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viceversa felices fiestas
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En el umbral de un nuevo año

En un abrir y cerrar de ojos desapareció el calor, la mayoría de los árboles perdió su verdor, los cuerpos andan encerrados en abrigos y bufandas y a las cuatro de la tarde el cielo empieza a teñirse de los matices del atardecer. Llegó el invierno y una algarabía de luces y colores nos recuerda que se acerca la Navidad y pronto celebraremos un Nuevo Año. 

Para quienes vivimos lejos del país en el cual nacimos, la Navidad es el momento de los recuerdos y de las nostalgias pero también de la alegría que nos dan las nuevas familias que cada emigrante construye en el país en el cual decidió empezar de nuevo.

Siguen, con la urgencia que nos da el miedo al olvido, los rituales que durante toda la vida compartimos con padres, abuelos, hermanos, tíos, amigos entrañables, enriquecidos con sabores y colores de otras tradiciones.

Nunca la emigración ha sido un camino fácil. Bien lo sabemos quienes nacimos en casa de emigrantes y, por azares de la vida, tuvimos que emigrar de nuevo. Sin embargo hay emigraciones particularmente amargas.

En mi país, Venezuela, hasta hace unos años conocía solamente la palabra inmigración. País de gran generosidad dio cobijo a millares de personas quienes llegaban de Europa o de otros países de la región, escapando del hambre y de las dictaduras. Hoy la palabra inmigración se ha desdibujado de nuestro vocabulario para darle paso a la de emigración, éxodo, asilo.

De ese país cálido y acogedor van saliendo diariamente miles y miles de personas dispuestas a todo con tal de escapar del hambre, la carencia de medicinas, la amenaza de la delincuencia. Tienen la convicción de que ya no hay futuro posible.

El mismo desangre de seres humanos se repite en Centroamérica. Cual océano indetenible se movilizan desde Nicaragua, para alejarse de la despiadada dictadura de los Ortega, y de los otros países para escapar del hambre y de las pandillas que no solamente matan sino reclutan a los jóvenes dejándolos sin otra posibilidad de vida.

Masas de personas huyen de otros horrores desde África, continente maltratado, usado, despojado de sus riquezas así como de Oriente Próximo, de Asia y otras partes del mundo. Falta poco para llegar al 2020 y ya podemos divisar el fracaso de los muchos sueños de justicia y paz que se trazaron en el 2000 con gran optimismo.

La realidad indica que la situación ha ido empeorando casi en todas las áreas y, lo que es más grave, van creciendo sentimientos de odio racial y xenofobia alimentados por políticos populistas quienes han hecho del nacionalismo más retrógrado y deshumano su bandera.

La emigración pasó de ser un camino doloroso a una tragedia humanitaria.

Las escenas de las bombas lacrimógenas que, en la frontera entre Estados Unidos y México, el ejército americano lanzó contra personas inermes, así como las de los barcos llenos de desesperados que se hunden en el mar bajo la indiferencia de los políticos europeos, muestran facetas de nuestras sociedades que no podemos aceptar con indiferencia. Dolor e indignación deja la muerte de la niña de siete años quien, tras pasar hambre y frío durante días, murió en la frontera horas después de que su padre y otros inmigrantes se entregaran, ya sin esperanzas, a la guardia fronteriza.

Este editorial que concluye un año más de trabajo, sueños, logros, esperanzas, lo dedicamos a todos los migrantes, a quienes han logrado construir un nuevo espacio en el cual desarrollarse y a quienes desesperados no saben si lograrán sobrevivir al amargo viaje.

Lo hacemos, a pesar de todo, manteniendo grandes esperanzas.

Las páginas de ViceVersa Magazine, testimonian, día tras día, que también hay muchísimas personas con otra visión de la vida, de la sociedad, de la tolerancia. Es lo que sobresalió también en los eventos que realizamos en el transcurso del año hablando de sátira, libertad de expresión, arte y activismo.

Sabemos que somos muchos aunque los otros griten con mayor violencia y esa conciencia nos llena de esperanzas.

Un año más ha transcurrido y una vez más damos las gracias a nuestros colaboradores quienes nos han ayudado a crecer con sus artículos, fotos, viñetas, collage; a nuestros invitados quienes han participado en los eventos Bitter Laughter, Arte y Activismo, y nos han permitido ahondar sobre temáticas sensibles; gracias a nuestros lectores quienes nos siguen con cariño y lealtad; gracias a nuestros sponsors que hicieron posibles los eventos.

Reciban todos, de la familia de ViceVersa Magazine, un cálido augurio de ¡FELICES FIESTAS!


Photo Credits: Charley Lhasa ©

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