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El diario venezolano Tal Cual seguirá asustando

El deterioro de la libertad de prensa en América Latina y el Caribe es una realidad incontestable. Lo muestran, con la crudeza de los números, los estudios que llevan adelante organismos internacionales como Reporteros sin fronteras (RSF), Human Rights Watch, Freedom House y los análisis internos de Universidades y ONG’s locales.

No es un mal del que sufre solamente nuestra región, desgraciadamente son muchos, demasiados, los países en los cuales las profesiones de periodista, fotógrafo, camarógrafo pueden representar un boleto hacia el cementerio.

Según declaración a la agencia AFP del secretario general de RSF Christophe Deloire el deterioro a nivel global está relacionado con “la existencia de guerras de la información y con la acción de grupos no estatales que se comportan como déspotas de la información».

En América Latina y el Caribe la persistencia de los problemas endémicos ligados esencialmente a las asimetrías regionales y a las profundas desigualdades sociales, pone en aprieto a líderes que siguen llenando el aire de promesas huecas, tratan de maquillar la verdad, buscan culpables ajenos, y por lo tanto mal soportan a los que con sus escritos y fotos levantan la alfombra bajo la cual quisieran esconder realidades amargas y difíciles.

El sueño de cada populista es tener el dominio de la información para manipular la realidad a su antojo. Bien entendió en Italia Berlusconi la fuerza de la televisión a la hora de querer lanzarse en política. Y bien lo entendió el extinto Presidente de Venezuela Hugo Chávez cuando decidió cerrar un canal tan popular como RCTV.

Sin embargo, a pesar de las presiones, los medios de comunicación continúan cumpliendo con su misión. Y lo hacen en países latinoamericanos considerados respetuosos de ese rol y en aquellos en los cuales la tarea se torna cuesta arriba. Basta recordar pocos pero importantes casos.

En Argentina, el conductor Jorge Lanata, a pesar de los esfuerzos de la presidenta Cristina Fernádez de Kirchner, ha revelado el entramado de corrupción que rodea los contratos del gobierno con el empresario Lázaro Báez. Y el diario “La Nación” ha llevado a la luz pública negocios ilícitos que involucran presuntamente hasta al vice-Presidente Amado Boudou. En Brasil, los medios nacionales han puesto en aprieto al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, al sacar a la luz pública la red de corrupción que ha sido construida alrededor del coloso Petrobras, y en entredicho la imagen del ex presidente Ignacio “Lula” da Silva, al revelar presuntos sobornos que han llevado a la cárcel algunos funcionarios de la administración anterior.

Según el informe de Reporteros sin Fronteras, en 2014 Venezuela es el país que sufrió el mayor deterioro de la libertad de prensa en América Latina.

Para nadie son un secreto las agresiones sufridas por los periodistas en este país. Agresiones físicas por parte de las fuerzas del orden mientras cubrían las manifestaciones de calles, verbales por parte del fallecido Presidente Chávez y del actual Presidente Maduro, así como por parte de otros altos cargos como el Presidente de la Asamblea Nacional Diosdato Cabello.

Censura y autocensura son pan cotidiano de los que trabajan en medios no alineados con el gobierno y la falta de insumos, las amenazas a los anunciantes, las denuncias vuelven a cada momento más empinado el camino de los comunicadores y de sus editores.

Toda voz disidente molesta pero, obviamente, lo que más molesta es la voz de aquellos periodistas cuya rectitud moral es intachable y la imagen internacional inquebrantable.

Esas son las voces que sueñan con acallar. Y entre esas voces la más fuerte, la que más molestias produce por el poder que tiene sobre cualquier persona, aún las más leales al chavismo, es la de Teodoro Petkoff y toda su redacción.

No voy a hablar de lo que Petkoff ha representado y representa para toda una generación de periodistas y políticos, ni de la admiración sin fisuras que siempre he sentido hacia él. Lo que sé es que Petkoff asusta. Asusta porque es un hombre que goza de una consideración y una estima tan grandes a nivel internacional como muy pocos periodistas y políticos latinoamericanos, asusta porque cada palabra que escribe está dirigida a construir y no a destruir, porque es capaz de meter el dedo en la llaga de gobierno y oposición sin que le tiemble el pulso.

Petkoff asusta porque nunca nadie lo ha podido comprar.

Petkoff asusta porque ha fundado un periódico, Tal Cual, que se ha transformado en la referencia obligada para todos los que desean conocer la verdad alejada de las pasiones que a veces la distorsionan.

Petkoff asusta porque ha logrado crear una redacción de periodistas que tienen su misma ética de trabajo y de vida y, mostrando el gran maestro que es, ha sabido transformar su única voz en una voz múltiple.

No puedo evitar sonreír para mis adentros cuando escucho, por labios también de personas que aprecian a Petkoff, hablar de su edad. Petkoff asusta porque es una de esas mentes que no tienen edad, así como lo han sido periodistas de la talla de Montanelli y Biagi en Italia, dos comunicadores cuya pluma quitó el sueño a Berlusconi durante muchos años, siendo ambos de mucho más edad de la que tiene hoy Petkoff.

Desde hoy Tal Cual entra en una nueva etapa, será semanario y su página web se mantendrá actualizada constantemente. Es verdad, no será lo mismo pero los que pensaron que habían logrado salir de la pesadilla de Tal Cual están fuertemente equivocados.

Petkoff y toda su redacción seguirán asustando.

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