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Arte irrespetuoso

Tras las elecciones de Donald Trump sectores enteros de la sociedad han expresado su rechazo hacia algunas acciones que el neo Presidente decidió poner en marcha. Ríos de manifestantes han llenado calles, avenidas y plazas de casi todas las ciudades del país para defender los derechos de las mujeres, los inmigrantes, el ambiente.

Muchos los artistas que han expresado hondo malestar a través de su creatividad. Han organizado exposiciones individuales y colectivas y a la protesta se han sumado instituciones de grande relieve como el MoMA que ha expuesto obras de artistas originarios de los países incluidos en el decreto presidencial conocido como “Muslim ban”, y el Davis Museum del Wellesley College, de Massachusetts, que ha puesto en marcha la iniciativa «Art-less» tapando con un trapo negro todas las obras y colecciones creadas o donadas por un inmigrante, con el propósito de poner en evidencia el impacto que tiene, en el arte nacional, el aporte de artistas y de coleccionistas que han llegado de distintas partes del mundo. En Nueva York centenares de personas han visitado las colectivas Nasty woman, organizada por Roxanne Jackson y Jessamyn Fiore, junto a la web designer Barbara Smith y al curador Angel Bellaran, o Unnatural Election de la artista Andrea Arroyo.

Arroyo quien, por ser mujer y de origen mexicano, se ha sentido doblemente agredida por muchas expresiones del Presidente Donald Trump, ha reunido en pocas semanas más de 200 dibujos de artistas de todo el mundo quienes compartían su mismo malestar. Nació así la colectiva Unnatural Election que expone la Kimmell Galleries de New York University.

No es la primera vez que Arroyo reacciona de esta manera frente a una situación social y política que le genera dolor y preocupación. Lo hizo para recordar a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, lo hizo con la colectiva Tributo a los Desaparecidos, cuando, tras la tragedia de los normalistas de Ayotzinapa, quiso denunciar las desapariciones forzadas en México y también lo hizo con la colectiva AriZONA Artists Respond to the Immigration Issue cuando, en pleno gobierno Obama, pasó la ley que ha causado un grandísimo número de deportaciones de inmigrantes en Arizona.

La artista mexicano-americana está convencida de que el arte puede cambiar el mundo porque toca fibras profundas de nuestro ser y nos obliga a reflexionar, a contactar con los demás, a romper soledades y a crear solidaridad.

Es su punto de vista, y es su derecho expresarlo. Más aún si vive en un país como Estados Unidos que ha defendido desde su constitución la libertad de expresión y pensamiento como valores fundamentales.

Sin embargo, tras una entrevista de Arroyo para Univisión, el Consejero para la diversidad del Presidente Trump, Juan Pablo Andrade envió un comunicado en el cual decía: Esta artista es obviamente partidaria de Hillary Clinton. Pasa su tiempo presentando a Potus como un racista, un enemigo de las mujeres, un nazi e incluso un Presidente anticonstitucional lo cual es absolutamente irrespetuoso.

Y entonces nos preguntamos: ¿Puede ser tildado de irrespetuoso el arte? Y más todavía: ¿Puede ser el arte respetuoso?

Ambas parecieran cuestiones retóricas ya que el arte es antes que nada una expresión libre, es creatividad y la creatividad no es buena ni mala, puede gustar o no, puede emocionar o irritar, puede tocar fibras muy profundas de nuestro ser o dejarnos totalmente indiferentes.

¿Difiere en algo el arte que encierra mensajes políticos? Una vez más surge otra pregunta ¿Existe una expresión artística que no lanza mensajes políticos, sociales, humanos? ¿Podemos imaginar a un artista totalmente extraño a lo que acontece a su alrededor?

El arte es el medio a través del cual el artista expresa su interioridad; una pincelada, un dibujo, un verso, una música encierran emociones, pensamientos, desilusiones, rabias, alegrías. El artista es antes que nada un ser humano quien sueña un mundo más acorde con su manera de ser, quien vive intensas frustraciones y profundas pasiones y las refleja en su obra.

No necesariamente sus sentimientos, su posición política, su crítica social tienen que coincidir con los de quienes admiran sus obras. Nadie tiene la obligación de ver, leer, escuchar una música que no le gusta pero, más importante todavía, es lo contrario: nadie tiene que crear para complacer.


🇺🇸 Ahora puedes leer este Editorial en inglés: http://bit.ly/2lKf72A

Photo Credits: Scott Robinson

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