Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
viceversa editorial amazonia
Photo by: Nao Iizuka ©

Más allá de incendios y huracanes

“Somos todos humanos. La naturaleza también es vida. Tenemos que corregir nuestras costumbres, reflexionar sobre lo que es realmente importante para nosotros”. Las palabras que, con gran dignidad y serenidad, pronunciara en un video Dilson Munduruku, jefe indígena de la etnía de Munduruku, en Brasil, resumen en su esencia el gran problema de la humanidad actual.

Si queremos salvar el planeta en el cual vivimos tenemos que modificar radicalmente nuestras costumbres, nuestra manera de ser y de pensar. Tenemos que cambiar nuestros valores y reconstruir una relación con el medio ambiente basada en el respeto de una especie, la nuestra, hacia las otras especies.

Sin embargo, lejos de atacar las raíces de la enfermedad, nos limitamos a ponerle pañitos calientes. El calentamiento global se agrava con una rapidez superior a los peores pronósticos de la ciencia, causando inundaciones, sequías y huracanes cada vez más violentos, como el que ha golpeado y destruido las Bahamas. Los grandes intereses en connivencia con algunos políticos, aniquilan amplias áreas de bosques, contaminan las aguas y destruyen irremediablemente nuestro ecosistema. Es lo que está pasando en Brasil, Bolivia y Paraguay, países en los cuales un fuego prácticamente incontenible está dejando cenizas y muerte allí donde antes existían amplísimas áreas verdes. En diferentes partes del mundo las poblaciones mientras miran como en pocos momentos el agua o las llamas arrasan con la vida de las personas, con años de trabajo y destruyen toda esperanza futura.  Tras cada tragedia se levanta un coro de voces indignadas, los políticos se lanzan en una carrera de promesas, los medios de comunicación abren sus ediciones con grandes titulares. Tanto interés reactiva esperanzas que puntualmente quedan frustradas. El silencio vuelve a engullir todo el anterior revuelo, y nada cambia.

Según el informe Five years after the New York Declaration on Forests ninguna de las metas que se habían fijado en 2014 alrededor de doscientas instituciones entre gobiernos, multinacionales, Ong’s y comunidades indígenas, fue alcanzada. Lejos de reducir a la mitad la pérdida de bosques para el 2020 y llegar a deforestación cero para 2030, la destrucción de estas áreas creció en un 43 por ciento. Lo que más preocupa es la pérdida de árboles nativos con más de 40 años, cuya merma ha aumentado de un 40 por ciento. Esos árboles no solamente son considerados insustituibles sino que, junto con ellos, muere toda la  biodiversidad que se ha ido desarrollando a su alrededor.

La declaración de Nueva York, al proponerse evitar la destrucción de los bosques, no solamente apuntaba a disminuir las emisiones de carbono entre 4500 y 8800 millones de toneladas al año, sino también evitar la erosión del suelo en las cuencas hidrográficas boscosas que producen las tres cuartas partes del agua dulce que consumimos. Promesas y buenos propósitos se han diluido con el tiempo dejando el paso a la avidez de las multinacionales, de los terratenientes, de los grandes industriales madereros y de las compañías mineras.

Los indígenas que siguen su inexorable lucha para salvar una tierra que les pertenece y al mismo tiempo garantiza a todos nosotros la sobrevivencia, viven bajo amenazas, son víctimas de abusos y muchas veces son asesinados. Sus muertes así como sus batallas se desarrollan en un clima de complicidad e impunidad.

Según el último informe de Global Witness 164 defensores ambientales fueron asesinados en el 2018. Es decir más de tres cada semana. América Latina es la región con el mayor número de víctimas. Esta es solamente la punta del iceberg ya que muchas muertes no son denunciadas y la mayoría de los indígenas vive constantemente amenazada.

Siempre según el informe de Global Witness quienes se oponen a la explotación minera así como a la protección de las fuentes de agua son los más expuestos a la violencia. El entramado de intereses que une a empresarios y políticos vuelve particularmente vulnerables a los indígenas y ambientalistas quienes también son perseguidos por los madereros y agroindustriales. Los incendios que están devastando inmensas áreas amazónicas en Brasil son dolosos. El fiscal de Belem demostró que al menos dos incendios fueron ocasionados por un grupo de latifundistas que tiene un grupo WhatsApp denominado “día do foto” día del fuego. Ellos cuentan con el apoyo de una lobby muy poderosa llamada “a bancada ruralista” a la que adhieren 200 diputados federales, y que goza del sostén del mismo Presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro quien desde que llegó a la presidencia ha declarado guerra a los indígenas, dejando manos libres a quienes destruyen la Amazonia para fines lucrativos.

Millones de personas en todo el mundo están obligadas a desplazarse a causa de los eventos climáticos extremos y los desastres ambientales. El Centro para el monitoreo del Desplazamiento Interno, organización que reúne las informaciones provenientes de la Onu y otras entidades, presentó un estudio que muestra como, en estos primeros seis meses de 2019, el número de personas que tuvo que dejar sus casas y tierras es el más alto desde 2003, año en el cual se empezaron a publicar los datos de este monitoreo.

Es inútil levantar las voces solamente cuando vemos la furia de la naturaleza transformada en fuego y agua para luego sumirnos en un silencio cómplice que permite a los potentes del mundo, a presidentes como Bolsonaro, Maduro, Trump y muchos otros destruir los ecosistemas y la vida de las personas que luchan para defenderlos. La atención del mundo, de los medios de comunicación y de los políticos sensibles a estas problemáticas, no debe disminuir, nunca, en ningún momento.

Hay que luchar para que la Amazonia, los pueblos originarios, sus culturas y tradiciones, sean considerados patrimonio de la humanidad y como tales sean defendidos.


Photo by: Nao Iizuka ©

Subscribe
Notify of
guest
1 Comment
pasados
más reciente más votado
Inline Feedbacks
View all comments
Carlota
Carlota
4 years ago

Es lamentable la destrucción del hombre por el hombre. Para remediar está situación se necesita un tiempo demasiado inmenso, se trata de trabajar desde la infancia inculcando a los niños a respetar la naturaleza, la vida, nuestro planeta. El hombre es la única criatura capaz de escupir sobre el agua que ha de beber.

Hey you,
¿nos brindas un café?