Somos una revista independiente que sobrevive gracias a tu apoyo. ¿Quieres ser parte de este proyecto? ¡Bríndanos un café al mes!
Vista del interior de la iglesia de Bordón, desde el coro
Vista del interior de la iglesia de Bordón, desde el coro

Uno de los grandes enigmas del mundo medieval: Templarios en el Nuevo Mundo

La Orden del Temple, creada en 1118 a iniciativa de san Bernardo de Claraval, sigue inmersa en numerosos enigmas, y uno de ellos es, sin duda, la vinculación de estos caballeros, ataviados con túnica blanca decorada con una cruz patté roja en su pecho, con el Nuevo Mundo, es decir, el continente americano. No se han encontrado todavía testimonios escritos que lo confirmen, pero sí está demostrado, a través de las evidencias, que los templarios no sólo habían estado en América, sino que asimismo conocían las mejores rutas de navegación para alcanzar las costas orientales del Nuevo Mundo, a través del Mar de las Tinieblas (Océano Atlántico). Destacaremos a continuación algunas de estas interesantes evidencias.

—===ooo0ooo===—

Fue en la madrugada del 13 de septiembre del año 1307, cuando la escuadra templaria, fondeada en el puerto de La Rochele, en la costa atlántica de Francia, levó anclas y partió con rumbo desconocido. Un total de 44 barcos y 2.450 caballeros desaparecieron del mundo, perdiéndose entre la bruma del Mar de las Tinieblas. Unos dicen que parte de esta flota se dirigió a Escocia, de donde surgiría más tarde la capilla de Rosslyn, al sur de Edimburgo; otros, que parte de estos barcos orientó sus proas hacia Portugal, en cuyo país el monarca Joao I los recibió con toda clase de honores, y les concedió un territorio que, con el tiempo, se llamaría “El Temple”, con la ciudad de Tomar como referencia; y otra parte de esta flota atravesaría el Atlántico, alcanzando las costas del Nuevo Mundo.

 

Monumental portada de la iglesia de Gandesa
Monumental portada de la iglesia de Gandesa

Un mes más tarde –el 13 de octubre- el monarca francés Felipe IV “el Hermoso” ordenó la detención masiva de los caballeros del Temple; era viernes, y de ahí el dicho de “Viernes 13”, como algo fatídico, jornada maldita y día de mala suerte.

Y el 21 de noviembre de aquel mismo año (1307) el pontífice Clemente V -forzado por las presiones del monarca francés, quien le había amenazado, si no lo hacía, con crear un cisma en el seno de la Iglesia católica, por la bula papal Pastoralis Praemeninciae-, ordenó a todos los príncipes cristianos arrestar a los templarios en sus feudos y encomiendas, basándose en una lista de trece falsos cargos acusadores, como justificación hacia la sociedad. Y desde este momento, hasta la muerte en la hoguera del último gran maestre del Temple, Jacques Bernard de Molay, ocurrida el 18 de marzo de 1314, fueron asesinados centenares de altos cargos de la Orden, así como de caballeros y demás miembros del Temple.

Friso del lado izquierdo de la portada de la iglesia de Gandesa
Friso del lado izquierdo de la portada de la iglesia de Gandesa

Cuando en 1492 Cristóbal Colón estuvo en Portugal consultó algunos de los valiosos documentos conservados de los templarios, en los cuales estaban detalladamente descritas las rutas más aconsejadas para atravesar el Atlántico y alcanzar las Indias Occidentales. Por ello, cuando ofreció a la reina Isabel la Católica el proyecto, en La Rábida (Huelva), no tenía la más absoluta duda de lo que iba a hacer, y tampoco durante la travesía, en la cual, además de superar varias rebeliones, en ningún momento cambió la ruta de navegación, aprovechándose de los vientos alisios, en la ida, y de las corrientes cálidas del Golfo de México, en el regreso. Además, los indios tahínos de la isla de la Española (actual República Dominicana y Haití), lejos de atacar al almirante, se postraron de rodillas en las playas, al ver ondear al viento las cruces templarias grabadas en las velas de las carabelas.

 

Detalle de la decoración de la bóveda de la iglesia de Bordón
Detalle de la decoración de la bóveda de la iglesia de Bordón

 

El cortejo de Gandesa

Gandesa, la capital de la comarca catalana de la Terra Alta, al sur de Tarragona, es una población de 3.220 habitantes; su iglesia parroquial está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, que, como numerosas otras edificaciones del pueblo, son de origen templario. En su fachada, realizada dentro del más puro estilo románico de la Escuela de Lérida, el visitante que absorto al contemplar su monumental portada en archivoltas (arcos en degradación), donde las representaciones simbólicas de conceptos arcanos, así como las escenas colectivas de danzas, nos hacen evocar la tradición celta; el friso que se desarrolla sobre los capiteles está formado por personajes que llevan en su pecho grabada la cruz patté templaria; pero lo curioso es que los rostros de estas personas no son europeos, sino que se perfilan en ellos una clara e incuestionable connotación de las etnias autóctonas de pueblos sudamericanos.

