.

 

La única información que hay sobre ti en el reverso de A Naked Singularity, dice: “Sergio de la Pava es un escritor que no vive en Brooklyn”. Más allá de la broma, parece una declaración de principios.

-Sí, es una broma por supuesto. Pero como todas las bromas, algo de verdad hay en ella. Y tal vez hasta algo de resentimiento, así como “oh, a propósito, acá está un libro que escribí siete años atrás y que recién ahora se ha publicado”, y una de las formas más rápidas de decir eso era poniendo “Sergio de la Pava es un escritor que no vive en Brooklyn”. No es un ataque a un grupo de escritores específicamente. Respeto a cualquier escritor que esté intentando hacer un trabajo serio, que mantenga la literatura viva. No es un disparo a ellos. Es un disparo a lo que estábamos hablando: esta máquina en la cual si intentas entrar, si quieres intentar algo nuevo, va a ser muy difícil.

 

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Sigamos: luego de la nominación al PEN digamos que tu vida ha cambiado. La Universidad de Chicago editó tu segunda novela, Personae, la cual recibió buenas reseñas, así que más y más gente desea leerte. A Naked Singularity fue publicada en Inglaterra y en España y América Latina, bajo la editorial Pálido Fuego –la misma que publicó la novela debut de David Foster Wallace–. De a poco salieron otras traducciones. E incluso te invitaron a ferias del libro en Colombia, donde una revista te catalogó como “el escritor estadounidense más colombiano del mundo”. 

Además en 2018 publicaste otra novela Lost Empress. Y The New Yorker dijo de ésta: “Colloquial in tempo yet nerdy in content, divinely detached yet intimately casual in tone, impossibly learned and improvisational at the same time.” 

Nada de mal. 

Y ahora viene la película de A Naked Sindularity con John Boyega (Star Wars) como Casi, además de otros actores como Bill Skarsgård (It), Tim Blake Nelson (O Brother, Where Art Thou?) y Olivia Cooke (Sound of Metal).

Y por eso mismo aún lo piensas: todo podría haber sido distinto. “Recuerdo cuando mi mujer mandaba copias de la novela a los sitios web y no recibía respuesta alguna”, dices mientras terminas tu café antes de volver a la corte. “Pero entonces en abril del 2009 se publicó la primera reseña, que fue muy elogiosa, y luego más gente se interesó en el libro. Y fue como, ‘bueno, tal vez debería seguir haciendo eso’. En fin. Es una situación, como suele suceder muchas veces, en la que sin mujeres el mundo sería mucho peor”.

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