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Una crónica de Parasite o los mil olores del burgués

Parasite (2019), película coreana de Bong-Joon-ho. Hace unos días tuve la oportunidad de mirar esta obra maestra de Bong-Joon-ho que pasará a la historia por ser la primera película coreana en lograr la Palma de oro en Cannes y el primer film en lenguaje no inglesa en ganar el premio a mejor largometraje en los pasados Oscars. Fue en Fort Collins, Colorado, en un cine alternativo, The Lyric, con una IPA en la mano, rodeado de jubilados burgueses. Mirar una película es un evento en sí para mí. Trato de comprender todo lo que me rodea, quienes son mis compañeros de butaca, por ejemplo. En este caso, jubilados burgueses liberales votantes de Bernie Sanders, bien intencionados pero que tienen una idea distorsionada del mundo fuera de los Estados Unidos o en los mismos Estados Unidos. Luego de terminada la película me refugié en el bar del cine y escuchaba una conversación donde uno de los jubilados, le recomendaba a alguien que estaba entretenido en su laptop, de la necesidad urgente de ver la película coreana porque retrataba muy bien lo que era el capitalismo. Intervine en la conversación, así el hipster podía seguir enfrascado en su laptop. Le dije a la jubilada que me había gustado mucho la película, pero por otras razones, opuestas a la de la gran mayoría. Le comentaba que había visto y estado en alguno de esos semisótanos no en Seúl, sino en Boston en mis años de estudiantes graduado, de que en NYC había personas que alquilan baños para dormir o una habitación por la mitad de un día o un closet en algunos microdepartamentos, que la realidad retratada en la película existe en este país, pero somos renuentes a verla o experimentarla, ni siquiera entenderla.

Le pregunté qué entendía por pobreza. ¿Qué es ser pobre para usted? No supo darme una respuesta. Yo le aclaraba que hay pobreza material o económica que era la única que es comprensible en los Estados Unidos. Tienes plata o no. Es así de simple en Yanquilandia. Le afirmé con contundencia que los Kim no eran pobres. No son pobres. Le expliqué que había que diferenciar entre una pobreza económica y una riqueza en términos de ideales, de educación pequeña burguesa. Marx pasaba hambre en Londres, pero no era pobre como un obrero de una fábrica textil. Lo mismo con Lenin o con la pequeña burguesía rusa revolucionaria que tal vez comía cebollas crudas o asadas todos los días, pero que no era pobre como lo podía ser un campesino ucraniano. ¿Usted cree que algunos de los campesinos de Colorado, saben qué es Oxford? ¿O tienen un conocimiento sofisticado de arte, lenguas extranjeras o sus hijos son amigos de jóvenes universitarios de las universidades top del país?. ¿Qué es ser pobre? ¿Los Kim son pobres como los pobres de la India, los cuales retrata Cortázar en sus cartas que hacen referencia a su encuentro con ese otro mundo, totalmente distinto al occidental?

Mientras andábamos aquella noche por el bazar de Bombay, mirábamos a los mendigos en el suelo. Tirados en plena calle, entre gritos, timbres de bicicletas, bocinas, zapatos y sandalias a cinco centímetros de sus manos, de sus caras, de sus piernas, dormían.

Si mantenemos la idea de que los Kim son pobres, ¿que serían los mendigos de Bombay, Lima, México, Nueva York? ¿Hay un nivel más bajo de pobreza? Después de mirar Parasite me quedaron muchas, demasiadas preguntas. Siento que el dinero nos ha empobrecido, nos ha llenado de una pobreza espiritual terrible, terrible, el dinero y el amor por lo material que no sea el conocimiento nos ha hecho verdaderamente pobres y nos roba el sueño, por eso necesitamos pastillas para dormir. Me considero un materialista, sí soy materialista, pero soy materialista de árboles, de sol, del sonido del agua, del olor del pan recién hecho que ha nacido de mis propias manos y que amaso hasta darle una diferente materialidad, recordando que el pan es un ser vivo como tú, como yo.

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