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En memoria de las mujeres asesinadas en México

Son mujeres sencillas, en su gran mayoría no son altas, ni despampanantemente hermosas como Kate del Castillo. Tienen detalles que enamoran, a veces es una sonrisa, otras una piel aterciopelada o una mirada juguetona. Todas conocen el trabajo desde pequeñas y muchas también la violencia.

Son las tantas mujeres mexicanas humildes que viven en las áreas más peligrosas de México, allí donde el narcotráfico marca la ley y la justicia es una palabra vacía. Para todos, pero en particular para las mujeres.

En una sociedad plagada por el machismo, nacer mujer ya de por sí es una desventaja. Pero, cuando se es pobre, indígena y con escasa escolarización, la vida es aún más cuesta arriba.

Son estas las mujeres que los capos y los matones de los carteles mexicanos tratan como muñecas de trapo. Las utilizan para generar terror en las familias, las desaparecen, las violan, las mutilan, las asesinan. Son tantos los cadáveres femeninos regados en tumbas provisorias que ya casi no son noticia.

Patética es la entrevista que Sean Penn le hizo al “Chapo” Guzmán Loera. Tiene todos los tintes de la bravuconada hecha para ser contada en las rutilantes fiestas del primer mundo.

Hasta un niño entiende que Guzmán Loera no hubiera organizado sus rocambolescos encuentros con Sean Penn para luego permitirle contar verdades incómodas sobre su vida. Lo único que lo motivaba era un ego gigantesco, el deseo de transformarse en el nuevo Padrino de las pantallas y la sensación de omnipotencia que permea a muchos poderosos, dictadores, grandes magnates, capos de las mafias. Personas que justifican y quieren justificar ante los ojos de los demás, las acciones más repugnantes, tratando de embaucar con el mismo cuento del niño pobre, víctima de injusticias que reacciona y se transforma en el “rey”. En este caso en el rey del tráfico de drogas. “Trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que nadie en el mundo. Tengo una flotilla de submarinos, aviones, camiones y botes» dijo con orgullo a Sean Penn.

¿Hasta cuándo vamos a seguir utilizando los malabarismos de la ficción para mostrar el lado humano de alguien absolutamente inhumano?

Pero, si indigna la actitud de Sean Penn y su indiferencia hacia los verdaderos periodistas, esos que siguen contando las verdades sobre personajes como el “Chapo” a pesar de las amenazas, peor mucho peor, a nuestro parecer, es la actitud de la actriz Kate del Castillo.

Al ver el orgullo con el cual la actriz mexicana habla del “enamoramiento” del “Chapo” surge inevitable una pregunta. ¿Mientras era tratada como una “reina” por uno de los peores criminales de la historia mexicana, Kate del Castillo habrá recordado alguna vez a las muchas mujeres desaparecidas, violadas, torturadas y asesinadas si no por órdenes del mismo “Chapo” por personas de su misma calaña?

Sean Penn es norteamericano, la vida, los hechos que ocurren en tierra mexicana son para él algo exótico, alejado de su mundo dorado. Pero no debería ser así para Kate del Castillo. Ella es mexicana, lo que pasa en su país no es algo exótico es algo que también le pasa a ella.

Kate del Castillo sabe que en “su país” el “Chapo” significa violencia, y que violenta es la red de matones, torturadores, personas sin escrúpulo alguno que lo rodeaban y protegían.

Ella sabe que México es uno de los lugares donde es más difícil y peligroso ejercer la profesión periodística y sabe que, a pesar de todo, hay muchos profesionales de la comunicación que siguen luchando y denunciando para ofrecer también a ella la posibilidad de vivir en un país mejor.

¿Recuerda Kate al fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril quien fue asesinado el viernes 31 de agosto en el Distrito Federal, allí donde había huido tras recibir repetidas amenazas en su ciudad Veracruz?

¿Recuerda que poco antes habían sufrido la misma suerte Edgar Hernández García, director de la revista Foro Político, asesinado en el estado de Oaxaca el 9 de julio y Filadelio Sánchez Sarmiento ultimado por dos hombres el 2 de julio cuando salía de la estación de radio donde conducía un noticiero en la ciudad de Miahuatlán, en el estado de Oaxaca? Ese mismo día 2 de julio la policía encontró, en la morgue de Veracruz, el cuerpo de Juan Mendoza Delgado, periodista que dirigía un sitio web informativo en la ciudad de Medellín de Bravo y el 26 de junio, en el municipio de Comonfort, en el estado de Guanajuato, hallaron el cuerpo de Gerardo Nieto Álvarez, director de la publicación local El Tábano. Gerardo Nieto Álvarez había sido degollado.

Y sobre todo ¿ha pensado en algún momento en Gisela Mota, alcaldesa del municipio mexicano de Temixco, asesinada el 2 de enero, un día después de asumir su cargo? Tenía 33 años y es otra de las tantas mujeres que han perdido la vida a manos de personajes que viven del crimen como el “Chapo” Guzmán Loera y sus matones.

El mundo se ha indignado por la entrevista de Sean Penn al “Chapo” Guzmán Loera. Menos se ha hablado de los coqueteos de Kate del Castillo y sin embargo, en memoria de todas las mujeres violadas y asesinadas por la delincuencia organizada, en memoria de Gisela Mota muerta por creer en ideales de justicia, más debería indignarnos la actitud de Kate del Castillo quien es mexicana y es mujer. El rechazo hacia ella debería ser masivo y viral.


Photo Credits: Nicolás Boullosa

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