Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!

Francisco, Obama, Putin y el desafío impostergable de proteger nuestra “casa”

Tres líderes mundiales, tres enfoques distintos, un mismo argumento: la defensa del medio ambiente. El escenario, la “70º Asamblea General” de la Organización de las Naciones Unidas; el espacio desde el cual, en estos días, han hablado los gobernantes del mundo; los jefes de Estado quienes tienen en sus manos el futuro del planeta.

Papa Francisco, Barack Obama, Vladimir Putin. Todos, en sus discursos y cada quien desde puntos de vista distintos, abrieron paréntesis para referirse a la necesidad de mirar hacia el futuro y de tomar decisiones para enfrentar los retos que representa la protección del medio ambiente.

Sin duda alguna, se han dado pasos importantes hacia la reducción de la contaminación y de la emisión de gases que dañan la capa de ozono. Mas, no son suficientes. El clima en nuestro planeta está cambiando rápidamente. No pareciera, pero así es. Las temperatura mundial, en el último siglo, ha aumentado aproximadamente de un Fahrenheit. Y es probable que seguirá aumentando a ritmos mayores en los próximos años. Las consecuencias son harto conocidas: temperaturas más cálidas, lluvias más intensas, huracanes más peligrosos, vientos más fuertes, deshielo temprano, derretimiento de los glaciales y, dulcis in fundo, la pérdida irreparable de especies animales y vegetales. Una catástrofe que, a largo plazo, podría conducir a la desaparición del ser humano y, en el corto, cuando menos a una peor calidad de vida. En fin, el hombre, de no enmendar sus errores, estaría alimentando el germen de su autodestrucción.

Proteger, salvaguardar, defender. Estas, en síntesis, las ideas contenidas en el discurso del Papa en la Asamblea de la Onu. Pocas palabras que encierran un manifiesto para el futuro de la humanidad. El Pontífice argentino, el quinto Papa que se dirige a la platea de los grandes del mundo, subrayó que “el desafío urgente de proteger nuestra casa incluye la preocupación de unir la familia humana en la búsqueda del desarrollo sostenido e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”. Dijo que la destrucción del medio ambiente “pone en peligro la existencia de la especie humana”. Hizo referencia al “derecho de ambiente”, poniendo siempre al ser humano en el centro de tal derecho. Y ha subrayado que la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la próxima cumbre de París representan una esperanza. No faltó el llamado a los gobiernos para que no se limiten al “ejercicio burocrático de redactar largas enumeraciones de buenos propósitos o de creer que una única solución teórica o apriorística será suficiente para dar respuesta a todos los desafíos”.

En la misma onda, el mensaje del presidente Obama; un recado lleno de optimismo. 

Podemos reducir la contaminación de nuestro aire y ayudar a las economías a sacar a la gente de la pobreza sin tener que condenar a nuestros hijos a los estragos de un clima cada vez más caliente – dijo Barack Obama -. El mismo ingenio que dio fruto a la era industrial y a la era informática nos permite emplear el potencial de la energía no contaminante. Ningún país se puede escapar de los desastres del cambio climático. Y no hay signo más fuerte de liderazgo que pensar primero en las generaciones futuras. Estados Unidos trabajará con cada país que esté dispuesto a hacer su parte para que juntos podamos en París confrontar este desafío de manera contundente”.

Y, de hecho, el jefe de Estado de la nación más poderosa del planeta ya dio un paso en firme hacia la defensa del medio ambiente al presentar su plan ambicioso para reducir las emisiones de carbono de las centrales eléctricas de los Estados Unidos. Un plan que ha sido criticado tan sólo por los grandes grupos económicos y las corrientes políticas más conservadoras.

También Vladimir Putin, por primera vez en 10 años, habló en el marco de la Asamblea General de la ONU. El mandatario ruso, quien tocó una gran variedad de temas, fue, junto con el Papa Francisco y el presidente Obama, un protagonista destacado. Su presencia fue una demostración de su renovada importancia en el concierto mundial. Igual que el Papa Francisco y el presidente Obama, tocó el tema del medio ambiente, argumento que se ha vuelto de gran actualidad por celebrarse en diciembre de este año en París una cumbre mundial. El objeto, tratar de mejorar y renovar el desfasado Tratado de Kioto.

Putin sugirió a los líderes que lo escuchaban asumir una visión más amplia en materia ambiental. Dijo que pueden posponerse decisiones, pueden establecerse cuotas en las emisiones de gases dañinos pero, subrayó, “de esta manera no se resolverán los problemas”.

“Es necesario un enfoque distinto. Tenemos que concentrarnos en la introducción de tecnologías nuevas inspiradas por la naturaleza; tecnologías que no dañen el ambiente. Al contrario, que estén en armonía con este”. Para Putin, el nuevo Know-how, pensado y desarrollado en función del ambiente, podría establecer nuevamente un equilibrio entre biosfera y tecnología; equilibrio alterado por las actividades humanas a través de los siglos.

“Es un desafío planetario- expresó el líder ruso -. Pero tengo confianza en el género humano”.

E hizo un llamado a los gobiernos de los países con una base sólida en Investigación y Desarrollo para que, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, participen en la creación de un centro de estudios para el análisis y la verificación “de materias relacionadas con los cambios climáticos, el empobrecimiento de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente”.

Declaración de principios, promesas de buenas intenciones que alimentan la esperanza de un mundo mejor. Mas, son muchas las trabas que habrá que superar. Por ejemplo, algo tan simple como el respeto de las reglas. Pueden haber buenas intenciones; pueden alcanzarse acuerdos internacionales; pueden establecerse reglas claras e iguales para todos; mas, de faltar una verdadera conciencia ambiental, habrá lamentablemente quienes las irrespeten. Debe crearse una conciencia ambiental tan arraigada que no permita que se repitan casos como el de Volkswagen.  Mas, esta no es esa la única dificultad. También hay que convencer a los países en desarrollo de que es necesario reducir la contaminación, la misma que a los países desarrollados les ha permitido industrializarse y mejorar su nivel de vida; convencerlos de que, a pesar de la actual desaceleración económica global, es deseable sacrificar en parte  la mejora de los llamados índices macro con el fin de estimular el progreso y el bienestar del planeta en su conjunto. Y esa no será tarea fácil. Tampoco lo será evitar que productores sin escrúpulos transformen a las naciones en desarrollo en un vertedero para sus máquinas obsoletas y contaminantes.

El camino que la humanidad tiene delante en materia ambiental es largo y lastrado de dificultades. No obstante, representa sin duda un hecho positivo y una esperanza que los tres grandes líderes del planeta hayan coincidido en señalar como un desafío urgente, impostergable, la protección de nuestra casa: nuestro planeta.


Photo Credits: Señor Codo

Hey you,
¿nos brindas un café?