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Construir la ciudad – Jesús

Construir la ciudad, deshacerla. Construirla, hacerla nuestra, sentirla en la nostalgia por lo que está siendo, vivirla como nuestra. Una ciudad solo es habitable en la medida en que existe en la imaginación, y ¿cómo va a existir en nuestra imaginación sin novelas, poemas, cuentos, canciones, pinturas, esculturas y fotografías que la tejan? Entonces salimos Diego y yo a edificarla, no La ciudad, no Puebla, sino Nuestra ciudad, Nuestra Puebla: las calles que recorremos, los lugares que a golpe de constancia o de sucesos memorables nos hemos apropiado, atravesados por un eje enorme que también es el eje de la nueva Puebla: la vía Atlixcáyotl. Y para aprender sobre nosotros, el otro, ese espejo infinito en el que nunca termina nuestro re-conocimiento: solo sabemos que tenemos voz porque el eco de nuestras palabras vibra en la respuesta del que tenemos enfrente: existimos gracias al otro. Cuatro personas que también habitan la Atlixcáyotl y que, sin embargo, habitan otra ciudad, viven en otra Puebla. Durante una semana (la misma semana todos), Pablo, Jesús, Erasmo y El tío usaron una cámara desechable, ¿para tomarle fotos a qué? A lo que quisieran. La investigación, aunque siempre inconclusa, nos permite conocer un poco más de nuestra ciudad, o conocernos a nosotros, que al cabo es lo mismo.

 

Jesús

Llegamos puntuales al semáforo. Hace una semana quedamos con Jesús de verlo aquí, donde trabaja como malabarista, a la misma hora. Pero no está. Resignados, al alejarnos, Diego ve del otro lado de la calle unos calcetines coloridos y me lo señala. Cruzo corriendo y Jesús nos saluda con la misma naturalidad que cuando le dimos la cámara. Al irnos lo vemos practicando antes de presentarse ante los coches…

*

La cámara asusta, la cámara espanta. La fotografía es un maravilloso invento del genio humano, pero hay que algo que nos desconcierta. Cuando el espejo se levanta nuestra imagen no solo queda plasmada, sino que puede ser reproducida infinitamente. ¿Acaso no es como un robo? La idea de que el lente se lleva el alma no desaparece de nuestro inconsciente.

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