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van gogh

Vincent

“He intentado expresar con el color rojo y el verde las terribles pasiones de los hombres”, dice Vincent Van Gogh en una carta dirigida a Theo, su hermano. El color es lo que empuja, lo que se sale de los bordes, ¿pero qué color es ese que sale de adentro de los girasoles, de las estrellas, con pincelada violenta, arremolinada, circular? No es ya el color real de las cosas, es el color que surge del trazo grueso y rápido, que surge del estado de ánimo de Vincent que pinta, sí, las terribles pasiones de los hombres, pero no ya una pintura naturalista, que expresa lo real tal como lo ven los ojos. “Me sirvo de los colores arbitrariamente para expresarme de modo más intenso”, afirma Vincent. Pero no el color de los impresionistas, el efecto de la luz sobre las cosas, dicho así de modo científico.

Hay algo más que Vincent quiere expresar con el color, no una impresión de las cosas, sino su fondo, su sustancia interior. La realidad deformada, como él mismo manifiesta: mentiras, pero “mentiras que sean más verdaderas que la verdad real”. Pero la realidad golpea más fuerte, la realidad de los hombres, no los juegos de la luz, lo puramente estético, sino su amor por el campesino, por los mineros, los tejedores, los “desechos de la sociedad” como él mismo decía, se ve reflejado en esa pintura oscura de los comedores de patatas, con colores de la tierra que ellos mismos trabajan, los comedores de patatas en torno a una mesa y una tenue luz. Vincent conmovido los pinta, pero seguirá pintando siempre motivos de campesinos inspirado en Millet, pero también por su sentimiento más profundo de servicio hacia los hombres, su vocación de predicador como cuando se fue a vivir cerca de los mineros.

Pero el color se llenará de luz por influencia del impresionismo, y en obras posteriores se ve campesinos, mujeres, hombres, trabajando campos de trigo, posando con colores más intensos, ocres, amarillos.

Van Gogh entonces expresa la emoción y la ternura a través del color, la pincelada enérgica pinta la realidad más profunda, la sustancia de las cosas. La luz sale de adentro como si estuviesen vivas, como pura energía que dimana del interior de cada cosa. Las estrellas de La noche estrellada, su obra cumbre en el museo MOMA de Nueva York, capta la atención del espectador, lo hipnotizan las estrellas trazadas con pinceladas redondas, remolinos de luz que se reflejan en el lago, ese brillo que sale de una realidad interna. Vincent pinta la realidad más profunda de las cosas, no se conforma con el color como algo decorativo. El color por sí solo es lo verdadero, lo que mana de las cosas tal como lo percibe el artista y expresa en su pincelada furiosa.

Pero Vincent no puede evitar la soledad y ese dolor que arrastra en lo profundo, la soledad total del artista y su frustración por ser una carga para Theo, por sentir lo absurdo de la existencia. Vincent el apasionado por la naturaleza y un sentimiento hacia los hombres que trabajan la tierra; refleja su angustia en trabajar sin parar en numerosas obras que pinta en su corta existencia antes de morir. Si bien es puesto en duda su suicidio, una profunda conmoción lo hundía en esos últimos tiempos cuando concluyó su obra final, que quizá sea la de los cuervos sobre el trigal, se disparó y días después murió llevándose el secreto del color y de la luz. Intenté reflejar ese sentimiento en un poema inspirado en su autorretrato y dice:

Esa tarde lo último que vi
fue el amarillo
no es un color
es eso que sale de adentro de las cosas
espirales de luz que laceran las pupilas
el color quiere salir, y empuja
la piedra en mi cerebro quiere salir, y empuja
las raíces de los árboles, empujan
es Dios quien me corta una oreja.

Esa tarde
arrojé cuervos sobre un trigal
es raro, seguían allí
cuando sonó el disparo.


Photo by: Irina ©

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