Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Venezuela
Venezuela

Constituyente, un salto al vacío

No tiene importancia cuántos venezolanos dirá el gobierno que votaron. Su consistencia numérica tiene solo relevancia política y, tal vez, algún efecto psicológico. Lo cierto es que la Asamblea Nacional Constituyente, como dijo el Alcalde chavista Jorge Rodríguez, “es una realidad”. Y nos retrotrae a los años del extinto presidente Chávez o a aquellos en los cuales el gobierno del presidente Maduro no tenía quien se le oponía. El poder absoluto con el que gobernó el presidente Chávez fue el resultado de las debilidades, de los miedos, de la crisis interna y de los errores de Acción Democrática y Copei; el poder ilimitado con el cual espera gobernar el presidente Maduro también es el producto de debilidades, del miedo, de la crisis interna y de errores políticos. Mas, en esta oportunidad, del Gobierno mismo quien convocó el “poder originario” para picar adelante y espantar sus fantasmas. Prefirió el salto al vacío antes que medirse en elecciones generales y renunciar a su arraigada vocación autoritaria.

La elección de la Asamblea Nacional Constituyente, para quienes tienen memoria o se han preocupado por estudiar la historia contemporánea de Venezuela, recuerda el Plebiscito del 15 de diciembre de 1957. En aquel entonces, el sangriento dictador Pérez Jiménez quiso optar por otro período de 5 años. La consulta popular fue la antesala del 23 de enero de 1958, fecha histórica en la cual la sublevación militar, acompañada por la población, devolvió el país por la senda del crecimiento económico. Los venezolanos comenzaron a vivir en democracia; una democracia que, a pesar de sus debilidades y de los errores y excesos de los gobiernos de turno, aseguró bienestar creciente a la mayoría.

Hoy Venezuela está más sola que nunca. La comunidad internacional, que por meses ha pedido al gobierno el respeto de los valores de la democracia y de los Derechos Humanos, ha expresado en las últimas semanas su rechazo al proceso electoral que conduciría a la Asamblea Nacional Constituyente. Y ahora que la Constituyente es una realidad ha decidido no aceptar los resultados. Ya han fijado posición Argentina, Colombia, España. Otras naciones lo harán en las próximas horas y días. Obviamente no faltarán países de la región que, por intereses económicos, tomarán partido al lado del gobierno del presidente Maduro o optarán por no pronunciarse y exponerse; pero, serán una minoría insignificante.

Para Venezuela se abre una etapa difícil de lucha política, de aislamiento internacional y de penuria económica. Seguirán las manifestaciones de protestas organizadas por la Mesa de la Unidad Democrática. La represión arreciará. No pareciera haber otra solución que un “gobierno de transición”; un acuerdo en el cual, para que el País gane, gobierno y Oposición deberán perder algo.

Estados Unidos y la Unión Europea han anunciados sanciones; sanciones que afectarán inevitablemente las exportaciones petroleras, las finanzas de la nación y su capacidad de pago. Otras naciones seguirán el ejemplo. El fantasma del default toca a la puerta. Algunos representantes del gobierno, desde las comodidades del poder, han dicho que los venezolanos podrán morir de hambre, pero nunca dejarán de defender la patria. ¿Y a un gobierno incapaz de asegurar bienestar, trabajo y tranquilidad a la población?

“Cuando el clarín de la patria llama hasta el llanto de la madre calla», dijo la ex canciller de la República y ahora constituyente, Delcy Rodríguez. El “chavismo” al gobierno pareciera estar dispuesto a pagar el precio por su decisión. La pregunta es: ¿lo estará también el resto de los venezolanos?


Photo Credits: Efecto Eco ©

Hey you,
¿nos brindas un café?