Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
mongolia sobre hielo
mongolia sobre hielo

El límite de la democracia se llama fascismo

El límite de la democracia se llama fascismo. Estas palabras escritas por el autor de sátira política Darío Adanti tras las amenazas recibidas antes de presentar su espectáculo “Mongolia sobre hielo” en la ciudad de Valencia, España, sintetizan, de manera incisiva y profunda, el peligro que encierra la palabra límite aplicada a la libre expresión del pensamiento. En este caso de la sátira. Recibir insultos y amenazas se ha vuelto parte de la cotidianidad de los fundadores de la revista satírica española Mongolia. Sin embargo lo que preocupa es que, lejos de disminuir, han ido aumentando. Así como crece la intolerancia hacia los medios de comunicación en muchos otros países del mundo. 

El sueño de los gobiernos autoritarios y populistas, no importa el color con el cual disfracen sus muchas coincidencias y similitudes, es el de poner una mordaza a la prensa, crear un pensamiento único, sofocar la cultura y, naturalmente, suprimir la sátira, esa gota de ácido que, a través de la risa, con una imagen o pocas palabras, destapa realidades y obliga a la reflexión.  

Aun en los países en los cuales no hay gobiernos autoritarios, los comunicadores corren el riesgo de agresiones, amenazas y asesinatos a manos de grupos de extrema derecha, de fanáticos religiosos y de la delincuencia organizada en particular de los narcotraficantes.  

En México, el domingo pasado, a pocas horas de asumir la presidencia Manuel López Obrador, fue asesinado otro periodista, Alejandro Márquez, colaborador del “Diario Crítica” del estado de Nayarit y director del semanal “Orión Informativo”. Es el décimo periodista asesinado en ese país desde que empezó el año. Según un informe presentado durante la 74 Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que se desarrolló entre el 19 y 22 de octubre, en el transcurso de este año, 30 periodistas han sido asesinados en los países del continente americano, 20 de ellos solo entre abril y octubre.  

Cifras escalofriantes que no toman en cuenta las muchas amenazas y agresiones que dejan heridas en el físico y en el alma de los comunicadores.  

Quienes creemos en la importancia de la democracia, del pensamiento libre, de la libertad de expresión, no podemos quedar indiferentes. Hay que evitar el derrame de violencia que trata de dejar a su paso tierra quemada y rabia. Hay que luchar para contrarrestar los odios y restablecer la convivencia pacífica. Hay que desenmascarar a los políticos quienes buscan culpables para tapar sus carencias y utilizan a los inmigrantes como carnada. Hay que evitar que las Iglesias se transformen en lugares donde la fe se torna en intolerancia. 

Es por esto que celebramos la decisión de los protagonistas del show “Mongolia sobre hielo” y fundadores de la revista satírica Mongolia, Darío Adanti y Edu Galán, quienes no se dejaron intimidar por las amenazas de España2000 y decidieron seguir adelante con la presentación de sus shows en Valencia.  

España2000 es un grupo de ultraderecha acostumbrado a abrirse espacios con las amenazas en nombre de un nacionalismo rancio y antihistórico, sobre todo en un país como España que todavía no ha podido cicatrizar las heridas dejadas por la larga dictadura franquista.  Recientemente, siempre en Valencia, con sus amenazas, habían logrado bloquear el show satírico de Dani Mateo. Lo habrían logrado una segunda vez si Adanti y Galán no se hubieran opuesto a la decisión de los directivos del teatro la Rambleta de acoplarse nuevamente a las peligrosas amenazas. Fundamental, en esta ocasión, fue el respaldo de las autoridades nacionales, con el Ministro de Cultura en primera fila, y regionales que ofrecieron protección a los trabajadores del teatro, al público y naturalmente a los dos actores. 

Sin embargo la imagen de la hilera de policías puestos a resguardar un teatro y la libre expresión de un espectáculo satírico, deja un sabor amargo y una profunda indignación.  

A pesar de todo, lo más importante es que hayan podido realizarlo, que el público haya atiborrado la sala la Rambleta ocupando, durante dos noches seguidas, los 700 puestos a disposición, y que la risa haya sido el común denominador de la noche así como lo fueron la crítica irreverente y la reflexión. 

Al finalizar Darío Adanti y Edu Galán corearon con el público su lema: “No pasarán Mongolia no se rinde”. 

Como dijo Adanti en su presentación en Nueva York como huésped de nuestro último Bitter Laughter, y escribió en su libro “Disparen al humorista”, todos podemos expresar nuestro malestar y desacuerdo hacia una tira humorística pero nadie puede exigir su desaparición, porque sofocar el humor significaría sofocar la democracia.  

Consideramos extremadamente importante, en estos momentos, hacer nuestro el lema de Mongolia y decir al unísono “No pasarán”. La información, la cultura, la creatividad, la sátira, son los únicos bastiones que nos pueden ayudar a evitar que se rompa el límite de la democracia y que reviva la pesadilla del fascismo.

Hey you,
¿nos brindas un café?