Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Mauricio Macri
viceversa magazine

Los desafíos de Macri

Después de un año de gobierno durante el cual tuvo que sortear muchas dificultades, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, mira con preocupación el aproximarse de otra cita electoral. Decimos, los comicios para renovar parte del Parlamento. Sabe muy bien, y sus compañeros del gobierno, sus asesores y los líderes del partido se lo recuerdan cada vez que se presenta la oportunidad, que el triunfo no es una opción sino una necesidad. El sistema político argentino podrá ser muy presidencialista, híper-presidencialista como aman definirlo algunos analistas, pero, como para cualquier jefe de Estado, gobernar sin el control del Parlamento sería muy cuesta arriba; un verdadero calvario.

Macri, a pesar de la crisis económica, todavía goza de gran popularidad. Más del 50 por ciento, de acuerdo a algunas encuestadoras; no menos del 45 por ciento, para otras. Como sea, aún un sector importante de la población cree en el cambio que predica, luego de la larga paréntesis Kirchnerista, y aún más son los que consideran indispensable un golpe de timón. Sin embargo, de no lograr convencer a la población de que su gobierno es realmente capaz de impulsar la transformación del Estado y de revertir la crisis producto del populismo, y de la demagogia y de la corrupción que de estos se deriva, los deseos de cambios no tardarán en transformarse en decepción, la decepción en frustración y, al fin, la frustración en rabia.

Después de un año de gobierno, Macri no puede jactarse de un balance económico tan favorable como quisiera. El país, en 2016, registró una contracción del 2,3 por ciento y, lo que es más importante, no logró reducir la inflación. Esta, lejos de bajar alrededor del 25 por ciento como había prometido, se ha colocado en un 41 por ciento. Hay que remontarse al 2002 para encontrar un nivel similar de inflación. Sin embargo, es necesario acotar que en aquel entonces se había producido una devaluación del 300 por ciento. Y, para ver una inflación superior al 80 por ciento, hay que ir aún más atrás en el tiempo; al año 1999, para ser precisos. Ese año, para frenar el deterioro del poder adquisitivo de los argentinos, se optó por la dolarización de la economía. Sin duda alguna se logró el objetivo, se frenó la espiral inflacionaria; pero, todos sabemos como terminó el experimento.

Para el Fondo Monetario Internacional, organismo que en sus proyecciones suele ser conservador, la economía argentina debería crecer en 2,2 por ciento este año y en 2,3 por ciento el próximo. Es una proyección semejante a la de los analistas del BBVA quienes son algo más optimistas y consideran que la economía podría crecer en 2,8 por ciento en 2017 y en 3,5 por ciento el año siguiente. La inflación, por su parte, debería ubicarse entre el 18 y el 22 por ciento. Son indudablemente muy buenas noticias para el gobierno Macri. Y, sin embargo, pudiera no ser suficiente para sentirse seguro. En especial tomando en cuenta que  el nivel de inflación, en otros países, es de un dígito. Por ejemplo, México cuyo índice de precios al consumidor se estima en menos del 4 por ciento.

La inflación, en Argentina, golpea a los trabajadores con intensidad distinta. En fin, depende de la fuerza del gremio al que se pertenece. Por ejemplo, en el caso de camioneros, de petroleros, metalúrgicos y maestros, cuyos sindicatos tienen como mostrar sus músculos, los sueldos suelen subir por encima del 35 por ciento. No es así para quienes operan en el ámbito de la economía informal. Estos sufren por el deterioro diario del poder adquisitivo.

Octubre es la cita clave para el gobierno Macri. Y, en opinión de expertos, tiene no uno sino tres ases en la manga para salir airoso de la prueba. El primero, sin duda alguna, es su popularidad que se mantiene aún relativamente alta y estable. Esto le permite tomar medidas difíciles. Pero, tendrá que hacerlo ahora que el deseo de cambio, después de 13 años de kirchnerismo, es aún muy fuerte. El segundo es el dinero que el gobierno tiene en su haber. Este pareciera ser suficiente no sólo para mantener los amortizadores sociales creados por los Kirchner sino también para emprender obras de infraestructura de envergadura que permitan la expansión de la economía en el corto y en el mediano plazo, el estímulo a la actividad privada y el incremento del empleo. Fuentes del gobierno aseguran que habrá tiempo para atacar seriamente la reducción del déficit. Y, finalmente, el último as en la manga es la debilidad del peronismo que no ha encontrado aún el sucesor de Cristina Fernández, si esta no decidiera volver al ruedo político. Sin embargo, de hacerlo y perder, cosa probable en estos momentos, sería su muerte política. La lucha interna en el peronismo se decidirá en la provincia de Buenos Aires, la cual representa el 40 por ciento del electorado.

La guerra entre corrientes distintas en el peronismo crea confusión en el electorado; en especial, en el indeciso. Y Macri espera poder aprovechar de esta coyuntura particular. No obstante, desde ahora deberá trazar una estrategia clara que no sea sólo cortoplacista – léase, parlamentarias -, sino de mediano y largo plazo, si quiere optar a la reeleccón con posibilidades ciertas de triunfo. Por eso, tiene que aprovechar ahora, que tiene credibilidad y popularidad, para la aplicación de medidas dolorosas y así llegar al final de su mandato con una economía en franca recuperación, con una inflación bajo control y con un nivel de desempleo aceptable. Objetivos difíciles, mas no imposibles.


🇺🇸 Ahora puedes leer los Editoriales también en inglés: http://bit.ly/2r3haS3

Photo Credits: Mauricio Macri

Hey you,
¿nos brindas un café?