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El sonido de la velocidad

Tengo una obsesión con las luces de los autos que se reflejan en el techo de mi cuarto cuando pasan sobre la avenida…

Me he quedado dormida escuchando los sonidos de los coches, tratando de reinterpretarlos y llevarlos hacia el sonido de las olas rompiéndose…

Extraño vivir en el mar, sentir el frío del norte en mi cara, los pies hundirse en la arena, el agua fría del invierno cálido del caribe que sube por mis rodillas, el sabor salado del aire… la quietud. El reflejo de las sombras y los sonidos ahogados de niños riéndose corriendo por la arena… A veces no se por que volví a la ciudad, tenía una vida entera… podría haber sido feliz a la orilla del mar… para siempre.

Ahora estoy viendo el techo de mi cuarto y el sonido de un claxon me regresa a la realidad… esos sonidos no son del mar… son los autos pasar sobre la avenida.

El 31 de diciembre del 2020, tuvimos un accidente muy fuerte, en el que pudimos haber perdido la vida…

Ese día, en el momento del choque… sobre la autopista 57, el tiempo corrió lento… muy lento… tuve mil preguntas en un segundo dentro de mi cabeza, mientras el coche giraba… mientras sentía su mano detener mi brazo y mi pecho para que no me lastimara, mientras el sonido ahogado de su voz gritaba: ¡¿Estas bien?! no lograba entender qué era lo que estaba pasando.

Tuvimos que estar unas horas parados sobre la autopista en lo que todo se resolvía… y curiosamente, el sonido era el mismo que ahora escucho desde mi cama, mientras veo las luces pasar por el techo, ahora no son las olas del mar, ni el sonido de llantas sobre el pavimento. Es el sonido de la velocidad, es el de metales y vidrios y llantas destruirse.

Una amiga me escribió, en cuanto se enteró del accidente y se me quedó grabada en la mente una frase del texto: “El 2020 se esforzó hasta el último momento para demostrarnos que no tenemos el control sobre nada”.

Ahora, decidí caminar sin planear una ruta, sin tener expectativas, sin preocuparme por el futuro, disfrutando cada placer y cada detalle, cada beso en las mañanas, cada abrazo al final del día, cada mirada provocadora, cada carcajada de mis amigas, cada consejo de mis padres, cada maullido de mi gata…

No se si pueda dormir tranquila pronto… pero espero volver a relacionar el sonido de la velocidad, con el sonido del inmenso mar.

Todas las fotos las tomé después del accidente, menos una. Ojalá adivinen cual es.

Fotografías con un fujiC200 en 35mm

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