No fue difícil para mí encontrarme con la práctica fotográfica. Mi papá tiene una gran colección de cámaras y gracias... Sigue leyendo
Mónica Echegarreta
Siempre he dicho que crecí entre montañas y trementinas. Además de sus profesiones, mi mamá se dedica a la pintura y mi papá a caminar por las montañas. Por eso no hubo polémica cuando les dije que quería estudiar historia del arte. Me gradué en la Escuela de Artes de la Universidad Central Venezuela, lugar donde tuve mis primeras aproximaciones a la investigación sobre teoría e historia de la fotografía, lo que me llevó a interesarme muchísimo más en la práctica. En paralelo, realicé talleres de fotografía en la Organización Nelson Garrido y también cursos en otras instituciones.
Hace casi 3 años atrás decidí mudarme a Bogotá, ciudad donde resido con mi novio y mis gatas, y en la cual he tenido la oportunidad de trabajar en galerías, proyectos investigativos y también asistir a artistas. Actualmente, me encuentro terminando mis estudios de posgrado en Literatura. Mis intereses investigativos giran en torno a los diálogos que existen entre imagen y palabra, específicamente la poesía y la fotografía.
Hace menos de un año atrás, co-creé junto a una compañera una pequeña publicación independiente en formato zine llamada ÉCFRASIS con la intención de formar un espacio de reflexión y difusión en cuanto a las prácticas fotográficas latinoamericanas modernas y contemporáneas; muy pronto saldrá el segundo volumen.
El Ávila ha sido una presencia muy importante en mi vida; por eso lo llevo tatuado en mi pie izquierdo. He tenido la oportunidad, desde muy temprana edad, de caminar por varias montañas y crestas venezolanas. Es algo muy especial, eso de coronar un pico y dejar en senderos las huellas de tus botas. A estas aventuras siempre me ha acompañado mi cámara fotográfica. La verdad es que nunca salgo de mi casa sin la cámara y mis agujas de tejer.