 

El Pantocrator de la bóveda de la capilla de Santa Lucía
El Pantocrator de la bóveda de la capilla de Santa Lucía

Esta iglesia fue construida por los templarios a mediados del siglo XIII y, aunque haya sufrido posteriormente algunas notables reformas a lo largo de los tiempos, su fisonomía se mantiene, siendo su portada una de las más interesantes del arte románico de transición. Esta villa estuvo estrechamente relacionada con el Temple, como lo confirman algunos de sus monumentales edificios; además de la iglesia parroquial, se conservan: “Ca la Vila”, inmueble anexo a la iglesia, junto a la plaza porticada; el Palau del Castellà, donde tenía su residencia el comendador templario; parte del recinto amurallado y algunas torres de defensa. A la entrada de la población, una escultura dedicada a los caballeros templarios da la bienvenida a los visitantes.

Recordemos que esta población fue la sede del poder administrativo, judicial y económico del Temple en las Tierras del Ebro catalanas. En Gandesa tuvo lugar, el 15 de enero de 1267, la asamblea de agricultores de la Terra Alta, fruto de la cual se firmó la Carta Delmària, a iniciativa de los templarios y con la presencia del maestre provincial Guillem de Montanyana. Por lo tanto, el peso socio-cultural de esta población en los siglos medievales, gracias a los templarios, fue notable, y no sería nada extraño que hasta aquí llegaran algunos grupos de indígenas de pueblos precolombinos, procedentes del Nuevo Mundo en embarcaciones templarias que desembarcaran en el influyente puerto de Vinaròs (Castellón), cuyos rostros sirvieran de modelo para los maestros escultores de la portada de la iglesia.

 

La Rosslyn hispana

Al norte de la comarca del Maestrazgo, en la provincia de Teruel, se encuentra uno de los pueblos más interesantes de la geografía europea relacionada con los templarios. Se trata de Bordón, pequeño núcleo de 115 habitantes, cuyas casas están acurrucadas, a modo de pesebre, en torno a su iglesia parroquial. Esta iglesia, levantada sobre un cruce de cinco venas de energía telúrica, está relacionada con el fortuito hallazgo de un pastor de una Virgen negra, en el interior del tronco de una encina; por ello se la bautizó con el nombre de “Nuestra Señora de la Carrasca”. Cuenta la leyenda que, ante el repetido intento de trasladar la imagen al vecino pueblo de Castellote –que es donde se hallaba la encomienda del Temple- y de regresar siempre milagrosamente al punto de partida, las gentes no dudaron en levantar, a iniciativa de los templarios, junto al árbol sagrado una modesta ermita que luego se convertiría en la iglesia que vemos en nuestros días. Era el año 1212. La imagen actual, que domina el altar mayor, es una réplica, porque la original fue destruida en 1936 durante la Guerra Civil española.

Numerosos historiadores e investigadores coinciden en llamar a la iglesia de Bordón la Rosslyn hispana. Son numerosos los elementos esotéricos que flotan en la atmósfera de esta iglesia. Partiendo de que se construyó sobre cinco venas de energía telúrica; una de las más altas del mundo. A comienzos del siglo XIV los templarios, conscientes de la fuerza y energía del lugar cuando construían la actual iglesia, desplegaron en Bordón una frenética actividad cultural, decorando el interior con unas pinturas que conmueven y sobrecogen todavía más a medida que vamos interpretando sus símbolos. Por sus singulares características, muchos de estos símbolos guardan unas estrechas analogías con los existentes en la capilla escocesa de Rosslyn.

Monumento a un caballero templario, a la entrada de Gandesa
Monumento a un caballero templario, a la entrada de Gandesa

Las paredes y el cielo de la bóveda de la iglesia de Bordón están decorados con extraños frescos que, observados de forma general, no llaman la atención, pero que, analizados individualmente, parecen querer desvelar y mostrar a quien desea ver lo que podría haber sido una guía esotérica para alcanzar un tipo de trance.

La etapa siguiente, la partida del viaje, es más compleja. Sabemos que en algunas religiones y culturas se utilizan sustancias alucinógenas. Sin embargo, otro de los disparadores de este trance es la utilización de sonidos. ¿Pero qué sonidos son los más favorables para conseguir este estado?

