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andres de tovar
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¿Y si estamos todos locos?

Cualquiera que te diga que estos no son tiempos confusos, está muy confundido.
Leí en algún lado, hace mucho tiempo, que la esquizofrenia podría ser -simplificando mucho- una ruptura extrema de la interpretación que tiene el cerebro entre las señales de causa y efecto. Entonces estar loco, puede ser cuestión de una percepción del tiempo distorsionada.  Básicamente la vida como un personaje de Christopher Nolan. ¡Qué divertido!

Llevado a los extremos, es fácil ver cómo esta propuesta puede tener sentido. Intenta explicarle a alguien que te duele el dedo meñique del pie antes de golpearte con la pata de la mesa, cuando en realidad ya te lo golpeaste pero todavía no lo sabes. Pero es de esperarse que desconexiones así -extremas-, sean causadas por desbalances químicos o traumas físicos y psicológicos importantes. Por eso no todo el mundo es esquizofrénico, y por eso gritamos de dolor después de golpearnos con la mesa y no antes.

Estudios recientes, sugieren que la dopamina y la serotonina, dos hormonas normalmente asociadas con nuestro estado de ánimo, tienen un impacto profundo en nuestra percepción del tiempo, acelerando y ralentizando, respectivamente, la velocidad a la que vivimos nuestros días. Antes, cuando lo único importante para la humanidad era la supervivencia, la dopamina cumplía un rol crucial, en primera instancia reforzando la motivación hacia la búsqueda de comida, pareja, refugio y cualquier necesidad básica para la supervivencia de la especie, para luego recompensar el cumplimiento de esos objetivos.

Por eso la comida y el sexo nos hace sentir bien. Y por eso Ikea vende perritos calientes a precios de pérdida en las salidas de sus tiendas.

La serotonina por otro lado, de la forma más resumida posible, nos ayuda a mantenernos zen. Por eso algunos antidepresivos funcionan inhibiendo su reabsorción.

Estudios recientes sugieren que los niveles de serotonina y dopamina comparten una relación que en términos generales es inversamente proporcional, mientras más altos los niveles de dopamina, más bajos parecen ser los niveles de serotonina. Algo razonable si consideras que nuestros ancestros no podían ser zen si querían competir por alimento con un diente de sable. Pero aquí viene el lado oscuro; los niveles altos de dopamina (y niveles bajos de serotonina) parecen estar vinculados con indicadores más altos de agresividad impulsiva, depresión, tendencias suicidas, abuso de sustancias, comportamiento obsesivo compulsivo y más. ¿Suena grave? Lo es.

Antes era sobrevivir, pero hoy ya tenemos eso solucionado, ¿entonces qué hace que suban nuestros niveles de dopamina?  Casi todo; recompensas monetarias, encuentros sexuales, comida, drogas como la cocaína, que similar a los antidepresivos, bloquea la reabsorción de un neurotransmisor, en este caso la dopamina; también las interacciones sociales positivas como reconocimientos (un like) o simplemente rostros sonrientes contribuyen a la liberación de dopamina por parte de nuestro organismo.

A estas alturas de la civilización humana, ya sabemos los estragos psicológicos que pueden causar la persecución ciega del dinero como fuente de felicidad. ¿Se acuerdan de la tía Clotilde todo el día en el Bingo? Las repercusiones de algunas sustancias también las conocemos. Por eso el primo Javier siempre tenía la nariz rara. Y para ejemplo de los problemas que pueden causar la persecución excesiva de los placeres sexuales recordamos al tío Pedro, que se escapaba cuando la tía Clotilde iba al Bingo. Los desastres que puede causar un bucle de retroalimentación de la dopamina en la comida los vemos ejemplificados en la prima Carolina, la mayor, que va por el segundo bypass gástrico.Y  los efectos negativos de la dopamina y las interacciones sociales, que parecen los más inocuos, le tocaron a la prima Adriana, la más pequeña;  ella está todo el día con el celular encima. Quizás la adicción más inocua, pero sin duda la más común. Tenemos acceso las 24 horas del día a una herramienta que de manera inorgánica, nos dispensa una ración de dopamina al instante (con todo lo que conlleva). Normal que pases una hora sentado en el baño viendo Instagram sin notarlo. ¿Tienes la sensación de que los usuarios de Twitter son agresivos? Es posible que no te equivoques, porque muchos usuarios están abarcando sus interacciones con la misma carga mental que se utilizará para pelear contra una manada de hienas.

Quizás no todos nos identifiquemos con la tía Clotilde o el tío Pedro o la prima Adriana o el primo Javier, pero seguro que todos nos identificamos, aunque sea a medias, con Adriana. Adrianita siempre con el celular cerca, Adrianita esperando la próxima notificación, Adrianita un poco demente, Adrianita y nosotros, cada día pareciéndonos más a Guy Pearce haciendo de Leonard.


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