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En Perú ganó la democracia

Tras una campaña electoral llena de sobresaltos y muchas sombras, el pueblo peruano pasó cuatro días en vilo en espera del conteo, hasta el último voto, para saber en manos de quien quedarían las riendas del país durante los próximos cinco años.

Cuando el jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), Mariano Cucho, informó que el candidato presidencial Pedro Pablo Kuczynki, de Peruanos por el Kambio, obtuvo el primer lugar con el 50,12% frente al 49,88% de su oponente, la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, el país quedó en calma a pesar de la ínfima diferencia entre los dos candidatos. Los peruanos y el resto del mundo entendieron que más que Kuczynki en Perú había ganado la democracia. Despotismo y autoritarismo son fantasmas que pertenecen al pasado. Han dejado su lugar a un sistema democrático, quizás imperfecto como todos, pero sin duda estable.

Por quinta vez, ininterrumpidamente, después del autogolpe de Fujimori, los peruanos eligieron democráticamente y con el voto a un nuevo Presidente.

Pedro Pablo Kuczynki sucede a Ollanta Humala, un Jefe de Estado que sale sin pena ni gloria. Su gobierno extremadamente débil e ineficiente, deja el sabor amargo de la desilusión. Humala quien, como muchos populistas, fue pródigo en promesas durante su campaña electoral, no solamente no cumplió esas promesas sino que dejó que el poder lo conquistara y el río de la corrupción llegara hasta su casa.

La esposa, Nadine Heredia y su hermano son investigados por la fiscalía. Se les acusa de lavados de activos por una presunta financiación irregular del Partido Nacionalista en las campañas electorales de 2006 y 2011.

Ollanta Humala termina así su mandato con una popularidad bajísima, en medio de un escándalo y dejando tras suyo el recuerdo de una presidencia gris e inepta.

Sin embargo tampoco el nuevo Presidente Kuczynki asumirá el cargo entre grandes entusiasmos. Muchas y pesadas las críticas que le mueven, por ser demasiado anciano y por representar a una oligarquía que busca solamente su propio bienestar. Como siempre, cuando el río suena piedras trae, pero también es verdad que Kuczynki tiene mucha experiencia política acumulada a lo largo de su vida y con diferentes gobiernos. En 1980 fue ministro de Energía y Minas en el segundo gobierno de Fernando Belaunde, luego Toledo lo nombró ministro de Economía y Finanzas y, entre 2005 y 2006, durante el gobierno de Alan García, fue designado Presidente del Consejo de Ministros. Es una persona culta y bien preparada. Ha realizado estudios de Filosofía, Economía y Política en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y un postgrado en Economía en la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton (USA).

Conocimientos que deberá poner en práctica al recibir un país con una economía estable pero grandes asimetrías regionales y desigualdades sociales.

Pedro Pablo Kuczynki en más de una ocasión ha demostrado poseer también dotes de negociador, habilidades que deberá utilizar de la mejor manera posible no solamente en consideración de la efímera diferencia con la cual ganó las elecciones sino porque la mayoría del Congreso está en manos del fujimorismo. Dialogar con el partido Fuerza Popular que encabeza Keiko Fujimori es absolutamente necesario pero Kuczynki no puede olvidar que logró su victoria gracias a las muchas fuerzas políticas y sociales que lo apoyaron y que no podrá desoír de Presidente. Hablamos por ejemplo de los acuerdos que suscribió con varios grupos y con los colectivos No a Keiko y Keiko no va.

Fueron ellos, juntos con todas las fuerzas democráticas del país, quienes lograron que una marea humana llenara las calles de todas las ciudades un memorable 31 de mayo, para impedir el olvido, para recordar los abusos y la violencia que dominaron los años en los cuales Alberto Fujimori estuvo en el poder. Y son ellos quienes pusieron en evidencia las costuras a la fachada democrática que Keiko quiso crearse, tras su aparente alejamiento del padre.

Esas personas quienes marcharon el 31 de mayo y votaron por un candidato, aun sin sentirse muy identificados con él, son la parte mejor de Perú, la que está dispuesta a luchar y defender la democracia, la que esperó con calma los resultados, la que obligó a los fujimoristas a aceptar su derrota y a aceptar frente a las reglas democráticas.

Kuczynki no puede olvidar ese apoyo.

Para dar estabilidad a su gobierno y quedar en la historia como un Presidente digno de su cargo, deberá ser capaz de escuchar y comunicar antes que nada con su pueblo, con todo el pueblo, el que se concentra en las ciudades y, quizás más todavía, el que vive abandonado en la sierra y en el campo.

Encontrar un justo balance entre progreso y respeto del ambiente, asegurar a todos una calidad de vida que incluya seguridad, educación y salud, son los grandes retos que pondrán a prueba su verdadero valor como ser humano y como Presidente.


Photo Credits: Dennis Jarvis

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