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back to the future
Photo by: Maxim Sinelshchikov ©

Volver al futuro

Si Marty McFly hubiese llegado de verdad (recuerden que Back to the future era una película), seguramente se habría molestado mucho porque, aunque hay por allí algunos prototipos de carros voladores, no es cierto que todos tengamos uno, como sí ocurría en la cinta. Otra de las cosas que le molestaría es el tema de las corbatas, pues nadie usa dos corbatas para ir al trabajo. De hecho, ya casi nadie usa corbata, a excepción de los políticos y banqueros, pero solo la usan porque es un accesorio de los ladrones de cuello blanco.

Es más, si al llegar le da por buscar la patineta voladora y los zapatos ajustables, lo que va a descubrir es que las personas de este milenio son un poco flojillas pues, a pesar de que hace 30 años se anunciaron estas ideas a través de la película, fue hace poco que Lexus desarrolló un prototipo de patineta que flota, es decir, que ni siquiera vuela.

Nike, por su parte, anunció que lanzaría los zapatos para conmemorar la llegada de Marty pero solo se ha visto el modelo en foto. En conclusión: “esta gente dejó para el futuro lo que pudieron hacer hoy”.

Aunque Marty en realidad no viajó al futuro, quien si viajó fui yo. Pues en 1999 me fui a estudiar cine a La Habana y en mi periplo por Cuba todo el mundo me decía (al identificarme como venezolano) lo siguiente: “Óyeme tú” (poner acento del cangrejo de la Sirenita), “como sigan así en tu país las cosas se van a poner colol de hodmiga. Van a hacer cola para absolutamente todo”…

Déjenme decirles con orgullo amigos cubanos que estaban bien equivocados pues, en Venezuela ya no se hace cola para todo, solo para la gasolina, comida, medicina, cauchos… ah sí, y para baterías de carros, pero no son todos, solo la mayoría, ya que otros afortunadamente pueden comprar en bodegones y hasta tienen un Ferrari.

Por cierto, si alguien ve un Delorian mal parado, avísenme dónde está estacionado, para ver si aprovecho el aventón y vuelvo a 1998 y hacemos que gane Irene.


Photo by: Maxim Sinelshchikov ©

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