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“Vaciar los valores” para crear al hombre nuevo 

CARACAS: La educación siempre ha significado una materia pendiente para cualquier gobierno. A medida que las sociedades van evolucionando educativamente, nosotros vamos como el cangrejo: para atrás.

Los gobiernos Venezolanos ya sean socialdemócratas como los Adecos, los socialcristianos COPEI y ahora también los revolucionarios, al parecer coinciden que mientras menos culto sea el pueblo es mejor. De hecho esta es una máxima que se repite en varios países del mundo.

Recuerdo que cuando estaba en el liceo cursé una materia que hoy en día me parece importante, e incluso me hubiese gustado verla en todo el bachillerato. Estoy hablando de “Educación Familiar y ciudadana”. Esta asignatura constaba de varios módulos que a lo largo del año te documentaban acerca de la constitución y de otras leyes que te permitían estar informado de cuales era tus derechos ciudadanos. Hasta allí todo bien.

El problema: solo tenía doce años y “NPI” (Ni P Idea) de lo que se me estaba hablando. Lo que le venía perfectamente bien a los héroes de los cuarenta años de democracia que gobernaban el país en ese entonces, pues, cumplían con su deber. Dándonos “migajas” educativas, para estar tranquilos con su conciencia mientras seguían robando al país.

Fue entonces cuando llegó la revolución, y con misiones como la Robinson y la Rivas brindaron a una gran parte de la población, que antes estaba excluida, la posibilidad de educarse, eso sí, con adoctrinamiento incluido. La novedosa formula les permitió culpar al imperialismo y a la oligarquía de los males del pueblo y los desaciertos gubernamentales. (En cuanto a lo del imperialismo no estaban tan equivocados, ejemplos en la historia hay muchos).

Esta educación revolucionaria fue mutando y luego de crear las misiones, se puso como meta crear al “hombre nuevo”,  y lo hizo con una frase que aún hoy me genera ruido: “Vaciar los valores para crear al hombre nuevo””. ¿Por qué me hace ruido? No me considero un botellón de vino, o una caja de dulces para que me vacíen, pero aún más importante es: Y si me vacían, ¿con qué me van a rellenar?

No hay posibilidad de resistirse a ser vaciado, pues es una ley obligatoria, ósea, te guste o no serás “un hombre nuevo. Este hecho es algo que agobia a muchos padres antes del inicio de clases, pues uno no sabe con qué se va a encontrar. Y si no nos involucramos en la educación de nuestros hijos, reforzando los valores en casa, nuestros hijos podrían convertirse en una especia de robots. 

No podemos olvidar que a los gobiernos (a este y a cualquiera), les conviene tener gente no muy preparada, para que no conozcan sus derechos y no puedan reclamar. Es tarea de todos los padres reforzar la educación y los valores familiares.

Feliz regreso a clases.


Photo Credits: Kevin Dooley

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