Existen determinadas frecuencias audibles que desatan estos estados de tensión en nuestro organismo. Estas frecuencias tienen otra particularidad: aplicadas a una lámina metálica cubierta por fino polvo, forman unas figuras geométricas, denominadas figuras de Chladni en honor al físico alemán Ernst Chladni (1756-1827), considerado el fundador de la acústica y de la investigación moderna de los meteoritos. Este científico, formado en la universidad de Leipzig, fue el pionero en aplicar los patrones geométricos formados en una fina base de arena, depositada sobre una placa de vidrio o metal, vibrando a frecuencias diferentes, para conseguir las llamadas “figuras de Chladni”; placas que constituyen toda una experiencia que permite visualizar ondas sonoras sobre un material, consecuencia de estas vibraciones que se transmiten por una placa metálica.

Precisamente, en la zona izquierda del interior de la bóveda de la iglesia de Bordón aparece representada una imagen que podría estar relacionada con los efectos de unas ondas sonoras, consecuencia de las vibraciones de una lámina metálica envuelta en polvo blanco. Al igual que en la capilla escocesa, una imagen nos da la pista de cómo deben interpretarse estos símbolos pictóricos; si en Rosslyn es un ángel, el que nos da la clave para alcanzar esta dimensión, y también la representación del maíz, alimento que nos llegó de América, como todos sabemos, en Bordón aparece la imagen de una santa –concretamente santa Cecilia, patrona inspiradora y protectora de los músicos, cuya fiesta litúrgica se celebra el día 22 de noviembre- marcando las notas sentada ante un órgano.

Imaginemos a un grupo de monjes en el interior de la iglesia apoyados en sus reclinatorios e inmersos en un fuerte aroma de incienso en la sagrada atmósfera del templo, mientras comienzan a sentir las notas del órgano, cuyo sonoro instrumento transmite una nota larga y potente que envuelve a quienes allí se encuentran bajo una profunda meditación.

 

Como sabemos, estos sonidos favorecen la meditación, abriendo una ventana en las mentes de los devotos; con esta imagen, que también aparece en otro fresco pictórico, se daría paso a la meditación. Y a partir de aquí, todos los dibujos cobrarían un significado coherente. Los preciosos frescos de la iglesia de Bordón son, por lo tanto, la mejor guía para que los no iniciados pierdan el miedo a traspasar el tenebroso umbral de lo físico y alcanzar la otra dimensión, lo desconocido.

Como un pequeño Grial, estas imágenes nos envuelven en el interior del templo, esperando que las interpretaciones y la imaginación del visitante, o el devoto, busquen y encuentren un significado, o simplemente este se deleite admirando su belleza.

En la iglesia de Bordón, los caballeros iniciados del Temple interpretaron la nota del Diablo. Se trata del sonido prohibido que mantiene las cimáticas, que queda reflejado y nos permite entrar en estados alterados de conciencia cuando esa energía entra dentro de una persona iniciada.

 

La Tau, la cruz mas sagrada del Temple
La Tau, la cruz mas sagrada del Temple

El trítono es un sonido metálico que, en los siglos medievales, la Iglesia católica creía que, al interpretarlo, el Diablo entraba en escena, a través de un intervalo musical llamado de cuarta aumentada o de quinta disminuida. Se identificaba al trítono como “Diabolus in Musica” o la “Nota del Diablo” debido a la fuerte tensión que genera en quien la escucha, al tratarse de un sonido desagradable al oído, que impacta en el equilibrio de la persona y genera un miedo inmediato. Es preciso pensar que, en la Edad Media, artes como la escultura, la música o la pintura debían estar relacionadas con algo bello, divino, por lo que no tardó en considerarse que estos sonidos tan estridentes debían estar estrechamente relacionados con una invocación a la Bestia y la consecuencia atracción al Maligno.

Vista parcial de la fachada de la iglesia de Bordón (Teruel)
Vista parcial de la fachada de la iglesia de Bordón (Teruel)

Pero la iglesia de Bordón esconde otros muchos secretos. En la capilla de Santa Lucía, al lado de la Epístola, vemos en su clave de nervios del techo la representación de un Pantocrátor que sostiene un mapamundi, donde se muestra nítidamente esculpido el contorno del Nuevo Mundo (llama la atención que esta escultura fuera realizada a comienzos del siglo XIV); por lo tanto, cerca de dos siglos antes que Colón alcanzara las costas de América…

Ante toda esta riqueza de elementos, es fácil pensar que esta humilde iglesia, perdida entre las montañas del Maestrazgo turolense, fuese elegida por los templarios para llevar a cabo no sólo la vela de armas de sus caballeros, los cuales debían de superar las pruebas de las imágenes y de los sonidos del interior del templo; también los futuros maestros del conocimiento –magos- tenían que pasar otras pruebas, como es la del aislamiento, silencio y oscuridad dentro de una pequeña sala que, a modo de cripta aérea, se halla en el interior del campanario en la clave que domina la bóveda de piedra aparece representada la Tau, la cruz más sagrada para los templarios.

Para los amantes del esoterismo templario, recomiendo la lectura de: “La mitología templaria” (La obra más completa sobre la orden del Temple), editada en España por Diversa Ed.

Hey you,
¿nos brindas un café?