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kamala harris vicepresidencia
Photo by: Gage Skidmore ©

El despertar de Estados Unidos

La pandemia y la horrible muerte de George Floyd han sido los desencadenantes que han obligado a los norteamericanos a mirarse en el espejo de sus fallas y debilidades. La indiferencia soporífera, alimentada por un crecimiento económico estable y una tasa baja de desempleo, fue sustituida por una gran desazón frente a una realidad que apareció en toda su crudeza. Se volvieron evidentes las profundas desigualdades sociales, los problemas que conllevan sistemas sanitarios y educativos elitistas, la precariedad habitacional y las plagas del racismo y de la xenofobia.

El Covid-19 y la agonía de George Floyd, otro afroamericano fríamente asesinado por un policía blanco, desgarraron el velo tras el cual se esfumaban dolor, sufrimiento, inequidad.

Una infinidad de ciudadanos, de diferentes tendencias políticas, en su mayoría jóvenes, pero no solo está olfateando el peligro de seguir andando por el camino de la apatía y rumbo a un futuro que podría ser aun peor que este presente.

Las elecciones, cada vez más próximas, son un aliciente para aquellas personas que ya no confían en la actitud errática e imprevisible del actual Presidente y piden un cambio que mejore la calidad de vida de todos, garantizando iguales oportunidades de salud, educación y justicia.

Joe Biden, candidato demócrata, esperó hasta el último momento para decidir con quien compartir la Presidencia. Se sabía que iba a ser una mujer y no porque era considerado “políticamente correcto” sino porque, durante las primarias, las mujeres candidatas han mostrado una gran capacidad de análisis, debate y claridad. Ellas son solamente la punta del iceberg de otras muchas quienes ocupan lugares de gran responsabilidad dentro de la administración pública.

El abanico de nombres que tenía en su escritorio Joe Biden iba de la exconsejera de Seguridad Nacional Susan Rice, a la senadora Elizabeth Warren, a la congresista Karen Bass o a la alcaldesa de Atlanta, Keisha Lance Bottoms. Todas ellas tienen un curriculum que hubiera garantizado una buena gestión en calidad de vicepresidenta.

Sin embargo, Biden también sabía que esta vicepresidencia iba a ser particularmente importante no solamente para ayudarlo a ganar las elecciones. En consideración de su edad, 77 años, no sabe si, entro de 4 años tendría la fuerza de presentarse para una reelección. De no hacerlo dejaría el camino abierto a su vicepresidente quien debería tener suficiente carisma y curriculum no solamente para acompañarlo durante este primer mandato sino para competir y ganar las elecciones de 2024.

Finalmente, el candidato demócrata escogió a Kamala Harris, desafiando con ella tres tabúes: ser mujer, ser afro-caribeña-asiática, ser hija de inmigrantes.

Kamala Harris, senadora por California, está acostumbrada a romper techos de cristal. Tras ser Fiscal del distrito de San Francisco fue la primera mujer afro-caribeña-asiática y naturalmente estadounidense ya que nació en Oakland, en llegar a ocupar el puesto de Fiscal General de California.

Es hija de inmigrantes. Su madre, médico, era originaria de India y su padre, quien es catedrático, de Jamaica. Una familia que enseñó a las hijas que no hay metas imposibles, pero que por su condición y sexo iban a tener que luchar con más firmeza y convicción. También les enseñó a llevar con orgullo el color de su piel y a respetar y conocer tradiciones y culturas de sus ancestros.

Kamala Harris con su experiencia garantiza asimismo el respeto de la justicia. Antes de ser senadora fue Ministro de Justicia de California, cargo que administró con gran firmeza. Una de las cualidades que posiblemente apreció Biden en ella, es su moderación. Él sabe que el país necesita reconstruir un tejido social que en los últimos cuatro años se ha deshilachado notablemente. Desea contar con el apoyo de alguien dispuesto a luchar, pero no a dividir.

La candidatura de Kamala Harris es un logro importante para las mujeres, pero, sobre todo es el rescate de los tantos inmigrantes humillados y maltratados, y de los afroamericanos quienes han sido víctimas de innumerables injusticias y en algunos casos han perdido la vida, como George Floyd, por un estúpido sentido de superioridad de algunos blancos. 


Photo by: Gage Skidmore ©

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