No solo Kamala Harris. El gobierno que acompañará al Presidente electo de Estados Unidos Joe Biden contará con la presencia de varias mujeres quienes, por primera vez, ocuparán cargos tan cruciales como el de la Secretaría del Tesoro, que irá a Janet Yellen, el de Inteligencia Nacional que tomará Avril Haines y el de portavoz de la Casa Blanca que asumirá Jen Psaki junto con un team de otras seis mujeres.
Todas ellas cuentan con una larga experiencia que garantiza un trabajo altamente profesional. Sin embargo, la historia enseña que, en el pasado, aun cuando las mujeres resultaran más preparadas que los hombres, no tenían acceso a determinados cargos de poder.
Mientras asistíamos con una profunda sensación de alivio al cambio que imprimirá Biden a la política estadounidense internamente y también a nivel internacional, en el mundo se celebraba el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las Mujeres.
Indiferente a las lindas palabras de los políticos, la violencia, en sus diferentes acepciones, sigue condenando a mujeres y niños a vivir en un infierno que muchas veces termina en una tumba. Aun en los países que cuentan con legislaciones que protegen a las mujeres, los índices de violencia son muy altos. En la mayoría de los casos, los maltratadores y los asesinos son miembros de la familia o personas conocidas. Demasiadas veces, cuando la policía encuentra el cadáver de una mujer asesinada, se descubre que la víctima había encontrado el valor de denunciar a su opresor sin obtener la protección que hubiera necesitado. Las denuncias son subestimadas aun cuando los reportes médicos demuestran el maltrato físico, y, en los casos de violación, es frecuente que las víctimas tengan que enfrentar juicios durante los cuales son sometidas a dolorosas humillaciones.
El maltrato hacia las mujeres representa una de las violaciones de derechos humanos más frecuente en el mundo. Las consecuencias a nivel físico y psicológico son tan profundas que a veces resultan irreversibles.
La violencia hacia las mujeres y las niñas no es solamente la que muchas deben soportar en sus casas sino también la que perpetran tradiciones antiguas, religiones y gobiernos. Se traducen en mutilación genital, matrimonios infantiles, penas corporales, limitación de la libertad, ausencia de derechos civiles, falta de acceso al estudio e imposibilidad de autonomía económica.
Actualmente, tras el auge de las redes sociales, otras tipologías de violencia amenazan a las mujeres, en particular a las más jóvenes. Entre ellas el ciberacoso, el sexteo o sexting que consiste en la recepción de mensajes pornográficos no autorizados y el doxing que es la publicación de información privada.
Según el último informe de ONU Mujeres, el 35 por ciento de las mujeres, a escala mundial, ha experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de su pareja, o violencia sexual perpetrada por una persona distinta.
Cada día, 137 mujeres son asesinadas por miembros de su propia familia. Las mujeres y niñas representan un 72 por cierto de las víctimas de trata de seres humanos a nivel mundial.
En 2019 una de cada cinco mujeres de 20 a 24 años se había casado antes de cumplir los 18. Al menos 200 millones de mujeres y niñas de 15 a 49 años han sido sometidas a la mutilación genital femenina en especial en los 31 países en los que se concentra esta práctica. 15 millones de niñas adolescentes de 15 a 19 años han experimentado relaciones sexuales forzadas en todo el mundo. En la inmensa mayoría de los países, las adolescentes son el grupo con mayor riesgo de verse forzadas a mantener relaciones sexuales (u otro tipo de actos sexuales) por parte de su esposo, pareja o novio actual o anterior.
En la Unión Europea, una de cada diez mujeres denuncia haber experimentado ciberacoso desde los 15 años de edad.
La situación, ya de por sí extremadamente grave, ha empeorado hasta límites alarmantes a raíz de la pandemia y los consecuentes confinamientos. Las denuncias de violencia doméstica se han multiplicado en todo el mundo llegando a quintuplicarse en algunos países. La preocupación derivada por el constante incremento de maltratos a mujeres e hijos ha llevado los gobiernos de 48 países a integrar la prevención y respuesta a la violencia contra las mujeres en sus planes de respuesta a la Covid-19. Ya 121 países habían adoptado medidas para fortalecer los servicios prestados a las mujeres sobrevivientes de violencia durante la crisis global. Sin embargo, a juicio de ONU Mujeres es urgente intensificar ulteriormente los esfuerzos.
Frente a esta situación tan denigrante y letal para las mujeres es importante no solamente que algunas logren ocupar puestos de poder rompiendo techos de cristal hasta ahora inquebrantables, sino que lo hagan conscientes de la responsabilidad que tienen hacia todas las mujeres y sobre todo hacia quienes no tienen voz.
Solo transformando la lucha de una en la lucha de todas, el dolor de una en el dolor de todas, la muerte de una en el luto de todas, lograremos educar y sensibilizar a la sociedad entera. Solo así podremos albergar la esperanza de que esa posición que ocupa una mujer significará realmente un paso adelante hacia una sociedad más justa, libre y de pares oportunidades.